El mero seguir adelante nos hace más fuertes, si hemos sabido preservar lo esencial
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El mero seguir adelante nos hace más fuertes, si hemos sabido preservar lo esencial
Casi en las últimas páginas de ‘Las uvas de la ira’, el padre de la familia se desmorona y reconoce ante su mujer, la verdadera protagonista de la novela, que ya no vale nada y que es ella quien los está sacando adelante en medio de tantas dificultades. ‘Ma Joad’, para consolarlo, le dice con ternura que los hombres viven a sacudidas y, por tanto, que es normal lo que le ocurre. Nace un niño, una sacudida; muere un anciano, otra sacudida; compro una granja o la pierdo, otra sacudida. Sin embargo, según ella, las mujeres viven de otro modo: son como un río que fluye y avanza siempre sin detenerse, con algunos remolinos, quizá con alguna cascada, pero siempre hacia delante.
Las mujeres llevan fama de volubles, pero lo que dice Steinbeck por boca del personaje Ma Joad parece más verdadero, muy especialmente en el caso de las madres. Vivir a sacudidas es propio de alguien que, en realidad, vive varias vidas casi en paralelo, sin un ideal o un amor que las vertebre y unifique, de modo que cuando algo falla, fallan también las fuerzas para rehacerse e insistir.
Al leer lo que se escribe sobre el año 2013, tan lleno de sacudidas para todos y más en estas tierras, solo encuentro lamentaciones. Nadie considera, como Ma Joad, que el mero seguir adelante nos hace más fuertes, si hemos sabido preservar lo esencial: la fuerza que permite a las madres mantenerse en pie e insistir, sin bajar los brazos, incluso cuando parece que ya no cabe la esperanza. Quizá, después de todo, no haya sido tan malo este 2013.