En las redes sociales usualmente llega mucha basura, por eso les dedico poco tiempo, porque no tengo tiempo para perder
Sin embargo esta semana me llegó este mensaje que me parece un crimen no compartirlo, porque nos pone a reflexionar acerca de la forma como actuamos frente a la vida, pero de manera especial cuando se nos presenta una dificultad que pone a prueba nuestra capacidad de enfrentar las dificultades y los problemas. Además nos invita a valorar lo poco o mucho que tenemos y a dejar de quejarnos tanto.
El mensaje textualmente dice: “A veces nos queda alguna pieza de pan después de merendar y al día siguiente decimos: Este pan está duro, y es muy probable que sí lo esté”, pero pensado en ello y en una gran reflexión que leí de Wilder Hernández, hoy quiero compartir esta frase contigo.
Parece mentira, pero somos especialistas en quejarnos, y la mayoría de las veces nos quejamos sin razón, sin sentido, por tonterías, por egoísmo.
¿Qué quiere decir esto?
Que el trabajo que tienes no es duro, duro es no tener trabajo.
Que tener el carro dañado no es duro, duro es no tener un carro.
Que por tener el carro dañado y tener que caminar a tomar el bus eso es duro, no; eso no es duro, duro es no tener piernas, duro es no poder caminar.
Comer arroz con sardina no es duro, duro es no tener comida.
Perder la causa en algún problema familiar no es duro, duro y créeme que muy duro es perder un familiar.
Decir te amo mirando a los ojos de otra persona no es duro, duro es decirlo frente a una lápida o un féretro donde ya no tienen sentido las palabras.
Quejarse no es duro, duro es no saber ser agradecidos.
Hoy es un buen día para dar gracias por lo que tenemos y no dejar que nuestra felicidad dependa de algo o de alguien.
Nuestra felicidad depende de nosotros mismos y de lo agradecido que seamos con lo que tenemos.
Duro no es mandar este mensaje a un buen amigo, duro es no tener un amigo a quien mandárselo.
Víctor Rivas Martínez, en diariosur.es.
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