Escrito por Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei
La beatificación de Juan Pablo II y algunas escenas evangélicas que propone la Iglesia son una invitación para vivir con intensidad la Cuaresma y acoger la celebración de la Pascua
La beatificación de Juan Pablo II y algunas escenas evangélicas que propone la Iglesia son una invitación –señala el Prelado– para vivir con intensidad la Cuaresma y acoger la celebración de la Pascua.
Dos son los temas que ocupan preferentemente la Carta de Mons. Javier Echevarría: la segunda parte de la Cuaresma que nos presenta un buen momento para repasar los propósitos que nos habíamos formulado al comenzar estas semanas y para reavivar los deseos sinceros de llegar bien preparados a la Semana Santa y a la Pascua, para lo que sugiere quequizá cabe servirse, como hilo conductor, de los textos del Evangelio que leeremos los próximos domingos en la Misa, como Benedicto XVI señala en su Mensaje de este año, y el 6º aniversario del tránsito de Juan Pablo II, acontecimiento que trae a nuestra memoria el ejemplo de fidelidad a Dios que el Santo Padre ofreció a la Iglesia y al mundo.
Recuerda el Prelado la profunda impresión que causó su muerte santa en el mundo entero, así como la extraordinaria afluencia de personas de todas las edades, especialmente jóvenes, que en aquellos días se trasladaron a Roma para acompañar sus sagrados restos mortales, constituyeron una señal clara de que la fe palpita en muchísima gente, aunque a veces se halle oculta bajo una capa de acostumbramiento, de rutina, e incluso de pecado, pero, como sucedió en aquellas jornadas, basta el soplo del Espíritu Santo para que muchas almas experimenten una profunda conversión y se acerquen de nuevo a Dios.
Y continúa el Prelado que esa misma reacción sobrenatural volvió a repetirse, poco después, con motivo de la elección del Papa Benedicto XVI, el día 19 de abril. Entonces fuimos testigos emocionados, convencidos y agradecidos de lo que el Santo Padre afirmó con fuerza en la Misa de comienzo de su ministerio petrino: «¡La Iglesia está "viva"»!,y añade queefectivamente, no es posible que fenezca –aunque en ocasiones parezca que se tambalea– porque está asistida por el Paráclito y su Cabeza es Jesucristo, resucitado y glorioso, Rey de la entera creación.
Refiriéndose de nuevo a la próxima beatificación de Juan Pablo II, manifiesta Mons. Echevarría su convencimiento de que la elevación a los altares de este santo Pontífice nuevamente provocará en el mundo y en la Iglesia una oleada de fe y de amor, de gratitud a Nuestro Señor, de adhesión llena de confianza a la Iglesia, nuestra Madre.
Mientras tanto, continúa, preparémonos para la Pascua, considerando en nuestra oración personal los textos evangélicos que la liturgia nos presenta en estas semanas. Por eso, miremos con valentía si hemos acompañado y acompañamos de cerca a Jesucristo, si le escuchamos y nos aplicamos lo que nos dice, si deseamos no dejarle nunca solo.
Después de considerar algunos textos de la liturgia de los días previos a la Pascua, afirma que vuelvo a lo de siempre: rezad por mis intenciones. En estas últimas semanas, como ya os comuniqué, un lugar de primera importancia lo ocupan las consecuencias del terremoto en el Japón y los conflictos bélicos en diversas partes del mundo, especialmente en Costa de Marfil y en Libia. Acudamos a Nuestra Señora, Reina de la paz, invocándola con fe en las letanías del Rosario. Y continuemos muy unidos al Santo Padre, de modo especial el 19 de abril, aniversario de su elección a la Cátedra de Pedro. Pedid también por mí, que el día 20 comienzo un nuevo año de mi servicio pastoral a la Iglesia como Prelado del Opus Dei.