Renuevo por lo tanto el llamamiento a los responsables de la industria de los medios y a los agentes de la comunicación social, a fin de que salvaguarden el bien común, respeten la verdad y protejan la dignidad de la persona y de la familia
Inaceptables: así califica Benedicto XVI los contenidos mediáticos violentos, antisociales o que degradan la sexualidad, recalcando su gravedad por la influencia que ejercen en la educación.
En la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, decenas de miles de fieles acogieron esta denuncia con un fuerte aplauso.
Gran parte de su intervención, antes de rezar la oración mariana del Regina Caeli, la dedicó el Papa al uso de los medios, pues este domingo se celebra la 41ª Jornada Mundial de las Comunicaciones, centrada en Los niños y los medios de comunicación: un reto para la educación.
El tema, al que Benedicto XVI dedicó un mensaje, merece más reflexión y oración.
Y es que la influencia de los medios de comunicación es tal que compite con la escuela, con la Iglesia e incluso, según el Papa, con la familia. De ahí que, en el contexto educativo, las herramientas mediáticas planteen ya de por sí un desafío.
Por eso la clave está en la formación, esencial en el uso correcto de los medios, y en la colaboración en tal sentido de padres, profesores y comunidad eclesial.
Tres ámbitos a los que llama el Santo Padre a implicarse en la educación de niños y jóvenes para que estos sean selectivos y madure en ellos una actitud crítica, cultivando el gusto por lo que es estética y moralmente válido.
Consciente de que los medios tienen igualmente un papel fundamental en esta tarea educativa, Benedicto XVI les señala su deber de promover la dignidad de la persona humana, el matrimonio y la familia, las conquistas y las metas de la civilización.
Los programas que inculcan violencia y comportamientos antisociales, o vulgarizan la sexualidad humana, son inaceptables, tanto más si se proponen a los menores, advirtió.
Renuevo por lo tanto el llamamiento a los responsables de la industria de los medios y a los agentes de la comunicación social, a fin de que salvaguarden el bien común, respeten la verdad y protejan la dignidad de la persona y de la familia, concluyó.
En el marco de esta Jornada Mundial, el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, el arzobispo John Patrick Foley, recalca la necesidad de «formar a los niños para que sean consumidores inteligentes de los medios» y sepan «distinguir entre los programas que pueden ayudarles y los que buscan explotarles».
En los micrófonos de «Radio Vaticana» el prelado hizo además una sugerencia específica para los progenitores: «Deben saber qué están viendo los niños; no pueden utilizar la televisión como niñera».
La Jornada Mundial de las Comunicaciones es la única celebración a nivel planetario que estableció el Concilio Vaticano II por recomendación de los obispos del mundo; en la mayor parte de los países tiene lugar el domingo antes de Pentecostés.
La iniciativa se orienta al mayor fortalecimiento del apostolado multiforme de la Iglesia sobre los medios de comunicación social, a formar a los fieles acerca de sus deberes en este campo, a invitarles a orar y a contribuir materialmente para sostener y fomentar, según las necesidades del ámbito católico, las instituciones e iniciativas promovidas por la Iglesia en este terreno (V. Decreto conciliar Inter mirifica sobre los medios de comunicación social, n. 18).