El Santo Padre tiene un “instinto natural” para la comunicación, no es un estratega
Dario Edoardo Viganò (Río de Janeiro, 1962) es desde 2015 el prefecto de la nueva Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede. Entre sus manos tiene nada menos que la operación de unificar la «galaxia de medios» del Vaticano. Este sacerdote de 54 años, especializado en cinematografía y profesor en la Universidad Pontificia Lateranense ha pasado recientemente por Madrid para presentar su libro Fidelidad es Cambio. La comunicación de Francisco contada de cerca (Romana Editorial).
¿Cuál es el secreto de la eficacia de la comunicación de Francisco?
Hay muchos elementos. Uno de ellos es que el Papa, por su formación y experiencia, tiene una comunicación que habla mucho a través de los gestos corporales, por lo tanto tiene una comunicación no verbal muy importante. El segundo aspecto fundamental es que el Papa hace lo que dice y dice lo que hace y no reconoce a ninguno el rol de oponente. Para él no existe ningún hombre ni ninguna mujer que esté excluido del anuncio del Evangelio de la Misericordia. Estos son los tres elementos que describen la comunicación del Papa, una comunicación fuertemente empática, y que está destinada a implicar a cada hombre y cada mujer.
¿El Papa hace un uso estratégico de la comunicación?
El Papa hace un uso natural de la comunicación, tiene un instinto comunicativo. Se presenta en público como vive de forma privada.
¿Cómo consigue Francisco ser más eficaz en su comunicación cuanto menos elaborada está?
Esto es posible precisamente cuando existe una gran diferencia entre lo que él hace y la lógica de los medios. Hay dos posibilidades para conseguir eficacia en los medios. La primera es la escuela de seguir las lógicas típicas de los medios; la segunda y es la que utiliza el Papa Francisco es interrumpir esa lógica para crear un shock. Por ejemplo, cuando nada más ser nombrado, el Papa pidió en la plaza de San Pedro la oración silenciosa. En ese momento los medios de comunicación habrían seguido una lógica de entusiasmo, de alegría gozosa pero el hecho de que el Papa pidiera una oración en silencio creó una transformación. Porque el silencio es un elemento muy poco comunicativo en televisión.
¿Cree que es suficientemente comprendido en Europa con ese estilo comunicativo que usted describe como «conversacional y concreto»?
Creo que sí. La prueba de esto por ejemplo la vemos en la plaza de San Pedro durante las audiencias generales de los miércoles o el rezo del Ángelus los domingos. Está siempre muy llena. Ha terminado la época de la curiosidad y ha comenzado el momento de la relación confidencial. Van a escuchar al Papa y no son solo católicos. También hay católicos de tradición que no van a misa. Por tanto ese estilo muy concreto, muy conversacional es un estilo en el que las personas se sienten muy acogidas.
La espontaneidad ha permitido al Papa conseguir una presencia muy destacada en los medios, ¿cree que esa actitud es un aviso a navegantes para el resto de la Iglesia?
Cada persona comunica según su formación, su carácter; por lo tanto es difícil imaginar que un modelo de comunicación como es el del Papa pueda convertirse en un estilo para todos. Pensemos, por ejemplo, en personas que tienen un papel importante en la Iglesia y que tienen un estilo, por su carácter, un poco esquivo y tímido. Si esas personas asumieran el estilo de comunicación de Francisco resultaría una caricatura. Lo que el Papa Francisco nos enseña, en cambio, es un estilo de comunicar a través de las palabras que tienen el peso de la verdad de la propia historia. Y esto creo que está contagiando a muchas personas.
¿Qué no sabemos todavía de Francisco?
Creo que del Papa Francisco sabemos mucho. Es muy generoso en el tiempo, en los gestos y la acogida. Ciertamente creo que podemos imaginar cosas que no vivimos directamente. Por ejemplo yo me pregunto frecuentemente por qué la homilía de Santa Marta es tan buscada por todos, no solo por los creyentes. Es una homilía que tiene un lenguaje muy simple, no tiene citas eruditas, ni términos en arameo ni hebreo. Entonces ¿por qué son tan buscadas? Tengo la certeza de que el motivo es que esa homilía que pronuncia por la mañana es fruto de su meditación sobre la palabra de Dios. Una meditación que dura más de una hora. ¿Qué no sabemos del Papa? Nosotros no vivimos su tiempo personal de oración privada pero podemos saber, aunque no lo veamos, que es un hombre fuertemente sumergido en el misterio de Dios.
Entrevista de Laura Daniele, en abc.es.
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