Me ha llamado la atención el modo en que un diario de Génova presenta una información sobre la ‘JMJ’<br /><br />
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Aunque las cifras definitivas fueran esas, a mí que la gente se inscriba con antelación ya me parece un milagro y si los inscritos llegan a 420 mil, creo que (en los tiempos que corren) es algo verdaderamente digno de nota
Supongo que no faltarán polémicas —reales y, sobre todo, periodísticas— durante las semanas que restan para el comienzo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid. Imagino también que, como suele ocurrir cuando está Benedicto XVI de por medio, buena parte de ellas se estrellarán ante la realidad de los hechos. La vida suele ser mucho mejor que la mezquindad de algunos escenarios preconfeccionados.
En este contexto me ha llamado la atención el modo en que un diario de Génova, Il Secolo XIX, presenta una información sobre la JMJ. El título dice: “Madrid, más italianos que españoles: es un ‘flop’ el meeting de los jóvenes católicos”. El subtítulo precisa: “El Papa no basta: estaban previsto 2 millones de peregrinos, llegarán solo 420 mil”. Dice que los italianos son 86.200 y los ibéricos solo 86.100.
Cualquiera que conozca algo de las Jornadas Mundiales de la Juventud sabe que las inscripciones son superadas abundantemente por la realidad, y que eso se refleja sobre todo en los que proceden del país organizador, que no sienten la urgencia de apuntarse pues “juegan en casa”. Pero aunque las cifras definitivas fueran esas, a mí que la gente se inscriba con antelación ya me parece un milagro y si los inscritos llegan a 420 mil, creo que (en los tiempos que corren) es algo verdaderamente digno de nota. Desde mi punto de vista, esa es —precisamente— la noticia que la cronista se ha perdido.