Desde su llegada a la Cátedra de Pedro, el 13 de marzo de 2013, el Papa habla mucho de y para las personas que sufren
Sus palabras −y sus gestos, y sus acciones− son expresión de la ternura de Jesucristo y de toda la Iglesia para acompañar con la oración y el afecto a los enfermos, como expresión clara y prioritaria de la auténtica caridad cristiana.
El 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, el santuario mariano francés acogerá la celebración de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, un encuentro promovido en 1992 por san Juan Pablo II, siempre muy ligado a la gruta donde la Virgen se apareció dieciocho veces a santa Bernadette Soubirous entre 1844 y 1879.
El cariño y el desvelo del Papa Francisco por los enfermos es una realidad patente desde su llegada a la Cátedra de Pedro. Estas jornadas son una ocasión para conocer, meditar y profundizar en algunos de sus mensajes llenos de sentido cristiano, esperanza, compañía e impulso para la creación de sociedades solidarias que combatan el dolor con la ciencia, y la indiferencia, con cercanía y atención para los que sufren.
“La naturaleza humana, herida por el pecado, lleva inscrita en sí la realidad del límite” (Papa Francisco, Homilía con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, 12 junio de 2016).
“Con qué falsedad vive el hombre de hoy al cerrar los ojos ante la enfermedad y la discapacidad. No comprende el verdadero sentido de la vida, que incluye también la aceptación del sufrimiento y de la limitación. El mundo no será mejor cuando este compuesto solamente por personas aparentemente «perfectas», sino cuando crezca la solidaridad entre los seres humanos, la aceptación y el respeto mutuo” (Papa Francisco, Homilía con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, 12 junio de 2016).
“La ternura de Jesucristo es signo del amor que Dios reserva para los que sufren y son excluidos” (Papa Francisco, Homilía con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, 12 junio de 2016).
“Jesús es el médico que cura con la medicina del amor, porque toma sobre sí nuestro sufrimiento y lo redime. Nosotros sabemos que Dios comprende nuestra enfermedad, porque él mismo la ha experimentado en primera persona” (cf. Hb 4,5). (Papa Francisco, Homilía con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, 12 junio de 2016).
“El modo en que vivimos la enfermedad y la discapacidad es signo del amor que estamos dispuestos a ofrecer. El modo en que afrontamos el sufrimiento y la limitación es el criterio de nuestra libertad de dar sentido a las experiencias de la vida, aun cuando nos parezcan absurdas e inmerecidas” (Papa Francisco, Homilía con motivo del Jubileo de los Enfermos y Discapacitados, 12 junio de 2016).
“Los enfermos, como las personas que tienen una discapacidad incluso muy grave, tienen una dignidad inalienable y una misión en la vida y nunca se convierten en simples objetos, aunque a veces puedan parecer meramente pasivos, pero en realidad nunca es así” (Papa Francisco, Mensaje con motivo de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en toda la Iglesia el 11 de febrero).
“La enfermedad, sobre todo cuando es grave, pone siempre en crisis la existencia humana y nos plantea grandes interrogantes. La primera reacción puede ser de rebeldía: ¿Por qué me ha sucedido precisamente a mí? Podemos sentirnos desesperados, pensar que todo está perdido y que ya nada tiene sentido… En esta situación, por una parte la fe en Dios se pone a prueba, pero al mismo tiempo revela toda su fuerza positiva. No porque la fe haga desaparecer la enfermedad, el dolor o los interrogantes que plantea, sino porque nos ofrece una clave con la que podemos descubrir el sentido más profundo de lo que estamos viviendo” (Papa Francisco, Mensaje con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo 2016).
“Cada vez que se ayuda discretamente a quien sufre, o cuando se está enfermo, se tiene la ocasión de cargar sobre los propios hombros la cruz de cada día y de seguir al Maestro (cf. Lc 9,23); y aun cuando el encuentro con el sufrimiento sea siempre un misterio, Jesús nos ayuda a encontrarle sentido” (Papa Francisco, Mensaje con motivo dela Jornada Mundial del Enfermo 2016).
"La solidaridad de Cristo, Hijo de Dios nacido de María, es la expresión de la omnipotencia misericordiosa de Dios que se manifiesta en nuestras vidas –especialmente cuando es frágil, herida, humillada, marginada, sufriente–, infundiendo en ella la fuerza de la esperanza que nos ayuda a levantarnos y nos sostiene” (Papa Francisco, Mensaje con motivo de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en toda la Iglesia el 11 de febrero).
“Me gustaría animar a todos los enfermos, a las personas que sufren, a los médicos, enfermeras, familiares y a los voluntarios a que vean en María, Salud de los enfermos, a aquella que es para todos los seres humanos garante de la ternura del amor de Dios y modelo de abandono a su voluntad” (Papa Francisco, Mensaje con motivo de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en toda la Iglesia el 11 de febrero).
“Pidamos pues a la Inmaculada Concepción la gracia de saber siempre ver al enfermo como a una persona que, ciertamente, necesita ayuda, a veces incluso para las cosas más básicas, pero que también lleva consigo un don que compartir con los demás” (Papa Francisco, Mensaje con motivo de la XXV Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará en toda la Iglesia el 11 de febrero).
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