Sobre la inauguración, en Jerez de la Frontera, de la Glorieta “San Josemaría Escrivá de Balaguer”
Usamos el callejero para destacar la excelencia, ya sea en lo histórico, en lo deportivo, en lo político, en lo asistencial, en lo intelectual, en lo artístico, etc. Excluir la santidad no tendría sentido, dejando aparte el hecho de que en concreto, a un santo, una glorieta le viene como anillo al dedo
Por mucho que algunos lectores se esperasen de mí, antes o después, este título, bastantes habrán dado un respingo. En realidad, no cumplo sino con mi obligación periodística y doy cuenta de la más estricta actualidad provincial. Ayer, en Jerez de la Frontera, se puso a una rotonda el nombre de San Josemaría Escrivá de Balaguer. Es la que está junto a Pozoalbero, la casa de ejercicios espirituales que el Opus Dei tiene a la salida hacia Sevilla, y que atiende a todo Cádiz y más allá.
Usamos el callejero para destacar la excelencia, ya sea en lo histórico, en lo deportivo, en lo político, en lo asistencial, en lo intelectual, en lo artístico, etc. Excluir la santidad no tendría sentido, dejando aparte el hecho de que en concreto, a un santo, una glorieta le viene como anillo al dedo. San Josemaría, bromas aparte, es una figura de importancia universal que vino en varias ocasiones a Jerez, a Pozoalbero. De una de esas visitas, Pemán dejó testimonio en un artículo memorable del Séneca. Allí se explicaba que la labor del Opus Dei venía de Dios, como su nombre indica, y que su fundador no era sino una causa segunda. A lo que replicaba el Séneca: "Pues esta causa segunda le ha salido a Dios de primera".
Al honrarle ahora, el Ayuntamiento de Jerez es otra causa segunda: atiende a una iniciativa ciudadana muy amplia, que reúne al obispo, la Academia de San Dionisio, clubs deportivos, asociaciones de vecinos, hermandades y cofradías, comerciantes, empresarios particulares, etc. La corporación ha demostrado sensibilidad social, que no es exactamente lo mismo (incluso, a veces, es todo lo contrario) que la búsqueda de la popularidad o del aplauso unánime.
Escrivá de Balaguer inspiró e impulsó Pozoalbero, por donde han pasado miles y miles de personas, ahondando en su fe y afinando su conciencia. Todos los que hemos visitado la casa alguna vez guardamos una viva memoria como mínimo sentimental. Pozoalbero ejerce una labor callada, pero fecunda, como un pozo. Desde la intrahistoria, ha dejado su huella en muchísimas vidas y, a través de ellas, en Jerez, en la provincia, en Andalucía… Una casa de retiros espirituales es un lugar de silencio que da frutos íntimos, así que es lógico que nunca haya montado jaleo mediático; pero es oportuno y hasta imprescindible que de vez en cuando se reconozca también públicamente lo que va por dentro. La rotonda, pues, ha quedado redonda.