El mundo digital y la formación digital de padres e hijos
Desmitificadora, bloguera y madre de tres hijos, la periodista María Zabala Pino, después de trabajar 20 años en temas de estrategias de comunicación y relaciones públicas, se ha volcado en el mundo digital y la formación digital de padres e hijos. Tiene una divertida página web.
Cuando hablo con los padres sobre estos asuntos de la tecnología hay estudios que nos ayudan a tener un punto de calma, porque creo que es siempre bueno calmarse para no sentirse culpable, porque con sensación de culpabilidad o con miedo, no haces nada por cambiar. Hay un estudio de Gallup −es un estudio americano, pero estoy convencida que se puede trasladar aquí, a Europa- que dice que a finales de los años cuarenta, un 21 por ciento de los jóvenes leía, y en el 2005, un 47 por ciento de los niños leían. Los niños no leen menos. Y la gente no lee menos tampoco. Y el Pew Research Internet Project, en un estudio del 2014, dice que los jóvenes leen más hoy que antes. Y más que los adultos. No tenemos que tener miedo de que los niños no lean. Aunque nos parezca lo contrario, ahora se lee más que en los años cuarenta, y los niños leen más que los adultos, y más que antes. Por último, un estudio de la Fundación Kaiser sobre los hábitos de lectura de los niños entre 8 y 18 años, dice que en efecto se ha reducido la lectura impresa, pero cuando se desglosa se ve que ha descendido brutalmente la lectura de revistas −yo leía muchas revistas en los años ochenta, leía Superpop, y revistas juveniles−. Ahora los niños no leen eso, leen libros, no revistas.
Y cuando vas a estudios como Children Mobile, la relación de los niños con las pantallas, lo que menos hacen los niños con las pantallas es leer. Juegan. Con lo cual, lean mucho o poco, todavía no leen mucho en pantalla. Y cuando se les pregunta, dicen que prefieren leer o estudiar en papel. Y una psicóloga y especialista en medios, Yalda T. Uhls, dice por una parte, que si tienes a jóvenes que les das a leer un texto y luego les pides un comentario de texto, no se producen diferencias de comprensión entre los niños que lo han leído en una tablet y los niños que han leído en papel.
Sí. Cuando están estudiando, si el niño está leyendo o subrayando en su cuaderno o está leyendo en una tablet y subrayando con el dedo en una tablet, la retentiva a la hora de contar lo que han estudiado y leído es la misma. Por eso, lo que yo trato de explicar es que, a partir de los 8 años, cuando el niño ya ha aprendido a leer, y lo que necesita es leer para seguir aprendiendo, lo importante es que le demos las herramientas para que sepa leer, crear, revisar, sea cual sea el canal, el soporte en el que le llegue el contenido
Los niños aprenden a leer y nos centramos en esto. En función de la edad de los niños, que están aprendiendo a leer, te dicen que leas con él, se establecen sistemas de premios, si lees un capítulo te doy... va cambiando la manera de codificar la unión de las letras −la p con la a, pa− esto se ha ido modificando, se desarrollan nuevos sistemas de aprendizaje. Hay tres elementos fundamentales, el contenido, el contexto y el propio niño. Es inglés se llama “las tres c”: content, contetx, child. Cuando uno lee, tiene que entender lo que está leyendo, el contenido, uno se va haciendo la imagen visual. Hay un contexto. Y luego es el niño, porque no todos los niños leen igual, no todos interiorizan lo que están leyendo, no todos tienen la misma capacidad para ejercer su atención voluntaria. Vivimos en un mundo en el que nuestra atención involuntaria está sobreexcitada, porque las pantallas son acaparadoras de atención involuntaria, miramos y no hace falta que hagamos nada más, nos dan todo hecho, somos consumidores pasivos. Hay que enseñar a los niños a ejercer su atención voluntaria en la que necesitan pensar. Leer es una manera de ejercitar la atención voluntaria.
Según los expertos, la parte técnica da igual que la aprendas con un papel, con un libro de texto en el cole, o con una tablet o en el ordenador. Aprendes a juntar la A con la B, aprendes que una coma es un tipo de pausa y un punto otra, y puedes oír la voz de alguien que te diga cómo leer. En la parte del conocimiento, la parte del niño y la parte del contenido, también son un poco independientes de cuál sea el soporte de esa lectura. Pero la parte del contexto es una parte que el adulto le da al niño. Cuando tú haces una lectura dialógica con tu hijo, o con tu alumno, les estás invitando a trascender lo que está leyendo y a relacionarlo con el mundo real: éste es el contexto. Aquí se ha visto que la lectura es un poco mejor retenida por el niño cuando es en papel que cuando es en pantalla, pero el elemento clave es el adulto implicado en la lectura con ese niño. Por eso digo que hay que dar un paso más allá de si aprendemos a leer en papel o en pantalla.
Tenemos el problema de que en la sociedad se dice: es que los niños están pegados a una pantalla, la tablet les fríe el cerebro. Y nos quedamos estancados en el asunto del tiempo de pantalla. Y es que no todo el tiempo de pantalla es igual. Hay tiempo de pantalla bueno. Lo que no tiene sentido es el tiempo de pantalla inútil, totalmente pasivo para el niño, y además prolongado. El niño puede jugar a los marcianitos media hora, y no se va a volver tarumba por esto.
Tiempo de pantalla es frecuencia, es contenido y es compañía. En la frecuencia depende lo que esté haciendo el niño. Si está viendo una película tendrás que dejarle una hora y media, en fin de semana, porque durante la semana no tiene por qué ver una peli. En mi casa, por ejemplo, las pantallas son para el fin de semana. Si es jugar a los marcianitos, pues déjale media hora, porque si no, no va a poder pasar de nivel, y el niño necesita pasar de nivel porque también hay una gratificación, le da un chute de autoestima que está bien. Con una ap de juntar letras, pues a lo mejor puede estar 20 minutos.
El problema que tenemos es que estamos dejando a los niños ante videos de YouTube, sin filtro y sin elegir, tres cuartos de hora para que se callen. Yo, que no soy criticona con los padres, digo que esto no juega a nuestro favor. Y no es tan difícil cambiarlo.
Los dibujos que les gustan. A esas edades −de cero a ocho años− está comprobado, según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Autónoma de Madrid, las costumbres tecnológicas que tienen, tienen que ver con sus pasiones. No ven cosas raras. Si les gustan los legos, buscan cosas de legos, si les gusta playmobil, buscan cosas de playmobil, si es la Barbie, buscan cosas de Barbie. O libros de Barbies.
Lo que hay que fomentar es que efectivamente esto sea así. Y para eso, hay que hablar con el niño, saber lo que le gusta. Si tienes un niño de 6 años, sabes a qué cole va, más o menos los nombres de sus amiguitos, cómo se llama su profe, te cuenta que están leyendo tal o cual libro en el cole, que ha aprendido la P, si le gusta la natación. En cambio, la vida tecnológica de nuestros niños no la sabemos. Porque tendemos a dejarles y que ellos la negocien, ellos solos −“toma la tablet y busca” o “mamá, quiero jugar”, y le bajas una aplicación que es de aviones, “toma”−. En la educación que ahora estamos dando a los niños, hasta los ocho años más o menos, con la tecnología hacen una prolongación de lo que les gusta en la vida real. Pero no siempre conocemos qué hacen cuando están conectados. Porque si les gustan los videojuegos, no necesariamente jugamos con ellos. No sabemos qué les gusta. Y cuando ya pasan de esa edad, lo que hacemos, sin darnos cuenta, es darles mayor autonomía tecnológica que en la vida real: no les dejas ir a por el pan solos, no les dejas coger un autobús, pero les dejas tener móvil, descargarse una ap. No les dejas salir, pero les dejas descargarse aplicaciones sin que tengan que pedirte permiso. Y no sabes qué aplicación se han descargado. Y en el mundo de las aps, no da igual. Y sí que hay sitios dónde encontrar información de que aps son buenas y cuáles no.
Primero, tú tienes que descargar la ap. Porque yo he visto niños de siete años que se descargan una ap, porque no hay una contraseña en la tableta, y total, como es gratis… El dispositivo se llena de aplicaciones inútiles, no sabes cuál usa el niño ni cuánto tiempo, hay aplicaciones que son nocivas, o falsas… tiene que haber un proceso de elegir qué pones en manos de tus hijos.
María Zabala Pino, en familyandmedia.eu.
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