El Prelado invita a rezar con el beato Álvaro: “Gracias, perdón, ayúdame más”. Sugiere pedir especialmente por la paz y por el próximo Sínodo sobre la familia.
Con la jaculatoria Ut in gratiárum semper actióne maneámus! inicia Mons. Javier Echevarría su Carta pastoral de este mes, en sintonía con la permanente acción de gracias que san Josemaría vive en el Cielo, ahora con motivo de la unidad de la Obra, que hemos tocado por la beatificación del queridísimo don Álvaro, y afirmando que cuantas más gracias demos al Señor, más nos uniremos a su Santísima Voluntad siempre y en todo.
Son constantes las referencias del Prelado del Opus Dei al ejemplo que para todos supone la vida del Beato Álvaro del Portillo, que resume en una fidelidad plena al plan de Dios sobre su persona y su misión en esta tierra, de la que provenía su paz inalterable, esa alegría que muchísimas personas hemos podido contemplar, por lo que la Iglesia, al reconocerlo en la gloria de los bienaventurados y proponerlo como ejemplo del seguimiento leal de Cristo,nos recuerda la senda que hemos de recorrer para la unión con Dios, a la que el Señor nos convoca a todos, siendo ya felices aquí abajo.
Recuerda unas palabras del nuevo Beato, con motivo de la beatificación de San Josemaría y pide al Señor, como don Álvaro en aquella ocasión, que contagie ese júbilo a los centenares de millares de personas que han visto en el mundo entero la ceremonia de la beatificación (…). Como reconocimiento de la santidad de nuestro Padre, también ahora rogamos al Señor que estas jornadas graben en todos una huella imborrable; que la lluvia de gracias de estos días empuje a todos, como dejó escrito Don Álvaro, “a rezar, a frecuentar los sacramentos, a mejorar en su ambiente familiar o de trabajo; en definitiva, a acercarse un poco más a Dios”.
Al hilo de una afirmación de San Josemaría: “la alegría es un bien cristiano, que poseemos mientras luchamos, porque es consecuencia de la paz”, sugiere el Prelado un propósito bien concreto de lo que hemos vivido, se traduce en pelear con espíritu deportivo para estar en cada instante más cerca de Dios: en el trabajo y en el descanso, en el hogar de familia y en la vida social, en las incidencias pequeñas o grandes de cada jornada..., levantemos la mirada a nuestro Padre Dios suplicándole que nos decidamos a aprovechar el ejemplo del beato Álvaro, amando las enseñanzas de san Josemaría. Así permaneceremos siempre serenos, contentos, y sembraremos a nuestro alrededor el ‘gáudium cum pace’, la alegría y la paz de los que caminan con Jesucristo.
Como lema para los próximos meses, propone una jaculatoria habitual de Don Álvaro, comentada por el Papa Francisco en su carta con ocasión de la beatificación: “gracias, perdón, ayúdame más”, acciones de gracias que las hacemos nuestras con el espíritu que san Josemaría, desde los comienzos de la Obra, condensó en unas breves e intensísimas palabras: “Deo omnis glória! Regnáre Christum vólumus! Omnes cum Petro ad Iesum per Maríam!”, sugiriendo a todos renovar el deseo de dar a Dios toda la gloria, peleando con decisión diaria para implantar el reinado de Jesucristo en la sociedad, bien unidos al Papa, dejándonos llevar hasta Jesús por la Virgen Santísima, nuestra Madre.
Deseamos muy en serio, continúa el Prelado, la gracia del Cielo para que este propósito se concrete en obras; porque −como también nos mencionaba san Josemaría− “obras son amores y no buenas razones”. Con frecuencia, a pesar de la buena voluntad que por la bondad de Dios nos mueve, nuestro afán de conversión se queda corto, a causa de nuestra flaqueza. Entonces, al amparo de lo que nos repetía don Álvaro, se nos presenta el momento de recurrir al perdón de Dios, sobre todo en el examen al final de cada jornada y cada vez que nos acercamos al santo sacramento de la Penitencia: perdón, ayúdame más. Así, hasta esas peleas perdidas se convertirán en batallas ganadas, y la gracia divina nos invitará a recomenzar el combate espiritual con nuevo brío.
Pensemos con júbilo, afirma, que en estos primeros días de octubre, se acumulan los motivos de acción de gracias y la necesidad de rezar, de rezar mucho, confiando en la bondad de nuestro Padre Dios. Mañana, aniversario de la fundación de la Obra, nuestra gratitud ha de alzarse al Cielo con intensidad nueva, y pide encomendar a la intercesión de don Álvaro también la paz del mundo, más concretamente en los lugares donde muchas personas sufren persecución a causa de su fe, y oremos por los trabajos de la próxima Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos, que comienza el próximo 5 de octubre, manifestando su deseo de que ojalá crezca seriamente nuestro recurso a la Virgen con el rezo del santo Rosario, en este mes que tradicionalmente la Iglesia dedica a esa devoción mariana.
Llenos de fe, pide a todos, alcemos nuestras súplicas por intercesión de nuestra Madre, para que el Espíritu Santo ilumine a los Padres sinodales en la exposición de la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, de capital importancia para que la sociedad civil vuelva a caminar, en todas partes, por las sendas que Dios −en su amorosa providencia por los hombres− ha señalado, y recuerda, entre otros puntos de referencia para nuestra oración, algunos que el Papa san Juan Pablo II expuso en la exhortación apostólica ‘Familiáris consórtio’, fruto del Sínodo de los Obispos celebrado en Roma en 1980, donde subrayaba que así como de ese sacramento “derivan para los cónyuges el don y el deber de vivir cotidianamente la santificación recibida, del mismo sacramento brotan también la gracia y el compromiso moral de transformar toda su vida en un continuo sacrificio espiritual”. Y eso sólo es posible, añadía el Santo Pontífice, acudiendo asiduamente al sacramento de la conversión y la reconciliación, y al sacramento de la Eucaristía.
Me parece, afirma el Prelado al final de su Carta, que estos puntos señalados por san Juan Pablo II conservan una gran actualidad y pueden orientar la oración de todas y de todos en las próximas semanas. Habladlo con vuestros parientes, amigos y conocidos, para que, muy unidos al Santo Padre, apoyen así las tareas del próximo Sínodo.