Para recordar ese momento del modo más significativo desde el punto de vista cristiano, que es el de la oración
Se ofrecerá al Papa «una extraordinaria corona de oración y de sobrenatural unidad, capaz de mostrar tanto el centro real de nuestra vida, del cual brota todo esfuerzo misionero y pastoral, como el auténtico rostro de la Iglesia y de sus sacerdotes»
Ciento ochenta y seis mil horas de adoración eucarística en pocos días, para celebrar al Papa y pedir al cielo el don de sacerdotes santos y de nuevas vocaciones. Es el regalo especial con ocasión del sexagésimo aniversario de la ordenación sacerdotal de Joseph Ratzinger que la Congregación para el Clero solicitó a los católicos de todo el mundo, pidiendo a cada obispo de las 3100 diócesis de la Iglesia promover 60 horas de adoración, una por cada año de sacerdocio de Benedicto XVI.
Desde hace días se multiplican los avisos y los anuncios en las diversas diócesis para iniciativas de oración y de adoración al Santísimo Sacramento en vistas del aniversario.
El 29 de junio de 1951, fiesta de los santos Pedro y Pablo, Joseph Ratzinger, junto al hermano mayor Georg y otros cuarenta candidatos, recibió la ordenación sacerdotal. El día de verano era espléndido, la ceremonia tuvo lugar en la catedral de Freising. La presidió el cardenal Michael Faulhaber, opositor del nazismo y autor del primer boceto de la encíclica de Pío XIMit brennender Sorge que en marzo de 1937 había condenado las teorías hitlerianas.
Cuando le tocó al joven Joseph arrodillarse frente al viejo purpurado, ocurrió algo. «No se debe ser supersticioso —escribirá Ratzinger en su autobiografía— pero en el momento en que el anciano arzobispo impuso las manos sobre mí, un pajarillo —tal vez una alondra— se elevó desde el altar mayor de la catedral y entonó un breve canto gozoso; para mí fue como si una voz desde lo alto me dijese: está bien así, estás en el camino correcto».
Para recordar ese momento del modo más significativo desde el punto de vista cristiano, que es el de la oración, la Congregación para el Clero guiada por el cardenal Mauro Piacenza, con una carta firmada por el secretario del dicasterio, el arzobispo Celso Morga Izuruibieta, fechada el 13 de mayo de 2011 y enviada a los obispos de todo el mundo por medio de los nuncios apostólicos, sugirió que se organizasen sesenta horas de adoración en cada diócesis.
«La ocasión —se lee en la carta— es particularmente propicia para reunirnos en torno al Sumo Pontífice, para testimoniarle toda nuestra gratitud, nuestro afecto, nuestra comunión por el servicio que está ofreciendo a Dios y a Su Iglesia y, sobre todo, por aquel resplandecer de la Verdad sobre el mundo, al cual su alto magisterio continuamente hace referencia».
«Se piensa poder ofrecer algo grato al Santo Padre invitando a cada circunscripción eclesiástica, con particular participación de los sacerdotes, a ofrecer, por la circunstancia del sexagésimo aniversario, sesenta horas de adoración eucarística, continuadas o distribuidas en el próximo mes de junio, por la santificación del clero y para obtener de Dios el don de nuevas y santas vocaciones sacerdotales».
El culmen del camino de oración «podría coincidir con la Solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús (Jornada de santificación sacerdotal), el próximo 1° de julio». De este modo, se ofrecería al Papa «una extraordinaria corona de oración y de sobrenatural unidad, capaz de mostrar tanto el centro real de nuestra vida, del cual brota todo esfuerzo misionero y pastoral, como el auténtico rostro de la Iglesia y de sus sacerdotes».