Pio Santiago
Antes de recibir a Jesús, hay que limpiar el alma de todo pecado. ¿Y cómo se hace?En el Sacramento de la confesión: Vas al confesionario, te pones de rodillas y dices tus pecados al sacerdote.
En ese momento es Jesús quien te recibe con los brazos abiertos y te perdona.
El sacerdote te da la absolución y se te perdonan todos los pecados. También los que se te hayan olvidado.
Cuando doña Dolores vio que Josemaría ya se estaba haciendo mayor y que podía confesarse lo invitó a hacerlo con su confesor. Josemaría aprendió que la confesión es un encuentro con Jesús, y que Jesús, por medio del sacerdote, nos perdona todos los pecados que hemos cometido después del Bautismo.
Pero, ¿nos perdona todos los pecados o sólo algunos?
Todos, si estamos arrepentidos de verdad.
¿Y cuantas veces nos perdona Jesús?
Siempre que le pedimos perdón y nos esforzamos para no volver a cometerlos.
¿Porqué nos perdona siempre?
Porque nos quiere más que todas las madres y todos los padres juntos.
¿Tanto?
Sí, ¡tanto! Por eso ha muerto en la Cruz: para salvarnos del pecado
Pero no cometer pecados es muy difícil.
¡Claro! Nosotros solos no podemos. Por eso debemos pedir ayuda a Jesús y a la Virgen María.
Josemaría estaba un poco nervioso en su primera confesión. Pero el sacerdote era muy simpático. Y le puso como penitencia que se comiera un huevo frito.
Si quieres saber más busca la página siguiente: Un sacrificio
Pio Santiago
Josemaría, cuando podía, se acercaba a la Catedral de la Asunción.
Sabía que dentro del Sagrario está Jesús escondido y que le agrada mucho que vayamos a visitarlo.
Josemaría le contaba muchas cosas a Jesús y le decía que tenía ganas de recibirle. Le pedía muchas cosas: por su familia, por la Iglesia, por el Papa, por los sacerdotes; por los enfermos, por los pobres y por la paz del mundo.
Si quieres saber más busca la página siguiente: La Confesión
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
Josemaría se sorprendía de que Jesús, el mismo que nació en Belén, el hijo de Dios y de la Virgen María, estuviera en un trocito de pan.
Es un milagro muy grande. Se ha quedado para que le comamos. Nos quiere con locura.
Josemaría aprende a querer con locura a Jesús escondido en el Sagrario y tenía muchas ganas de que llegase su Primera Comunión.
Por eso atendía mucho en clase de Religión. Y hacía muchas preguntas para saber más cosas de Jesús.
Es muy importante estudiar con atención el Catecismo y saber qué celebramos en la Santa Misa. Hay niños que están muy atentos, ayudan al sacerdote o hacen las lecturas, porque saben que así agradan a Jesús.
Si quieres saber más busca la página siguiente: La Visita a Jesús
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
Desde el mismo día de la muerte, miles de personas piden al Papa que se estudie su vida, sus virtudes y enseñanzas por si conviniera proclamarlo santo, para el bien de la Iglesia y de las almas.
El 6 de octubre del año 2002, en Roma; el Padre fue proclamado Santo por el Papa Juan Pablo II. A la ceremonia asistieron varios centenares de miles de personas.
Muchos hijos suyos y un gran número de amigos y cooperadores de la Obra llegaron desde todos los rincones del mundo. El acto se desarrolló en un impresionante clima de alegría y, sobre todo, de oración.
El Padre no está lejos de nosotros. Son muchos los que hablan con él en la oración y le dicen que pida a Dios lo que necesitan. Unos ruegan para que les cure o alivie la enfermedad. Otros, por las necesidades de su familia. Otros, por las grandes y pequeñas cosas de la vida: por el trabajo, por el estudio. Los favores más importantes son siempre la conversión de un amigo, que se acerca a los sacramentos después de muchos años.
Por el mundo entero se reza una oración, dirigida a Dios, pidiéndole que nos ayude a ser mejores y que escuche al Padre, que está a su lado y le pida por nosotros. Tenemos un buen intercesor en el Cielo.
Jesús, que amaste mucho a San Josemaría y juntos hicisteis cosas tan bonitas, haz que yo sepa quererte y ayúdame a ser como Tú. Jesús quiero ser cada día mejor y portarme bien siempre, aunque a veces me cuesta.
San Josemaría, que estás cerca de Dios y de la Virgen, diles que me ayuden. Por eso te pido... (pide lo que deseas y no olvides a tus padres, hermanos, amigos, profesores...)
Reza una Avemaría ("Dios te salve María, llena eres de gracia...") despacito.
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
La Obra se extiende por Europa, América, Japón y Filipinas, África y Australia. En 1975 hay ya más de sesenta mil hombres y mujeres de ochenta nacionalidades en el Opus Dei. Todos con el deseo de servir a la Iglesia y al Papa, como lo hizo su Fundador.
Si hasta aquí la vida del Padre ha sido dura, el sufrimiento que tiene por la Iglesia es más duro aún. Hace varios años que es atacada por gente ignorante que desea hacer daño. El Padre sufre, reza y se mortifica. Viaja, además, por muchos países llevando la buena doctrina de Jesucristo. El Padre ama a la Iglesia con todo su corazón y ofrece al Señor su vida por Ella.
El Señor aceptó su generoso ofrecimiento. El día 26 de junio de 1975, salió en automóvil para despedirse de sus hijas del Colegio Romano de Santa María.
Al Padre se le ve alegre, como siempre. Al cabo de un rato, sin embargo, se sintió un poco mareado y cansado. Poco después ya se siente mejor y regresa a Roma.
Al llegar, entra en el Oratorio y hace una genuflexión delante del Sagrario. Se dirige a su despacho y se apoya en la puerta. Mira el cuadro de la Virgen de Guadalupe y la saluda con una mirada cariñosa. Otra vez se siente cansado. —¡Javi! —llama a don Javier Echevarría. Don Javier acude deprisa, a tiempo de oír sus últimas palabras: —No me encuentro bien... El Padre se desploma sobre el suelo. Inmediatamente, don álvaro le administra los últimos sacramentos. Llegan los médicos, pero el Padre está ya en el Cielo.
Después del funeral celebrado por don álvaro, es enterrado en la cripta del Oratorio de Nuestra Señora de la Paz. Sobre la losa de mármol figura esta inscripción: EL PADRE. Es su mejor título.
A pesar de su muerte, la Obra no ha quedado huérfana: el Fundador sigue velando por ella desde el Cielo. Aquí en la tierra, don álvaro del Portillo, que tantos años ha vivido sin separarse de él, es designado para sucederle como Padre el día 15 de septiembre de 1975.
Si quieres saber más busca la página siguiente: Canonización
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
El Padre se queda a vivir en Roma. Muy pronto necesita un edificio que pueda llegar a ser la casa central del Opus Dei. Como no tiene dinero, acude a Dios para que resuelva el problema.
Una tarde, don álvaro sale de casa para hacer gestiones para adquirir un edificio que reúne las condiciones necesarias.
Ya entrada la noche regresa don álvaro.
—Padre —le dice lleno de alegría— todo está solucionado. —continúa don álvaro— quiere que le paguemos en dinero suizo y en el plazo de dos meses.
—Eso no tiene importancia, hijo mío. Nosotros no tenemos dinero italiano ni suizo, y al Señor le da igual darnos una moneda u otra.
Meses después viven ya en la portería de aquella vivienda. Poco a poco se va consiguiendo el resto y comienzan las obras de otros edificios, que servirán para dirigir el Opus Dei.
Con frecuencia el Padre se acerca a un mapa del mundo pintado sobre un globo de cartón. Coloca sus dedos sobre él y lo hace girar. Ante sus ojos pasan lentos los continentes y las naciones del mundo a las que se extenderá el Opus Dei. Como eso parecía muy difícil, decía:
—Hijos míos, ¡soñad y os quedaréis cortos!
Si quieres saber más busca la página siguiente: Marcha al Cielo
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
Al Padre le espera un intenso trabajo. La Obra ha sido bendecida y aprobada por el Obispo de Madrid, pero ha llegado el momento de ir a Roma para pedir al Papa que la apruebe para todo el mundo. Eso es lo que Dios quiere.
Hace unos meses que don álvaro se ha ido a Roma para cumplir este encargo. Cierto día escribe una carta al Padre diciéndole que es necesaria también su presencia. Le ha dolido enviarla porque sabe que está bastante enfermo; pero el Padre no piensa en su salud. Sólo quiere el bien de la Obra y hacer la voluntad de Dios. No se hace esperar y sale de Madrid inmediatamente.
Como tantas veces, se pone bajo la protección de la Virgen. El trayecto hasta Barcelona lo aprovecha para hacer romerías e implorar la ayuda de la Madre del Cielo.
A primeras horas de la tarde del viernes, el Padre sube al viejo barco correo J. J. Sister, con uno de sus hijos. Hacia la medianoche del sábado, llegan al fin al puerto de Génova, en Italia, donde le espera don álvaro del Portillo.
Al día siguiente, domingo, tras celebrar la Santa Misa, salen para Roma en un coche alquilado. Cuando ven la cúpula se San Pedro rezan un Credo.
Una vez en el pequeño apartamento, el Padre mira la Basílica de San Pedro desde una pequeña terraza.
A pesar del cansancio, comienza a rezar por la Iglesia y por el Papa. Hacia medianoche, se le acerca don álvaro.
—Padre, son más de las doce. Necesita descansar un poco.Todo es inútil. Agarrado a la barandilla de la terraza, sigue rezando hasta el amanecer.
Poco después de su llegada, tendrá la alegría de que el Papa Pío XII le reciba personalmente. Es ésta la primera visita, que recordará siempre con gran emoción. Tras un breve espacio de tiempo, el Papa reconoce que la Obra viene de Dios y la aprueba y bendice para que pueda desarrollarse por todo el mundo.
Si quieres saber más busca la página siguiente: Soñad
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
El Padre sabe que la Obra necesita sacerdotes. Por eso, cierto día habla con tres de sus hijos y les hace la misma pregunta en nombre de Dios:
—Hijo mío, ¿te gustaría ser sacerdote? Los tres responden afirmativamente.
Uno de ellos es Álvaro del Portillo. Son ordenados sacerdotes por el Obispo de Madrid. El Padre no asiste a la ceremonia religiosa para no ser él quien reciba las felicitaciones. Permanece en casa.
Apenas llegan, les besa las manos recién consagradas y les da un emocionado abrazo.
Aquella tarde la pasan con el señor Obispo.
—Cuando pasen los años os preguntarán: ¿qué decía el Padre el día de la ordenación de los tres primeros? Respondedles sencillamente: el Padre nos repitió lo de siempre: oración, oración, oración; mortificación, mortificación, mortificación; trabajo, trabajo, trabajo.
Si quieres saber más busca la página siguiente: En Roma
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Pio Santiago
El Padre predica retiros y ejercicios espirituales por toda España muchas veces al año. Todos oyen su palabra: chicos, chicas, profesores universitarios y sacerdotes, cientos de sacerdotes. Cada vez hay más personas del Opus Dei en diferentes ciudades de España.
Pero también hay gente que no comprende lo que es el Opus Dei y acusa al Padre falsamente de no estar haciendo una cosa de Dios.
El Obispo de Madrid, gran amigo del Padre, decide aprobar la Obra. Es decir, reconocer que viene de Dios. Cree que, de este modo, cesarán las afirmaciones falsas contra el Padre. él mismo le da la noticia un día por teléfono.
El Padre recibe la noticia lleno de gratitud. Inmediatamente después se reúne con su madre y le dice que acaba de telefonear el señor Obispo para anunciar que ha aprobado la Obra. Enseguida va al Oratorio para dar gracias a Jesús.
En uno de sus viajes, el Padre fue a Lérida para predicar a sacerdotes. La misma mañana en que empieza el retiro, le dice el obispo de la Diócesis:
—Don Álvaro le llama por teléfono.
El Padre escuchó dolorido la noticia de la muerte inesperada de su madre. El Padre siente una profunda tristeza. Se acerca al Sagrario y habla con el Señor. Pronto comprende que Dios ha hecho lo que más conviene. Cuando llega a Madrid, entra en el Oratorio. Se arrodilla ante el cadáver y llora de nuevo junto a sus hijos, que le acompañan emocionados.
Tras la muerte de doña Dolores, su hermana Carmen realiza el trabajo que en los últimos años han hecho entre las dos, hasta que Dios se la lleva con él al Cielo, muchos años después.
Si quieres saber más busca la página siguiente: Más sacerdotes
Información de contacto:
Correo electrónico: [email protected]
Introducción a la serie sobre “Perdón, la reconciliación y la Justicia Restaurativa” |
Aprender a perdonar |
Verdad y libertad |
El Magisterio Pontificio sobre el Rosario y la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae |
El marco moral y el sentido del amor humano |
¿Qué es la Justicia Restaurativa? |
“Combate, cercanía, misión” (6): «Más grande que tu corazón»: Contrición y reconciliación |
Combate, cercanía, misión (5): «No te soltaré hasta que me bendigas»: la oración contemplativa |
Combate, cercanía, misión (4) «No entristezcáis al Espíritu Santo» La tibieza |
Combate, cercanía, misión (3): Todo es nuestro y todo es de Dios |
Combate, cercanía, misión (2): «Se hace camino al andar» |
Combate, cercanía, misión I: «Elige la Vida» |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía II |
La intervención estatal, la regulación económica y el poder de policía I |
El trabajo como quicio de la santificación en medio del mundo. Reflexiones antropológicas |