Deseamos poner a disposición de quienes estén interesados en el conocimiento de las virtudes, ensayos, artículos y estudios que puedan servir como material de trabajo y reflexión, y abrir un marco de colaboración para todos aquellos que deseen participar en un diálogo interdisciplinar sobre una cuestión de tanta trascendencia para la vida moral de la persona y de la sociedad. Coordina: Tomás Trigo, Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Contacto Tomás Trigo
La virtud de la obediencia en el Opus Dei
Textos del Fundador del Opus Dei en CAMINO sobre la virtud de la obediencia
Citas de otros santos sobre la virtud de la obediencia
Obediencia cristiana en el Opus Dei
La obediencia cristiana es un acto libre que busca realizar la voluntad de Dios en la propia vida, para identificarse con Jesucristo.
Los miembros del Opus Dei deben obedecer a las autoridades de la Prelatura en lo relativo a su vida espiritual y al apostolado. La obediencia en el Opus Dei, en palabras de San Josemaría, debe ser: libre, inteligente, pronta y alegre. Esta obediencia nunca se refiere a asuntos políticos, económicos o sociales, como es lógico, donde cada miembro actúa con arreglo a su propio criterio.
La virtud de la obediencia en el Opus Dei.
La obediencia es una virtud que no está de moda. Equivocadamente, tendemos a pensar que supone una falta de libertad, y es una virtud propia de menores de edad, de capitidisminuidos. Sin embargo, la tradición de la Iglesia y la vida de los Santos nos demuestra que esta visión es errónea. Que obediencia y libertad no están enfrentadas, sino que son perfectamente compatibles. Bien mirado, es un hecho que todos obedecemos, de un modo o de otro, y no por eso dejamos de ser libres. Los que forman parte de un equipo de fútbol obedecen -en diferente medida- a los deseos del entrenador, al árbitro, a la afición... Los hijos obedecen a sus padres; los ciudadanos a los gobernantes; los trabajadores al que les dirige... En la vida espiritual no puede ser de otro modo. El propio San Pablo sometió su voluntad a la de Ananías, en Damasco; Abraham obedeción a Dios, hasta el punto de sacrificar a su hijo (aunque un ángel de Dios se lo impidió). Jesucristo, como nos recuerda San Pablo, fue obediente hasta la muerte, y muerte de Cruz.
San Francisco de Sales nos dice sobre la virtud de la obediencia: Todo es seguro dentro de la obediencia y todo se vuelve sospechoso fuera de ella. Cuando Dios concede sus inspiraciones a un alma, la primera es la de la obediencia...
Por esa razón, aquel que dice que actúa por inspiración de Dios, pero se niega a obedecer a sus superiores y a secundar sus recomendaciones, es un impostor. Todos los profestas y predicadores inspirados por Dios han amado siempre la Iglesia, han guardado su doctrina, han sido aprobados por ella...
San Francisco, santo Domingo y el resto de los Padres de las órdenes religiosas, se consagraron al servicio de las almas después de una inspiración extraordinario, y precisamente por eso, se sometieron más humilde y sinceramente a la sagrada jerarquía de la Iglesia.
Así pues, la virtud de la obediencia en el Opus Dei es plasmación de una tradición cristiana que ensalza y aconseja la obediencia a los directores espirituales. La obediencia en el Opus Dei está referida siempre a cuestiones espirituales (apostolado, vida espiritual, etc.), y nunca se refiere a asuntos políticos, económicos, o sociales, en los que cada miembro del Opus Dei actúa con arreglo a su propio criterio.
Textos del Fundador del Opus Dei en CAMINO sobre la virtud de la obediencia
615. Templa tu voluntad, viriliza tu voluntad: que sea, con la gracia de Dios, como un espolón de acero.
Sólo teniendo una fuerte voluntad sabrás no tenerla para obedecer.
616. Por esa tardanza, por esa pasividad, por esa resistencia tuya para obedecer, ¡cómo se resiente el apostolado y cómo se goza el enemigo!
617. Obedeced, como en manos del artista obedece un instrumento que no se para a considerar por qué hace esto o lo otro, seguros de que nunca se os mandará cosa que no sea buena y para toda la gloria de Dios.
618. El enemigo: ¿obedecerás... hasta en ese detalle "ridículo"? Tú, con la gracia de Dios: obedeceré... hasta en ese detalle "heroico".
620. Si la obediencia no te da paz, es que eres soberbio.
622. ¡Qué bien has entendido la obediencia cuando me has escrito: "obedecer siempre es ser mártir sin morir"!
623. Te mandan una cosa que crees estéril y difícil. Hazla. Y verás que es fácil y fecunda.
624. Jerarquía. Cada pieza en su lugar. ¿Qué quedaría de un cuadro de Velázquez si cada color se fuera por su sitio, cada hilo de la tela se soltase, cada trozo de madera del bastidor se separase de los otros?
626. ¿Verdad, Señor, que te daba consuelo grande aquella "sutileza" del hombrón-niño que, al sentir el desconcierto que produce obedecer en cosa molesta y de suyo repugnante, te decía bajito: ¡Jesús, que haga buena cara!?
628. Ahora, que te cuesta obedecer, acuérdate de tu Señor, "factus obediens usque ad mortem, mortem autem crucis" ¡obediente hasta la muerte, y muerte de cruz!
629. ¡Oh poder de la obediencia! El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano.
Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron "piscium multitudinem copiosam" una gran cantidad de peces.
Créeme: el milagro se repite cada día.
Citas de otros santos sobre la virtud de la obediencia
San Juan Crisóstomo: "Dios no necesita de nuestros trabajos, sino de nuestra obediencia" (Homilía sobre san Mateo, 56)
San Agustín: "Cristo, a quien el universo está sujeto, estaba sujeto a los suyos" (Sermón 51).
Santa Teresa: "Muchas veces me parecía no se poder sufrir el trabajo comforme a mi bajo natutral, me dijo el Señor: Hija, la obediencia da fuerzas". (Fundaciones)
Fray Luis de León: "La aceptación del sufrimiento no está en no sentir, que eso es de los que no tienen sentido, ni en no mostrar lo que duele y se siente, sino aunque duela, y por más que duela, en no salir de la ley ni de la obediencia a Dios. Que el sentir, natural es a la carne, que no es bronce" (Exposición del libro de Job, c. 3)
San Francisco de Sales recuerda que hay que obedecer no sólo en lo que nos cuesta, sino también lo que nos gusta: "Haz de obedecer cuando te manden cosas agradables, como es el comer y divertirse, porque aunque entonces no parece gran virtud el hacerlo, el no hacerlo sería gran defecto" (Introducc, 3, 11)
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