En 1988 el mundo tenía aproximadamente 15 millones de desplazados; ahora, en 2016, ya son más de 60 millones
La Sociedad Católica de Inmigración de Calgary cumple ahora 35 años en los que no se ha limitado a dar la bienvenida a los refugiados, también los ha reasentado e integrado en la sociedad canadiense. Al mando de todo, su director ejecutivo, que llegó a Canadá como refugiado iraní de religión bahaísta.
"Nuestra obligación es ayudar a los inmigrantes y refugiados para que se integren con nuestras comunidades, recuperen su autoestima y su dignidad y se conviertan en participantes importantes de todos los aspectos significativos de la vida de nuestras comunidades. Tenemos 70 programas diferentes y hemos atraído muchos talentos, la mayoría inmigrantes o refugiados” (Fariborz Birjandian. Director Ejecutivo CCIS).
Él no es el único refugiado. Muchos de los 300 trabajadores también lo son. Fariborz Birjandian es director desde hace 22 años. Por experiencia conoce la situación a la que se enfrentan los que llegan y sus temores al nuevo país.
"Nadie planea convertirse en un refugiado, pero cuando te ocurre es un mundo totalmente distinto. Tienes que aprender a funcionar con los pocos recursos que puedas tener. Los peligros de los refugiados, la seguridad de tus hijos y tu mujer, tu familia, por eso es importante entender el proceso mental de las personas que se convierten en un refugiado” (Fariborz Birjandian).
La Sociedad Católica de Inmigración en Calgary ayuda apadrinando a refugiados, tanto en el sector privado como a través del Gobierno. En 2013 empezaron a ayudar a refugiados de Siria y ya lo han hecho con más de 500. Eso representa 3 de cada 4 apadrinamientos en su zona.
Fariborz Birjandian pide una acción contundente para evitar que los refugiados dejen sus países. Si son refugiados, pide que las personas tomen medidas para enfrentarse a sus problemas a nivel local. Hay que gestionar la crisis, dice, porque tendrá un fuerte impacto en todos.
"El mundo se está convirtiendo en un pueblo pequeño. Y lo que ocurre en una parte del mundo no podemos ignorarlo. Cuando los ignoramos, el desastre se hace tan grande que impacta a todos. Todos lo ignoraron y ahora tenemos un problema que impacta fuertemente a las personas en Siria y a Europa y el mundo entero” (Fariborz Birjandian).
La Sociedad Católica de Inmigración en Calgary actúa como refugio para desplazados, independientemente de dónde vengan. Su lema es “fui un extranjero y me recibiste”, y esperan que el miedo de los refugiados en Canadá desaparezca algún día y solo quede la esperanza de un futuro brillante.