El Santo Padre dialogó, durante unos 25’, mediante conexión directa, con su tripulación
A las 15:00 del jueves 26 de octubre, desde la Salita del Aula Pablo VI, el Santo Padre se ha conectado en directo con la tripulación de la ‘Misión 53’ a bordo de la Estación Espacial Internacional, en vuelo a 400 km de la Tierra.
El diálogo duró unos 25 minutos. La tripulación está compuesta por: Randolph Bresnik (U.S.A), Comandante de la NASA; Paolo Nespoli (Italia), Ingeniero de la Agencia Espacial Europea; Mark T. Vande Hei (U.S.A.), Ingeniero de la NASA; Joseph Acaba, (U.S.A., de origen portorriqueño), Ingeniero de la NASA; Sergey Ryazanskiy (Rusia), Ingeniero; y Alexander Misurkin (Rusia), Ingeniero.
Santo Padre: Good morning you all!
Paolo Nespoli: Santidad, buenos días. Bienvenido a la Estación Espacial Internacional, entre nosotros, entre la tripulación de la expedición 52 y 53.
Buenos días o buenas tardes, ¡porque cuando se está en el espacio, nunca se sabe! Querido Doctor Nespoli, queridos astronautas, pienso que allí en la Estación Espacial las jornadas transcurren de modo diverso, ¿verdad? Os doy las gracias a vosotros y a los que han organizado esta conexión, que me da la posibilidad de “encontraros” y dirigiros algunas preguntas. Comienzo ya con la primera.
(Pregunta 1)
La astronomía os hace contemplar los horizontes ilimitados del universo, y suscita en nosotros las preguntas: ¿de dónde venimos? ¿A dónde vamos? Le pido a Usted, Doctor Nespoli: a la luz de sus experiencias en el espacio, ¿cuál es su pensamiento sobre el lugar del hombre en el universo?
Paolo Nespoli: Santo Padre, esa es una pregunta compleja. Me siento una persona técnica, un ingeniero, me encuentro a gusto entre las máquinas, entre los experimentos; pero cuando se habla de estas cosas mucho más internas −“¿de dónde venimos?”− yo también me quedo perplejo. Es un tema muy delicado. Pienso que nuestro objetivo aquí sea el de conocer nuestro ser, para llenar el conocimiento, comprender lo que nos rodea. Y entre otras cosas, es algo interesante, porque cuanto más conocemos más nos damos cuenta de conocer poco. Me gustaría mucho que personas como Usted, no solo ingenieros, no solo físico, sino personas como Usted −teólogos, filósofos, poetas, escritores…− puedan venir aquí al espacio, y eso será seguramente el futuro, me gustaría que viniesen aquí para explorar qué quiere decir tener un ser humano en el espacio.
Es cierto lo que Usted dice.
(Pregunta 2)
En esta sala desde donde os estoy hablando, se encuentra −como veis− un tapiz artístico inspirado en el célebre verso con que Dante concluye la Divina Comedia: «El amor que mueve el sol y las otras estrellas» (Paraíso, XXXIII, 145). Os pregunto: ¿qué sentido tiene para vosotros, que sois todos ingenieros y astronautas, como Usted bien ha dicho, qué sentido tiene para vosotros llamar “amor” a la fuerza que mueve el universo?
Paolo Nespoli: Santo Padre, quisiera dejar la palabra a mi colega ruso Aleksandr Misurkin, que se dirigirá a Usted en ruso.
[Misurkin responde en ruso]
Paolo Nespoli: Santo Padre, espero que no le hayamos sorprendido con el ruso: ¿Tiene usted la capacidad de tener la traducción allí, o debemos sintetizarlo nosotros, rápidamente?
Es mejor sintetizar rápidamente.
Traduce Paolo Nespoli: El colega Aleksandr ha dado una respuesta muy bonita en ruso, que yo ahora traduciré un poco así, velozmente. Hace referencia a un libro que está leyendo en estos días aquí arriba, para reflexionar, “El principito” de Saint-Exupéry. Se refiere a la historia que da con gusto −o daría con gusto− su propia vida para volver y salvar plantas y animales en la tierra. Y, sustancialmente, el amor es esa fuerza que te da la capacidad de dar tu vida por otro.
Me gusta esa respuesta. Es verdad, sin amor no es posible dar la vida por otro. Eso es cierto. Se ve que Usted ha comprendido el mensaje que tan poéticamente explica Saint-Exupéry y que vosotros, rusos, lleváis en la sangre, en vuestra tradición tan humanística y tan religiosa. Es bonito esto. Gracias.
(Pregunta 3)
Esta es una curiosidad. Dicen que las mujeres son curiosas, ¡pero también nosotros los hombres somos curiosos! ¿Qué os ha motivado a ser astronautas? ¿Qué es lo que más alegría os da en el tiempo que pasáis en la estación espacial?
Paolo Nespoli: Santo Padre, dejaré el micrófono a dos colegas: el colega ruso Sergey Ryazanskiy y el colega americano Randy Bresnik.
[Ryazansky responde en inglés]
Traduce Paolo Nespoli: Sergey ha dicho que su inspiración fue su abuelo: su abuelo fue uno de los primeros pioneros del espacio; trabajó en el satélite Sputnik, el primer satélite sobre la Tierra; era uno de los responsables de la construcción del satélite, y él se inspiró en su abuelo, quiso seguir sus huellas, porque según él el espacio es interesante y hermoso, pero también muy importante para nosotros, como seres humanos.
[Bresnik responde en inglés]
Traduce Paolo Nespoli: La que yo veo desde aquí es una perspectiva increíble: es la posibilidad de ver la Tierra un poco con los ojos de Dios, y ver la belleza y lo increíble de este planeta.
[Bresnik continúa en inglés]
Traduce Paolo Nespoli: En nuestra velocidad orbital de 10 km por segundo, vemos la Tierra con ojos diversos: vemos una Tierra sin confines, vemos una Tierra donde la atmósfera es extremadamente lábil, y mirar la Tierra de este modo nos permite pensar como seres humanos, y cómo todos deberíamos trabajar juntos y colaborar por un futuro mejor.
En esa respuesta me ha gustado mucho lo que los dos habéis dicho. El primero, fue a sus raíces para explicarlo: fue a su abuelo. Y el segundo, que viene de América, ha logrado entender que la Tierra es demasiado frágil, es un momento que pasa: 10 km por segundo, ha dicho el Doctor Nespoli… Es una realidad muy frágil, sutil la atmósfera, tanto que puede destruirse. Y ha ido a mirar con los ojos de Dios. El abuelo y Dios: las raíces y nuestra esperanza, nuestra fuerza. Jamás olvidar las raíces: a mí me hace bien oír esto, y oírlo de vosotros. Gracias.
(Pregunta 4)
Ahora quisiera haceros otra pregunta: viajar por el espacio modifica tantas cosas que se dan por descontadas en la vida ordinaria, por ejemplo la idea de “arriba” y “abajo”. Os pregunto: ¿hay algo en particular que, viviendo en la Estación espacial, os haya sorprendido? ¿Y hay, al contrario, algo que os ha llamado la atención precisamente porque ha encontrado confirmación también allí, en un contexto tan diverso?
Paolo Nespoli: Gracias, Santo Padre, por esta pregunta. Dejaré la palabra al colega americano Mark Vande Hei.
[Vande Hei responde en inglés]
Traduce Paolo Nespoli: Mark dice que lo que le ha sorprendido es que en el espacio encuentra cosas completamente diversas que parecen las mismas, pero no reconocibles. De vez en cuando me acerco a algo desde un ángulo completamente diverso y al inicio me quedo un poco desconcertado, porque no consigo entender dónde estoy, comprender qué es. Lo que no ha cambiado, en cambio, es que también aquí donde no hay ni “abajo” ni “arriba”, para lograr entender dónde estoy y hallarme en esta situación debo decidir yo dónde está el “arriba” y el “mañana”. Y por tanto establecer mi microcosmos, mi microuniverso con mis sentidos y mis sistemas de referencia.
Y eso es algo propiamente humano: la capacidad de decidir, de decisión. Me parece interesante la respuesta, porque va también a las raíces humanas.
(Pregunta 5)
Y ahora, si tenéis la cortesía de escuchar, haré otra pregunta. Nuestra sociedad es muy individualista, y en cambio en la vida es esencial la colaboración. Pienso en todo el trabajo que está detrás de una empresa como la vuestra. ¿Podéis darme algún ejemplo significativo de colaboración vuestra en la Estación espacial?
Paolo Nespoli: Santo Padre, una óptima pregunta. Dejaré la pregunta al colega americano Joseph Acaba que es de descendencia puertorriqueña.
Joseph Acaba: Santo Padre, es un gran honor hablar con Usted [continúa en inglés].
Traduce Paolo Nespoli: Joe ha recordado que en esta Estación hay una cooperación entre diversas Naciones del mundo: están los Estados Unidos, está Rusia, Japón, Canadá, nuevas Naciones europeas... Y ha recordado que esas Naciones trabajan juntas para obtener algo que está por encima de cada una de ellas. Pero una de las cosas importantes e interesantes que ha dicho es que cada uno de nosotros trae una diversidad y esas diversidades, puestas juntas, hacen un conjunto mucho más grande que el que sería la persona singular; y trabajando tan juntos, con ese espíritu colaborativo para ir más allá, es el modo para nosotros, como seres humanos, de salir fuera del mundo y continuar este viaje en el conocimiento.
¡Sois un pequeño “Palacio de Cristal”! La totalidad es más grande que la suma de las partes, y ese es el ejemplo que nos dais. Muchas gracias, queridos amigos, quisiera decir: queridos hermanos, porque os sentimos como representantes de toda la familia humana en el gran proyecto de investigación que es la Estación Espacial. Os agradezco de corazón este coloquio, que me enriquecido mucho. Que el Señor os bendiga a vosotros, a vuestro trabajo y a vuestras familias. Os aseguro: rezaré por vosotros; y vosotros, por favor, rezad por mí. ¡Gracias!
Paolo Nespoli: Santo Padre, en nombre de todos queremos agradecerle haber estado con nosotros hoy, en la Estación Espacial Internacional. Este es un lugar donde hacemos mucha investigación, donde vamos a buscar las cosas de todos los días. Le agradezco que haya estado con nosotros y por habernos llevado más alto y habernos sacado de esta tecnicidad cotidiana, por habernos hecho pensar en cosas más grandes que nosotros. ¡De nuevo, gracias!
¡Gracias a vosotros!
Fuente: vatican.va / romereports.com.
Traducción de Luis Montoya.
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