El autor comenta algunas de las respuestas del Santo Padre en la conferencia de prensa durante el vuelo de Manila a Roma, el pasado día 19 de enero, una vez concluido su Viaje apostólico a Sri Lanka y Filipinas
En el viaje de regreso desde Filipinas el Papa Francisco concedió una amplia entrevista a los periodistas, anunciando entre otras cosas, que pronto irá a descubrir África, en República Centroafricana y en Uganda, y después de los Estados Unidos visitará varios países de América Latina.
Como sabemos las entrevistas del Papa no son Magisterio, pero ayudan a entender la “mens” del Pontífice y pueden explicar mejor algunas de las expresiones de sus discursos oficiales. Francisco explicó que cuando en las Filipinas habló de “colonizaciones ideológicas” que atacan a la familia hacía referencia a la “teoría de género” que se quiere imponer en modo totalitario a los niños.
Y ha repetido, haciendo nuevamente referencia al libro Señor del mundo, de Robert Hugh Benson, la crítica a los poderes fuertes que deprecian a los pobres, ponen en ridículo las religiones, y quieren imponer una mentalidad antinatalista, un “neo-malthusianismo universal” contra el cual nos puso en guardia proféticamente el beato Pablo VI −que también insistía en el concepto de “paternidad responsable”− en la Humanae Vitae.
Las Filipinas dejaron en el corazón del Pontífice sobre todo «el gesto de los papás, cuando levantaban a los niños para que el Papa los bendijese. El gesto de un papá. Habían muchos. Levantaban a los niños, ahí, cuando yo pasaba por el camino. Un gesto que en otros lados no se ve». Y las mamás presentaban al Papa sus hijos con alegría, también en el caso de los discapacitados. «El gesto de la paternidad, de la maternidad, del entusiasmo, de la alegría».
El Pontífice también ha repetido su elogio del llanto. De hecho, «una de las cosas que se pierde cuando hay mucho bienestar, o los valores no se entienden bien, o estamos acostumbrados a la injusticia, a esta cultura del descarte, es la capacidad de llorar. Es una gracia que tenemos que pedir». Y recordó a la joven de Manila que en el dialogo con los jóvenes «fue la única que hizo aquella pregunta que no se puede responder: “¿por qué sufren los niños?” El gran Dostoievski se la hacía y no pudo responder». La única respuesta adecuada es llorar y confiarse al Señor.
La pregunta quizá más importante vino cuando un periodista alemán preguntó al Papa qué cosa quiso decir con la expresión “colonización ideológica” que amenaza hoy a la familia. Usando un ejemplo, el Papa ha explicado que quiso hacer referencia directamente a la ideología de género. «La colonización ideológica: diré solo un ejemplo, que yo he visto. Veinte años atrás en 1995, una Ministro del Instrucción Pública había pedido un importante préstamo para la construcción de escuelas para los pobres. Le dieron el préstamo con la condición que en las escuelas hubiera un libro para los niños de un cierto nivel. Era un libro de escuela, un libro bien preparado didácticamente, donde se enseñaba la teoría de género. Esta mujer necesitaba el dinero del préstamo, pero aquella era la condición».
Palabras claras: «¿Por qué digo “colonización ideológica”? Porque son adecuadas, adecuadas justamente a la necesidad de un pueblo o a la oportunidad de entrar y hacerse fuerte, a través de los niños. Pero esta no es una novedad. Lo mismo hicieron las dictaduras del siglo pasado. Entraron con su doctrina. Piensen en los Balilla, piensen en la Juventud Hitleriana. Colonizaron el pueblo, querían hacerlo».
La comparación entre “colonización” del género y totalitarismos del siglo XX no es nueva. Ya el 11 de abril de 2014, hablando a la Oficina Internacional Católica para la Infancia, el Papa Francisco recordó que «es necesario defender el derecho de los niños a crecer en una familia, con un papá y una mamá capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectica. Continuando a madurar en relación a la masculinidad y a la feminidad de un padre y de una madre».
Y dijo también: «Los horrores de la manipulación educativa que vivimos en las grandes dictaduras genocidas del siglo XX no han desaparecido; conservan su actualidad bajo vestidos diferentes y propuestas que, bajo el pretexto de modernidad, empujan a los niños y a los jóvenes a caminar sobre la vía dictatorial del “pensamiento único”».
Otra vez Francisco relacionó el ataque a la familia con una estrategia más amplia de poderes fuertes, de “imperios colonizadores”, que buscan hacer perder a los pueblos su identidad y al mismo tiempo crean formas de dominio económico y financiero que descartan a los pobres. Un periodista relacionó las palabras del Papa sobre los pobres que son “descartados” con la expresión de “terrorismo de Estado”. Francisco respondió que nunca había relacionado ambos conceptos, pero ciertamente descartar y excluir tenían algo que ver con el terrorismo. «¿Esto es un terrorismo? Sí, se puede pensar que lo sea… Se puede pensar, pero lo pensaré bien, ¡gracias!».
Y el Papa invitó nuevamente a leer Señor del mundo, de Benson, un libro sobre el poder del Anticristo que impone a todos un pensamiento único totalitario ya citado en varias prédicas de Santa Marta. «Hay un libro, perdónenme, pero hago un poco de publicidad, hay un libro con un estilo un poco pesado al inicio, porque fue escrito en 1903 en Londres. Es un libro que… en ese tiempo el escritor vio el drama de la colonización ideológica y lo describe en ese libro. Se llama The Lord of the Earth o The Lord of the World, uno de los dos. El autor es Benson, escrito en 1903, les aconsejo leerlo. Leyéndolo entenderán lo que quiero decir con “colonización ideológica”».
En los Estados Unidos ha despertado cierta sorpresa y crítica el elogio que el Papa ha propuesto en las Filipinas a la encíclica Humanae Vitae del beato Pablo VI, un texto detestado por toda una cultura antinatalista y progresista. En la entrevista Francisco afirma que «la apertura a la vida es condición del Sacramento del Matrimonio. Un hombre no puede dar el sacramento a la mujer y la mujer darlo al hombre si no están de acuerdo en este punto, de estar abiertos a la vida. Hasta el punto que, si se puede probar que ella o él se casaron con la intención de no estar abiertos a la vida, ese matrimonio es nulo, es causa de nulidad matrimonial, ¿o no?».
Pero Francisco elogia también al beato Pablo VI porque «fue un profeta, que con esto nos ha dicho: cuídense del neo-Malthusianismo que está en camino». «Miraba al neo-Malthusianismo universal que estaba en camino. Y ¿cómo se llama este neo-Malthusianismo? Es el menos del 1% del nivel de los nacimientos en Italia, lo mismo en España. Ese neo-Malthusianimo que buscaba un control de la humanidad de parte de las potencias».
Esto, ha precisado el Pontífice, «no significa que el cristiano tenga que hacer hijos en serie. Yo he corregido unos meses atrás a una mujer en una parroquia porque estaba en cinta del octavo hijo luego de siete cesáreas. “Pero ¿usted quiere dejar huérfanos a los otros siete?” Esto es tentar a Dios. Se habla de paternidad responsable». «Algunos creen que −perdónenme la expresión− para ser buenos católicos tenemos que ser como conejos, no, paternidad responsable».
Cuando se habla de familias como en muchos países como las Filipinas el Papa sin embargo invita siempre a mirar también «el otro extremo, que ocurre en Italia, donde he escuchado −no sé si es verdad− que en el 2024 no habrá dinero para pagar a los jubilados. La disminución de la población, ¿no?» Y enseñar la paternidad responsable no significa renegar la Humanae Vitae sino proponer vías “lícitas”. Sin despreciar a la familia que libremente y responsablemente, evaluadas sus circunstancias, eligen ser familias numerosas. «Para la gente más pobre un hijo es un tesoro. Es verdad, también aquí se tiene que ser prudentes. Para ellos un hijo es un tesoro. Dios sabe cómo ayudarlos. Tal vez algunos no son prudentes en esto, es verdad. Paternidad responsable, pero mirar también la generosidad de ese papá y de esa mamá que ven en cada hijo un tesoro».
Francisco no puso reversa, ni siquiera cuando una periodista española le recordó las críticas por la imagen −utilizada en el tema de ofensa a la religión− del puño que daría a quien ofenda a su madre. «En teoría −ha explicado el Papa− podemos decir que una reacción violenta delante a una ofensa, a una provocación, en teoría sí, no es una cosa buena, no se debe hacer. En teoría, podemos decir lo que el Evangelio dice, que tenemos que poner la otra mejilla. En teoría, podemos decir que tenemos la libertad de expresar y esto es importante. En la teoría estamos todos de acuerdo». En la práctica, sin embargo «no puedo insultar, ni provocar a una persona continuamente», por lo tanto «la libertad de expresión debe tener en cuenta la realidad humana y por eso debe ser prudente». La virtud de la prudencia no es miedo, «la virtud humana que regula nuestras relaciones» y los hace propiamente humanos.
A una pregunta sobre la corrupción en el mundo y en la Iglesia, el Papa respondió que «la corrupción hoy en el mundo está al orden del día y la disposición a la corrupción encuentra rápidamente nido en las instituciones». Este clima enfermo entra también en la Iglesia. Francisco recordó que en 1994 le ofrecieron una gran donación para los pobres bajo la condición de devolver la mitad, en negro, al donante: un modo de reciclar el dinero presumiblemente sucio. «En aquel momento pensé qué cosa hacer, o lo insulto, o le doy una patada donde no le cae el sol o me hago el tonto. E hice el tonto. Dije, pero con la verdad, dije: “Usted sabe que en las vicarías no tenemos cuenta; usted debe hacer el deposito en el Arzobispado con el recibo. Y ahí está todo”. “Ah, no sabía, mucho gusto” y se fueron». Pero se les había ocurrido que podían corromper a un eclesiástico tal vez porque ya habían corrompido a otros. «Es una llaga en la Iglesia, pero ha habido santos, y santos pecadores, pero no corruptos. Miremos al otro lado, también a la Iglesia santa».
A propósito de no haber invitado al Dalai Lama cuando pasó por Roma, Francisco respondió que la práctica diplomática vaticana es de no recibir a las personalidades que vienen a Roma a reuniones internacionales y no en visita singular: «es por esto que no fue recibido. He visto que algunos periódicos dijeron que no lo había recibido por miedo de China. Eso no es verdad». Incluso al Dalai Lama se le propuso una fecha para una audiencia. Al mismo tiempo, al gobierno chino se le hace saber que al Papa le gustaría mucho ir a China.
Marco Ansaldo, de La Stampa, sugirió que los llamados del Papa a los líderes musulmanes para que condenen el terrorismo y las persecuciones a los cristianos quedaron en buena parte del mundo como letra muerta. «También ese llamado −respondió Francisco− lo repetí el mismo día de la partida a Sri Lanka, al Cuerpo Diplomático, en la mañana. En el discurso al Cuerpo Diplomático −no recuerdo las palabras− dije que esperaba que los líderes religiosos, políticos, académicos e intelectuales, se expresen. También el pueblo moderado islámico pide eso a sus líderes». El Papa ha asegurado que no se cansara de repetir la petición.
Massimo Introvigne
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