Quizás los "enemigos" de la familia detectados por Chesterton no son tan distantes de nosotros
"Podemos afirmar que la familia es la unidad del Estado; la célula que permite su formación (…) Si no somos de aquellos que pueden invocar una Trinidad divina, podemos por lo menos invocar una trinidad humana y ver ese triángulo repetido por todas partes en el mundo”.
Estas palabras de G. K. Chesterton, en su obra El hombre eterno, son emblemáticas de su visión sobre la familia.
La profunda convicción de que la familia es una institución natural, primordial, inmutable y sagrada, fue la base de la larguísima y prolífica actividad del escritor inglés, que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX.
Sirviéndose de su pluma, con sus características ironía y perspicacia, luchó siempre en defensa de ese vínculo único y fecundo que hace de un hombre y una mujer un sujeto nuevo, y que en sí tiene el poder de engendrar la vida.
Pero ¿qué valor tienen hoy sus escritos?
La doctora Alla Kovalenko, graduada en Comunicación Social en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, con su trabajo de investigación Defensa de la familia en los escritos periodísticos de G.K. Chesterton , ha estudiado la capacidad persuasiva de G. K. Chesterton y trata de comprender si su mensaje sigue siendo actual: “El objetivo principal del análisis de los artículos de G. K. Chesterton sobre 'matrimonio', 'familia', 'divorcio' −explica en la parte conclusiva de su trabajo− era entender qué medios y criterios de persuasión fueron utilizados por el autor en sus escritos periodísticos. […] En segundo lugar, nos parecía interesante estudiar y comprender la lógica de su argumentación, para encontrar, tomando como modelos algunos de sus artículos, las posibles 'claves de lectura’, intelectuales y retóricas, con las que poder defender la familia en los medios, protagonistas del espacio público en nuestro tiempo".
La investigadora ha comprobado que los argumentos, las similitudes, los ejemplos, las paradojas que el autor inglés usaba para salvaguardar la institución familiar contra el veneno del individualismo que invadía la sociedad de su tiempo, pueden ser atractivos y eficaces también en nuestros días, cuando la familia atraviesa una profunda crisis.
Durante toda su vida, Chesterton refutó las ideas que percibía como nocivas para la familia.
Por ejemplo, en una época en que ya se empezaban a rechazar los vínculos −se veían como lazos que ahogaban la libertad−, Chesterton sostenía que el voto matrimonial no era un vínculo que debía mantener unido algo que corría el riesgo de dividirse: el juramento, más bien, hacía hincapié, ensalzaba y subrayaba el deseo de estar juntos.
En una época en la que se presionaba para liberalizar el divorcio cuando los sentimientos desapareciesen, el autor afirmaba que el matrimonio no se basa sólo en los sentimientos, sino sobre todo en la fidelidad y la responsabilidad de los cónyuges.
En un contexto donde se trataba de promover "el amor libre", entendido como "relación sin compromisos", Chesterton sostenía con fuerza que el amor verdadero no puede ser anárquico, pues por su misma naturaleza exige ciertas reglas.
Son solo algunos ejemplos, pero suficientes, para suscitar una reflexión: ¿cuántas críticas dirigidas a la familia de los tiempos de Chesterton están presentes también en nuestros días?
¿Cuántas veces percibimos desconfianza hacia el matrimonio, hacia la posibilidad concreta de aceptar un compromiso que dure toda la vida?
Quizás los "enemigos" de la familia detectados por el autor (por ejemplo, Capitalismo, Eugenesia, Industrialismo, Sentimentalismo, Incomprensión del sentido de la libertad, Ausencia de la dimensión sobrenatural, etc.) no son tan distantes de nosotros.
La tesis analiza sólo los escritos de tipo periodístico de Chesterton, un autor que cultivó muchos géneros a lo largo de su carrera.
La investigadora revela cómo el escritor, al abordar las diversas temáticas, poseía una rara habilidad para construir marcos ("frames") usando a su favor las convicciones de los adversarios: lo que a primera vista parecía un punto de fuerza de quien defendía una idea opuesta a la suya, se convertía en cambio en su principal argumentación. Por ejemplo, si los partidarios del divorcio decían que éste era inevitable en el caso de que “surgieran incompatibilidades”, el autor afirmaba que precisamente la incompatibilidad natural entre hombres y mujeres es la base de las relaciones duraderas.
Chesterton se distingue por el dominio de las figuras retóricas, que sin duda hacen que su discurso sea bello, atrayente y persuasivo. Además, era capaz de crear “imágenes” que pintaban en la mente del lector auténticos cuadros de la realidad.
Si nos preguntáramos dónde reside la fuerza comunicativa del autor, la respuesta de Kovalenko, sería: “La impresión general es que el autor supera los esquemas habituales gracias a su capacidad de combinar de un modo plenamente orgánico todos los elementos de persuasión. En sus argumentos no faltan nunca el ethos y el pathos. Este modo de exponer aporta a las estructuras lógicas un fuerte impacto comunicativo, uniéndolos coherentemente a los aspectos psicológicos y emocionales. No es posible reducir su argumentación a un único factor persuasivo: lo consigue mediante la unión, la yuxtaposición de diversos elementos que se refuerzan mutuamente. Cada uno recupera y compensa los puntos débiles o incompletos de los otros".
Para comprender mejor todo esto, recomendamos leer la tesis, que sin duda tendrá un gran valor formativo para quien trabaje en el ámbito de la comunicación y deba defender la familia de los numerosos ataques que recibe.
La investigación desentraña los argumentos de un autor que ha hecho historia en el panorama del debate público; ofrece innumerables ideas para dialogar eficazmente, en nuestros días, sobre un tema tan delicado e importante.
Cecilia Galatolo, en familyandmedia.eu/es.
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