Quienes pretenden fortalecer la educación ayudando a la escuela concertada no nos piden mucho: solo que hagamos clic en ‘masplurales.es’ y firmemos. Y difundamos
Hoy tenía que escribir un post en Dame tres minutos, aunque solo fuera para colgar el lazo naranja.
Y para aprovechar la ocasión y decirte, a ti, a mí, y a todos, que es hora de moverse. Mo-ver-se. ¿Me explico? No es que sea hora, ¡es que ya estamos tardando!
Ah, ¿que ya estás en ello? Lo sé. Y yo. Pero ¡más aún! ¡Y más gente!
Quienes pretenden fortalecer la educación ayudando a la escuela concertada no nos piden mucho: solo que hagamos clic en masplurales.es y firmemos. Y difundamos.
Que nos movamos y firmemos para que no se apruebe un engendro de ley que no busca mejorar la educación, sino cargarse (literalmente) algo de lo que funciona, y muy bien, en ese ámbito. Y ahí está su trayectoria y sus resultados en todas las evaluaciones nacionales e internacionales: los de la red concertada y su comunidad educativa.
A lo que viene hoy el post es a eso: a pedirte que firmes en masplurales.es (lo puede hacer cualquier persona de 14 años o más). Y a que, a la vez, pidas que estampe su firma hasta el lucero del alba. Y difundas en tus grupos de whatsapp, contactos de tu correo electrónico o agenda, redes sociales -puedes hacerlo por privado… −animando a firmar.
Me consta que hay gente que no se moja ni debajo de la ducha, pero tú no eres de esos. Además, si uno no se mueve, ¿por qué van a hacerlo los demás? Tenemos que ayudarnos, entre todos, a sacar las castañas del fuego.
Lo que ahora mismo está en juego no es solo una red educativa “buena, bonita y barata”. Lo que está en juego es la libertad. Libertad que, a quienes apuestan por aprobar por la vía rápida la LOMLOE o Ley Celaá, me da que no les gusta un pelo.
Prefieren imponer sin escuchar −a proponer y acordar. Es comprensible para quienes pretendan caminar −y llevarnos− de lo políticamente correcto −que mira que nos invade ya− hacia el pensamiento único.
Algunos saben bien que, si se hacen con la educación, ya tienen todo ganado. Por eso buscan la implantación de su modelo y la erradicación de otros: su única apuesta es una escuela única, pública y laica; por eso, por cierto, también le sacuden a la asignatura de religión, ¡que no es obligatoria! Pero, ya sabes: le tienen muchas ganas (a la católica, claro).
Desde su sectarismo, a algunos solo les falta expresar su voluntad plena de forma diáfana: escuela única, pública, laica… y del partido. No lo afirman (aún); pero a más de uno, y de dos, como poco, les hacen los ojos chiribitas.
Aunque presumían de lo contrario, la libertad (tu libertad) les importa un pito. Literalmente. Saben que los ricos −incluidos los ministros− siempre podrán elegir, pero ¿y tú?
Lo que a muchos les importa es el poder −no el servicio−, el sillón y… el pesebre. Y para mantenerlo y retenerlo −si puede ser ad infinitum− la mejor arma es la manipulación: a través de la educación, de medios de comunicación, de censuras… de lo que haga falta. A los hechos me remito.
Con redes educativas complementarias. Donde uno pueda estudiar en la pública o en la concertada, con independencia de que sus familias sean ricas o pobres.
Un país en el que padres y madres sean realmente libres para elegir, en igualdad de oportunidades, la escuela que quieran para tus hijos. Que es un derecho humano que nuestra Constitución reconoce como fundamental. Porque la familia, primera educadora, necesita sentir “complicidad” con el colegio al que confía lo mejor que tiene: sus hijos.
Y veo que aquellos a quienes, hasta hace bien poco, se les llenaba la boca de exigencias de Pacto de Estado por la Educación, y de consenso (cuando estaban en la oposición), y de diálogo, y de respeto a las minorías… nos engañaban.
Porque ahora, cuando creen que pueden, sacan su apisonadora y pretenden llevarse por delante, a toda velocidad, sin luz ni taquígrafos, todo lo que pillen por medio.
Aunque se carguen el sistema educativo, aunque puedan mandar a la ruina o al desempleo a cientos de miles de profesionales. Parece que eso, a lo más, sería para algunos de ellos “inevitables daños colaterales”.
Queremos, necesitamos y merecemos un gobierno democrático y participativo, de verdad: con servidores públicos que atiendan la demanda social. Y no que la ninguneen.
Aún resulta más grave todo este estropicio, cuando constatas que lo pretenden llevar a cabo sin vergüenza ni pudor: mientras la inmensa mayoría de los españoles está preocupada, si no angustiada, pensando en salvar su salud o sus vidas, o su pequeño comercio, o su empresa o su puesto de trabajo… Mientras todo el profesorado y los equipos directivos y el PAS, están partiéndose el pecho y jugándose el tipo, intentando organizar responsablemente lo que algunos de nuestros dirigentes no hicieron, yéndose de vacaciones.
Mientras todo esto ocurre, a algunos de esos mismos dirigentes “les va la vida”, a modo de máxima prioridad, en esta contrarreforma liberticida cargada de prejuicios y sectarismo. Aprovechan que estamos con las libertades restringidas, en pleno estado de alarma y, si no quieres taza… taza y media.
Y yo sigo insistiendo en lo que te contaba en el post “Elegir el colegio de tus hijos: en libertad”.
Para que nadie haya de decir mañana −como en ese chiste de unos cubanos a quienes en plena dictadura castrista les preguntan cómo están− que no nos podemos quejar.
Podemos y debemos. Quejarnos y, sobre todo, actuar. Es más: si no actuamos, luego no nos quejemos.
Hazlo. Hazlo por ti, o por tus hijos, por tus valores, por tu país, o por la libertad: actívate, muévete, firma en masplurales.es y ¡difunde, por favor!
Hay mucho en juego. Esto es mucho peor que una broma… incluso que una broma pesada.
Te lo dice quien suscribe, que se formó tanto en una red como en la otra (y en ambas estuvo feliz) y que quiere una y otra vigorosas, complementarias, cooperando desde proyectos plurales, sólidos; y −las dos− con pleno respaldo. Porque lo importante es la educación. Sin adjetivos.
P.D.: A mí no me basta un millón de firmas. Soy navarro y del Osasuna, uno de cuyos entrenadores afirmaba: “Cuando nos confiamos, somos muy malos”. Pues eso.
¡Un abrazo grande! ¡En marcha! @masplurales
José Iribas, en dametresminutos.wordpress.com
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