Hace 34 años, Gustavo Zerbino fue uno de los 16 supervivientes del accidente aéreo de los Andes donde murieron 29 personas. Suya fue la decisión más dura que puede imaginar un hombre: comerse a sus compañeros para poder seguir vivos. Ahora cuenta su experiencia.
Ahora que han pasado 34 años, ¿si estuviera en la misma situación, volvería a plantearse esa decisión que hizo que sobrevivieran o por el contrario adoptaría otra medida para sobrevivir?
Haríamos exactamente lo mismo. Tal vez empezáramos antes a comer para que se pudiera salvar alguien más.
Habiendo jugado contra ti en Córdoba (Arg) a posteriori del accidente doy fe de tu actitud y fortaleza espiritual dentro de la cancha para cargarte al hombro , siendo el más veterano, ese equipo de chavales de tu club siendo un ejemplo a seguir. Ahora mi pregunta... ¿entiendes que el rugby como forma de vida no fue lo fundamental para que podáis superar semejante situación? Un saludo y a seguir empujando este maravilloso scrumn de la vida.
Córdoba fue la segunda ciudad a la que fuimos a jugar al rugby después del accidente. El rugby fue una de las filosofías de vida que más nos ayudó a enfrentar la adversidad, empujando cómo si fuera un scrumm. Un abrazo grande a ti y a todos los hermanos cordobeses.
Bienvenido Gustavo, después de tantos años me llama siempre la atención una pregunta: De verdad estabais convencidos de que Nando y Conessa lo iban a conseguir, o realmente no lo creías? Vizintin, que los acompañó, qué sensaciones os transmitió? Gracias
En la primera expedición con Numa y Daniel ya habíamos subido esos picos y sabíamos que había que caminar como 100 kilómetros por la montaña. Confíamos plenamente que con el equipo que llevaban sacos de dormir, bastones, lentes, guantes y suficiente comida con la ayuda de Dios era difícil, pero no imposible.
Hola Gustavo! He leído mucho sobre vuestra experiencia y tengo una pregunta que hacerte: Después de tantos años piensas todos los días en lo que pasó, o has conseguido hacer una vida normal y solo considerarlo como un accidente más que puede sufrir cualquier persona? Gracias
Gracias a Dios, nunca pienso ni he tenido pesadillas en relación a la montaña. Sólo me quedaron las enseñanzas de amor y solidaridad que aprendimos con nuestros amigos que viven física, mental y espiritualmente dentro de nosotros.
Hola Gustavo, te admiro profundamente y te agradezco tu presencia. Dinos por favor, ¿cómo debemos encarar la vida cuando todo se viene abajo y no hay lugar para la esperanza? ¿Cómo podemos sobrevivir a nuestros propios Andes?
La esperanza es la hermana menor de la fe. Sin ella, nada es posible. Frente a la adversidad, sólo nos queda aceptarla y a partir de este instante transformaremos los problemas en oportunidades.
¿El sufrimiento psicológico de ver como pasan semanas y semanas atrapados en la montaña llegó en algún momento a ser más insoportable que los dolores físicos? Gracias. De Patipante.
El dolor es físico e inevitable, pero lo podemos relativizar. 40º bajo cero es mucho frío, pero 30º es mucho mejor. El sufrimiento es mental, es repetir una y otra vez algo que ya ocurrió y que no podemos modificar; pero el sufrimiento es optativo, puedo poner otra imagen en mi mente y dejar de sufrir.
Habéis conseguido volver a ser las mismas personas de antes del accidente?
Todos los días cuando me despierto soy distinto que ayer. El accidente fue una experiencia en mi vida, pero no es mi vida. Le agradezco a Dios todo lo que me tocó vivir y espero que me siga acompañando como hasta ahora.
En primer lugar quisiera saludarle y agradecerle su visita a España. Mi pregunta es la siguiente...Una experiencia como la suya y la de sus compañeros, en los Andes, rodeado de hielo, sin posibilidades de sobrevivir... le acercó más a Dios...según ha manifestado en varias conferencias...pero qué Dios...¿El Dios de los cristianos... ? ¿El Dios de los judíos...? ¿El Dios de los musulmanes...? ¿El Dios de todos los hombres y mujeres que pueblan esta tierra? Gracias
En la cordillera cada uno de nosotros se encontró con su Dios. Un Dios bondadoso que nos protegía cuando le pedíamos fuerzas para seguir soportando lo imposible. El Dios que conocimos era amor, solidaridad, entrega incondicional, vocación de servicio, era acción pura. Cuanto más nos golpeábamos, más nos queríamos. De lo contrario, nos hubiéramos muerto todos congelados.
¿Qué pensó cuando se vio retratado en la película ¡Viven!?
La película es una versión cinematográfica que dura una hora y media y es imposible reflejar lo que vivimos durante 73 días, 45 personas. La película es un entretenimiento. Lo único real es la escenografía, la caída del avión, la avalancha. Los hechos reales están relatados en el libro 'Viven' o en 'El milagro de los Andes'.
Hola Gustavo, desde la suiza y uruguayo como vos, un abrazo grande y la pregunta es si entiendes que ser un equipo de Rugby, un deporte esencialmente colectivo, tuvo que ver en su comportamiento posterior...y de entre casa... El Uruguay está en el buen camino...? lo dicho un abrazo y aguante el Prado..chauu
Ser uruguayo fue un factor fundamental. En nuestro país nadie es más que nadie y la solidaridad la aprendemos en la calle. El rugby contribuyó mucho a luchar juntos como un equipo. Un abrazo grande de un charua a otro del Prado.
Hola: ¿cree que existe una desorientación en lo valores en la sociedad actual? Es decir, dar importancia a cosas que realmente no la tienen. Gracias y un saludo
Hoy la sensación generalizada del mundo globalizado es de insatisfacción, frustración, miedo, impotencia, egoísmo, soberbia. Cuanto más nos ofrece la sociedad de consumo, más grande es el vacío espiritual o la búsqueda permanente de la gratificación instantánea que nos ofrece el mundo exterior.
¿Sigues valorando las cosas pequeñas de la vida (una ducha, una botella de agua en la nevera...) tanto como cuando os rescataron? ¿Sigues manteniendo ese espíritu? Gracias
Como todos los seres humanos, nos olvidamos rápidamente del verdadero valor de las cosas y nos damos cuenta en su verdadera dimensión cuando las perdemos o las estamos por perder. Todos los días antes de levantarme le agradezco a Dios por todo lo que me ha dado y le pido fuerzas para enfrentar un nuevo día.
¿Ha tenido algún problema con la Iglesia Católica o con alguna otra por la decisión tomada en esos momentos?
Me siento totalmente orgulloso de las decisiones que tomamos. Inicialmente las autoridades de Chile tratando de protegernos por todo lo que habíamos vivido no dijeron que no era necesario contar cómo habíamos sobrevivido. Decidimos esperar para comunicar la verdad al estar frente a nuestros familiares y amigos, ya que no había nada que ocultar. La Iglesia Católica, el Papa, nunca nos condenó. Y siempre nos apoyó, lo mismo que los familiares, que nuestros amigos y la sociedad en su conjunto.
Hola. Lo primero enhorabuena por haber salvado la vida y afrontarlo de manera tan positiva. La pregunta: tras haber volado bastante, llevo 4 años sin coger un avión, porque el solo hecho de pensarlo me da pánico (literalmente). ¿Cómo lo hace usted después de una experiencia tan fuerte? ¿En qué piensa o qué hace cuando está a 10 Km. del suelo para llevar bien el vuelo? Muchas gracias y un saludo, Edi Miranda
Hoy por mi trabajo permanentemente me tengo que transportar en avión. Hago las valijas diez minutos antes, entro por un tubo y salgo por otro. Durante todo el tiempo que transcurre el viaje leo, como, duermo y trato de pensar que estoy en cualquier otro lado menos en el avión. Todo va bien hasta que agarramos una turbulencia. Si el avión se mueve mucho, me pongo los auriculares, cierro los ojos y pongo un rock pesado para hacerle cuenta que estoy bailando en una disco. Hasta ahora me ha funcionado. Espero que siga siendo así.
Estimado Gustavo, ¿cuál ha sido la pregunta más difícil de contestar desde que ocurrió le trágico accidente? Un saludo desde Tokio
No hay ninguna pregunta difícil de contestar ya que no tenemos nada que ocultar y no tengo nada de lo que me arrepienta.
¿De que se habló la noche del 22 de diciembre 72, acurrucados en el Fairchild, tras haber sido rescatados algunos de sus compañeros y esperando la llegado de más helicópteros el día 23? Con admiración de Cornucobillas Tacho.
Uno de los rescatistas que durmió con nosotros dentro del fusilaje del avión, un ser humano extraordinario, Sergio Díaz, nos contó que el mundo entero estaba pendiente de nuestra supervivencia y que consideraban que era un milagro. Nosotros no entendíamos porqué era tan extraordinario lo que habíamos hecho, ya que lo único que habíamos hecho era tratar de vivir. Habíamos perdido la dimensión de la sociedad de consumo que nos había abandonado, nos había dado por muertos.
Antes de nada quiero transmitirle mi más sincera admiración por haber sobrevivido a semejante tragedia. He leído un poco sobre lo que pasó allí y he visto la película que se hizo basada en los hechos, ¿cree que el espíritu de supervivencia en esas situaciones está incrementado en gente que está acostumbrada a sufrir?, por ejemplo el sufrimiento físico al que está acostumbrado un deportista. Muchas gracias por esa lección de superación y saludos.
Ser deportista ayudó, pero no fue lo más importante. En la montaña de nada servía quejarse; por más que lloráramos, gritáramos, no íbamos a salir de ella. Nuestros amigos no iban a revivir. Aceptar la realidad que vivíamos nos ayudaba a, en vez de ver problemas, centrarnos en las posibilidades. Nuestra actitud permanente era 'A Dios rogando, con el mazo dando'. No hay que pedirle a Dios que te traiga los helicópteros, hay que irlos a buscar.
Hola Gustavo. Me gustaría preguntarle si fue usted exactamente quien tomó la decisión de comerse a sus compañeros, si fue una decisión de grupo o cómo surgió. También me gustaría saber cómo reaccionaron el resto y qué cree que hubieran pensado los que ya habían muerto acerca de su acción. Quisiera también preguntarle si colaboraron en la escritura del libro y en la elaboración de la película y cómo se ven reflejados en ambos. GRACIAS.
La decisión la tomamos todos. Hasta que no estuvimos todos de acuerdo no comenzamos. Al principio fue muy difícil, pero al otro día se había transformado en el hecho más normal.
Hola Gustavo, hace algún tiempo proliferaron una serie de teorías alternativas sobre lo que realmente pasó, cuestionando la versión que ustedes contaron. A usted ¿le afectaron esas fabulaciones? Un saludo. Ricardo.
A nosotros no nos afecta las teorías que pueda haber sobre los hechos. Estamos convencidos de que la realidad es conocida por todos y con ella las personas pueden hacer lo que quieran.
Hola Gustavo, yo lo que quería saber es si los supervivientes seguís en contacto, y cómo es vuestra relación, después de una experiencia tan extrema. Muchas gracias. Belén.
Vivimos en el mismo barrio, en el mismo país. Nuestros hijos van al mismo colegio y tenemos una experiencia única que nos unirá para siempre. Nos queremos y nos peleamos, como el perro con el gato, y a los cinco minutos salimos caminando abrazados como si no hubiera pasado nada.
Hola, Gustavo. De vuestra inmensa historia me impresionó sobre todo los días que estuvisteis atrapados en el Fairchild tras la avalancha. Da la sensación que las cosas no podían ir a peor. ¿Puedes hablarnos de la agorafobia que pudisteis sentir en medio de la montaña y de la posible claustrofobia atrapados en el fuselaje? De Roticoco.
No me acuerdo, ni me quiero acordar de ninguna de las cosas que me preguntas. Gracias a Dios, estoy de este lado diciendo que todo es posible cuando en vez de quejarnos agradecemos la oportunidad de elegir cuál de nuestras acciones agregan valor y sirven para algo.
Buenos días: ¿realmente es comparable la experiencia vital que vivió con las experiencias empresariales que pueda enseñar? Un saludo.
En la vida, en las empresas, los seres humanos permanentemente tenemos que manejar la incertidumbre, enfrentando miedos y situaciones que resolver. Lo importante es enfrentar todos los momentos utilizando nuestro máximo potencial físico, mental y espiritual. Primero definiendo cuál es el resultado que queremos obtener y después hacer lo que se requiera, lo necesario y lo que haga falta, sin excusas, para tomar acciones. Las acciones son lo único que produce resultados en la vida. Cuando más me equivoco, más aprendo.
Hay una foto famosa de Eduardo Strauch, Pancho Delgado y usted de pie sobre la nieve y montañas de fondo durante las últimas semanas en los Andes; usted se encuentra a la derecha, mirando hacia abajo. Cuando se ve a sí mismo años después, en ese estado y lo contempla con la tranquilidad de haberse salvado, ¿en que piensa? Desde Medina de Pomar.
He vuelto cuatro veces al lugar del accidente. El año pasado lo hice con mis cuatro hijos. En ese lugar majestuoso, inmenso, nos hace a los seres humanos cada vez más pequeños y ese acto de humildad frente a esa inmensidad hace a Dios más presente que nunca.
Hola Gustavo. Antes que nada es un gran honor para mí el tenerle por aquí. Hace unos años mientras leía el libro de Piers Paul Read me embargaba de repente la tremenda sensación de por momentos sentirme allí con vosotros. Es una tontería esto porque nada es comparable a lo que vivisteis... ¡pero me sentí tan unido a todos y cada uno de vosotros! Mi pregunta va referida al instante mismo cuando oís la llegada de los helicópteros de las Fuerzas Aéreas Chilenas, aunque sé que es imposible definir mediante palabras lo que sentisteis, ¿podrías hacer un esfuerzo por revivir ese instante? Un muy fuerte abrazo. Javier.
Fue una de las emociones más extraordinarias de la vida. Esos pájaros de acero nos venían a buscar para llevarnos de vuelta a casa. Esa casa que ya no teníamos más porque el fuselaje retorcido se había transformado en nuestro hogar. Cuando me iba en el helicóptero, me llevé un bolso con relojes, cadenas, documentos, cartas, que pertenecían a mis amigos. Durante 73 días me encargué de coleccionar recuerdos de mis amigos para sus familiares. Estaba por cumplir ese gran objetivo. Sentí alegría y tristeza por irme de ese lugar donde la presencia de Dios era tan fuerte.
¿Qué sería Gustavo Zerbino sin el accidente? ¿A que se dedicaría? ¿Cree que hubiese sido un hombre con tanto éxito como actualmente?
Yo creo que soy el mismo, simplemente que ahora lo que yo hago repercute en mucha más gente. Yo solo abro mi corazón y comparto mi experiencia, contesto a lo que me preguntan como si estuviera hablando conmigo mismo. Espero que todo el dolor por el que tuvimos que pasar sirva para alguien.
Hola, señor Zerbino. En situaciones límite con un grupo de personas, suele haber uno o varios líderes. Documentándome un poquito me dio la sensación que cada uno tenía un papel protagonista, los primos Strauch, por ejemplo encargados de la comida,... Tras la muerte de Marcelo Pérez, ¿podría identificarme a uno o varios de los compañeros que tiraron más del grupo?
Líderes eran todos, líder era el que se reía y hacía un chiste, líder era el que hacía agua, el que curaba a los heridos... Era como un equipo donde nadie es más importante que los demás. El ejemplo y atracción era el motor que nos inspiraba. Seres humanos extraordinarios como Numa Turcati, que murió pensando 25 kilos después de agotarse físicamente durante 60 días haciendo cosas por los demás. Murió con un papelito en la mano que había escrito que decía "No hay amor más grande que áquel que da la vida por sus amigos". Eso fue lo que él dió y eso es lo que hoy nos inspira a seguir adelante.
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