Birthe Lejeune (1928-2020) dedicó su vida a dar a conocer, proteger y perpetuar la obra científica de su marido Jérôme Lejeune en defensa de los discapacitados
Birthe abraza de nuevo a su esposo, 26 años después de su muerte, junto a los millones de niños abortados por tener un cromosoma extra a los que tanto amaron.
Este miércoles ha fallecido en París, a los 92 años de edad, Birthe Lejeune mujer, amante, esposa, amiga, confidente, memoria y sostén de Jérôme Lejeune el científico que descubrió la trisomía 21, origen del síndrome de Down, eminente científico, pionero en el campo de la Genética, cuyos hallazgos hubieran merecido el Premio Nobel de no ser por su decidida e irreductible defensa de la vida humana.
Compañera inseparable desde que, siendo una joven estudiante danesa se enamorara de Jérôme Lejeune en París, Birthe ha acumulado hasta su muerte una ingente cantidad de documentos científicos y personales de su marido en cuyo honor y sobre esta base creó en el año 1996, dos después del fallecimiento del científico amigo de Juan Pablo II, la Fundación Jérôme Lejeune cuyo objetivo triple ha sido desde entonces «investigar, cuidar y defender a todas las personas portadoras de una discapacidad intelectual de base genética».
El pasado mes de diciembre, el periodista y escritor José Javier Esparza, con motivo de la publicación de la biografía del gigante defensor de todos los «pulgarcitos» titulada Jérôme Lejeune: amar, luchar, curar (LibrosLibres, 2019), recordaba en Actuall la impresión que le produjo llegar a su casa de París y encontrar a una mujer encantadora, ya nonagenaria, aún fumadora y con una vitalidad imponente para su edad. «Era su tambor», decía.
«Es muy interesante en su casa ver los anaqueles y anaqueles −no sé cuántos metros cuadrados pueden ser− de correspondencia que ella guarda. Ella guarda todo. Es verdad. Es maravilloso. Digamos que ella decidió que a partir de ese momento su profesión iba ser Jérôme Lejeune. No en el sentido de que −y es muy digno por otra parte− de la mujer que se queda haciendo de la casa su profesión, como tantos millones y que es por supuesto dignísimo. No, específicamente la figura de Jérôme Lejeune el científico«, explica Esparza.
Birthe aspiraba a ser periodista de investigación y desarrollar una carrera profesional con presencia en la vida pública y por eso decidió estudiar francés porque, como rememora Esparza, «en su pequeño pueblo de Dinamarca has de saber hacer alguna otra cosa para poder salir de allí», ya que la actividad principal es la pesquera.
Tal vez uno de los episodios más amargos por los que pasó Birthe fue comprobar cómo el descubrimiento de la trisomía 21, lejos de provocar una ola de entusiasmo científico para hallar un remedio, fue utilizado para matar a las personas con esta particularidad genética antes de nacer. En unos de sus viajes a España, donde tiene presencia la Fundación Jérôme Lejeune, reconocía que su marido «quería darse cabezazos cuando usaron su hallazgo para abortar a los Down». Tan es así que el doctor afirmó públicamente: «Algunos blanden el racismo cromosómico como si fuera la bandera de la libertad».
A sus 92 años, tras 26 sin poder abrazar a su marido, Birthe vuelve a su lado. Pero no estarán solos. Junto a ellos, los millones de niños a los que tanto amaron y que en todo el mundo son condenados a morir antes de nacer por tener un cromosoma extra. El mismo que les hace ser superdotados en afectividad.
Jérôme Lejeune: el gran defensor de los niños con síndrome de Down Birthe Lejeune, esposa de Jérôme Lejeune, cuenta a ‘Misión’ su vida junto al médico y científico descubridor de la trisomía 21. La historia de Jérôme Lejeune es la de una vida entregada a la defensa del no nacido, pero, especialmente −y en sus propias palabras− “de los más pequeños”: los niños afectados por el síndrome de Down. Es también la historia de un gran genetista y un hombre que sufrió el rechazo de la sociedad por atreverse a alzar su voz en contra del aborto. Birthe Lejeune explica por qué su marido prefirió estar del lado de los más indefensos, aun a costa de perder el reconocimiento del mundo.