“Álvaro del Portillo fue un sacerdote ejemplar y su vida un ejemplo de fe y alegría”
El cardenal Manuel Monteiro de Castro, penitenciario mayor emérito de la Santa Sede, se ha referido al futuro beato Álvaro del Portillo como "un sacerdote ejemplar, que llevó la palabra de Dios por todo el mundo, con una gran preparación y una vida que fue un ejemplo de fe y alegría”
El cardenal Monteiro, que es miembro de la Congregación para las Causas de los Santos, participó el 9 de mayo en Madrid en la conmemoración del XXV aniversario del Centro Académico Romano Fundación (CARF), que, inspirado por el obispo Álvaro del Portillo, “ha ayudado en estos 25 años de actividad a la formación de sacerdotes y seminaristas de todo el mundo para servir a la Iglesia universal”.
El que fuera Nuncio apostólico en España (2000-2009) aludió a su trato personal con san Josemaría y don Álvaro, “con quienes pude estar en Roma, y de los que recuerdo su afecto y cariño conmigo, a los que procuro corresponder”. El cardenal portugués expresó “una gran alegría” por la beatificación de Don Álvaro, que “ha sido tan bien acogida”. Dijo también del próximo beato que “afrontó todos los retos y circunstancias con una gran confianza en Dios y en la Virgen”.
El cardenal Monteiro de Castro se refirió también al Papa Francisco y afirmó que “su entrega y su modo de presentar la doctrina católica facilita una profunda reflexión a muchos, con un aumento en la práctica de los sacramentos”. Tuvo también palabras para Pablo VI, que será beatificado en octubre: “Fue un hombre de Dios, que dedicó su pontificado, noche y día, a trabajar por la paz en el mundo”.
Sacerdotes para servir" target="_blank">su conferencia (vídeo completo de la conferencia, 59:00 minutos) ante un público formado sobre todo por colaboradores del CARF, el Cardenal se centró en “El perfil del sacerdote del siglo XXI”, al que pidió “servir incesantemente al prójimo”, y no rehuir la misión que le ha sido confiada por las dificultades o sacrificios que encuentre.
Afirmó que los sacerdotes “sirven no sólo a los cristianos, sino a todos los hombres de buena voluntad” y añadió que “el sacerdocio es también un don de Dios para la comunidad”. El cardenal Monteiro afirmó que “ningún sector de la vida humana debe ser extraño al sacerdote, cuya misión es llevar a Jesucristo a la vida de los hombres”. Dijo que “en comunión con el sucesor de Pedro, el sacerdote está atento a su pueblo, le acompaña, le guía con el magisterio, siempre con nuevas expresiones de amor y misericordia”.
Añadió que “la Iglesia debe mostrar el camino para vivir bien, no debe quedarse en ideales, porque la fe no es pura teoría, es sobre todo vida, es la vida moral”. Y en este ámbito, señaló que “el sacerdote no procede como un delegado de la comunidad, sino que actúa como delegado de Cristo”.
Por último se refirió al celibato, como “don de Dios”, que “no se impone a nadie”. Explicó que “los cristianos que se sienten llamados al sacerdocio, después de años de preparación, con plena conciencia y libertad, se comprometen delante de Dios y de la Iglesia a vivir el celibato para dedicarse completamente a continuar la obra de evangelización, de redención, de salvación de Jesús, a quien siguen con un corazón indiviso”.
Centro Académico Romano Fundación (CARF)
Tiene como misión ayudar a la formación integral de sacerdotes y seminaristas para servir a la iglesia en los cinco continentes. El CARF cuenta con diez mil benefactores activos, que contribuyen con sus donaciones a la consecución de este objetivo.
En los 25 años de existencia más de 13.500 alumnos de 120 países se han beneficiado de las ayudas para cursar sus estudios en la Universidad Pontifica de la Santa Cruz, en Roma y en las facultades eclesiásticas de la Universidad de Navarra en Pamplona. Más de 2.000 seminaristas diocesanos de 69 países completaron sus estudios en los Colegios Eclesiásticos Internacionales Bidasoa y Sedes Sapientiae y se han ordenado sacerdotes, gracias a esta iniciativa nacida con el impulso de don Álvaro.
“Supliquemos a Nuestra Señora −pide don Álvaro− que sean muchas, muchísimas, las almas que entren en la Iglesia Santa, o que a Ella vuelvan si se habían alejado”.
En 1983, don Álvaro viajó a Estados Unidos. Durante un encuentro con familias, que recogemos en este vídeo, recordó que cada hijo es un regalo de Dios.