El Papa Francisco ha pedido oraciones por el Sínodo de la Familia de octubre. Dijo que hay que relanzar este proyecto y que todos, papa, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, están llamados a hacerlo. “Necesitamos oraciones, no chismes”
Hoy, 25 de marzo, además, se cumplen 20 años de la encíclica Evangelium vitae en el que “la familia ocupa un puesto central”. “El lazo entre Iglesia y familia es sagrado e inviolable”, dijo. Y añadió que la Iglesia “nunca abandona a la familia”.
Resumen de la catequesis del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
El 25 de marzo celebramos la fiesta de la Anunciación. El Arcángel Gabriel visita a la Virgen María y le dice que concebirá y dará a luz al Hijo de Dios. Con este anuncio, el Señor ilumina y refuerza la fe de María, como hará luego con su esposo José, para que Jesús nazca y sea acogido en el calor de una familia.
Hoy que, en muchos países, se celebra la Jornada por la Vida, se cumplen veinte años de la encíclica Evangelium vitae, en la que la familia ocupa un puesto central.
Desde el principio, Dios bendijo al hombre y a la mujer para que formasen una comunidad de amor para transmitir la vida. En el sacramento del matrimonio, los esposos cristianos se comprometen con esta bendición durante toda la vida; y la Iglesia, por su parte, se obliga a no abandonar a la nueva familia, ni siquiera cuando ésta se aleje o caiga en el pecado, llamándola siempre a la conversión y a la reconciliación con el Señor.
Para llevar a cabo esta misión, la Iglesia necesita una oración llena de amor por la familia y por la vida. Por eso, les propongo rezar insistentemente por el próximo Sínodo de los Obispos, sobre la familia, para que la Iglesia esté cada vez más comprometida y más unida en su testimonio del amor y la misericordia de Dios con todas las familias.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en especial a los grupos provenientes de España, Uruguay, Colombia, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Les pido, por favor, que no falten las oraciones de todos por el Sínodo. Necesitamos oraciones, no chismes. Que recen también los que se sienten alejados o no están habituados a rezar. Muchas gracias.
Texto completo de la catequesis del Papa traducida al español
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Buenos días pero no una linda jornada ¿eh?
Hoy la audiencia se lleva a cabo en dos lugares diferentes, como hacemos cuando llueve: ustedes aquí en la plaza, y muchos enfermos en el Aula Pablo VI que siguen la audiencia a través de las pantallas gigantes. Ahora, como un gesto de fraternal cortesía, los saludamos con un aplauso. ¡Y no es fácil aplaudir con el paraguas en la mano! ¿Eh?
En nuestro camino de catequesis sobre la familia, hoy es una etapa un poco especial: será una pausa de oración.
El 25 de marzo, de hecho, en la Iglesia celebramos solemnemente la Anunciación, el inicio del misterio de la Encarnación. El Arcángel Gabriel visita la humilde muchacha de Nazaret y le anuncia que concebirá y dará a luz al Hijo de Dios. Con este anuncio, el Señor ilumina y fortalece la fe de María, como luego hará también con su esposo José, para que Jesús pueda nacer en una familia humana.
Esto es muy bello: nos muestra qué profundo es el misterio de la Encarnación, así como Dios lo ha querido, que comprende no solamente la concepción en el vientre de la madre, sino también la acogida en una verdadera familia. Hoy me gustaría contemplar con ustedes la belleza de este vínculo. La belleza de esta condescendencia de Dios; y podemos hacerlo recitando juntos el Ave María, que en la primera parte retoma precisamente las mismas palabras del Ángel, aquellas que le dirigió a la Virgen. Oremos juntos:
«Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén»
Y ahora un segundo aspecto: el 25 de marzo, solemnidad de la Anunciación, en muchos países se celebra la Jornada por la Vida. Por ello, veinte años atrás, San Juan Pablo II en esta fecha firmó la Encíclica Evangelium vitae. Para conmemorar este aniversario hoy están presentes en la Plaza muchos adherentes del Movimiento por la Vida. En la Evangelium Vitae la familia ocupa un lugar central, en cuanto es el seno de la vida humana.
La palabra de mi venerado Predecesor nos recuerda que la pareja humana ha sido bendecida por Dios desde el principio para formar una comunidad de amor y de vida, a la que ha sido confiada la misión de la procreación. Los esposos cristianos, celebrando el sacramento del matrimonio, se vuelven disponibles para honrar esta bendición, con la gracia de Cristo, para toda la vida.
La Iglesia, por su parte, se compromete solemnemente a cuidar a la familia que nace, como un don de Dios para su propia vida, en las buenas y en las malas: el vínculo entre la Iglesia y la familia es sagrado e inviolable. La Iglesia, como madre, nunca abandona la familia, aun cuando esta está abatida, herida y mortificada de tantas maneras. Ni siquiera cuando cae en el pecado, o se aleja de la Iglesia; siempre hará de todo para tratar de curarla y de sanarla, para invitarla a la conversión y para reconciliarla con el Señor.
Y bien, si esta es la tarea, es claro cuánta oración necesita la Iglesia para ser capaz, en todo tiempo, de cumplir esta misión. Una oración llena de amor por la familia y por la vida. Una oración que sabe regocijarse con los que gozan y sufrir con los que sufren.
He aquí entonces lo que junto con mis colaboradores, hemos pensado proponerles hoy: renovar la oración para el Sínodo de los Obispos sobre la familia. Relanzamos este compromiso hasta el próximo octubre, cuando tendrá lugar la Asamblea sinodal ordinaria dedicada a la familia. Quisiera que esta oración, al igual que todo el camino sinodal, esté animada por la compasión del Buen Pastor por su rebaño, especialmente por las personas y familias que por diversos motivos están «cansadas y abatidas, como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9,36). Así, sostenida y animada por la gracia de Dios, la Iglesia podrá estar aún más comprometida y más unida, en el testimonio de la verdad del amor de Dios y de su misericordia por las familias del mundo, ninguna excluida, tanto dentro como fuera del redil.
Les pido que por favor no hagan faltar su oración. Todos −el Papa, Cardenales, Obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos− todos estamos llamados a rezar por el Sínodo. De esto hay necesidad, ¡no de habladurías! Invito a rezar también a cuantos se sienten alejados, o que ya no están acostumbrados a hacerlo. Esta oración por el Sínodo sobre la familia es por el bien de todos. Sé que esta mañana les entregaron una estampita, y que la tengan entre sus manos. Tal vez estará un poco mojada… Los invito a conservarla y llevarla con ustedes, para que en los próximos meses puedan recitarla a menudo, con santa insistencia, como Jesús nos ha pedido. Ahora la rezamos juntos:
Jesús, María y José, en vosotros contemplamos el esplendor del verdadero amor; a vosotros, confiados, nos dirigimos.
Sagrada Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.
Sagrada Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Sagrada Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de Obispos haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchad, acoged nuestra súplica. Amén
(*)Traducción del italiano: Griselda Mutual, RV
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