La idea de Kelsen podría parecer -vía Pilato- una mera extravagancia teórica; pero, por desgracia, su escepticismo apunta al propio corazón de las democracias occidentales, también de la nuestra
“Renuevo por lo tanto el llamamiento a los responsables de la industria de los medios y a los agentes de la comunicación social, a fin de que salvaguarden el bien común, respeten la verdad y protejan la dignidad de la persona y de la familia”
Parece indiscutible que si los cristianos fuéramos enteramente coherentes con nuestra fe, el mal del mundo disminuiría muy considerablemente
"Los totalitarismos no han desaparecido; se han vuelto más sofisticados (...). Lo más novedoso es que se expanden sin que los ciudadanos se percaten fácilmente de ello"
"Los laicos tienen que tomar una conciencia renovada de su misión particular en el seno la única misión de la Iglesia y de las exigencias espirituales que conllevan para su propia vida"
Entrevista con la catedrática de Teoría de la Comunicación, María Rosa Pinto
Una “fuerza tranquila” de gente corriente pide políticas familiares coherentes
«La verdadera laicidad es algo positivo que garantiza un espacio de neutralidad en el que germina el principio de libertad religiosa y de libertad de conciencia».
“Hoy la sensación generalizada del mundo globalizado es de insatisfacción, frustración, miedo, impotencia, egoísmo, soberbia. Cuanto más nos ofrece la sociedad de consumo, más grande es el vacío espiritual o la búsqueda permanente de la gratificación instantánea que nos ofrece el mundo exterior”
La objeción de conciencia puede ser invocada tanto por los padres de alumnos como por los profesores

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