Antes o después, ese enganche emocional termina desapareciendo y uno es consciente de que se ha casado con la persona equivocada
Comprometerse es una palabra preciosa. Sólo lo pueden hacer los seres humanos. Es manifestación de libertad, de voluntad y madurez.
A veces, sin embargo, puede ser una palabra incómoda. Se cree, equivocadamente, que el compromiso es opuesto a la libertad. No está de moda. Se admite, si acaso, un compromiso light, como podría ser hacer deporte, comer sano, dejar de fumar y cosas parecidas. En fin, un compromiso en lo que es políticamente correcto y, en general, en temas que repercuten en la propia imagen o en la salud.
Pero el compromiso en cosas que realmente importan para la felicidad del ser humano —ese que tiene que ver con la totalidad de la persona— ése, no está de moda. Incluso, en muchas ocasiones, se pide con naturalidad que se falte al compromiso en asuntos muy importantes.
- Quiero que sepas que en casa siempre tendrás una cama, oí decir a una madre a su hijo en la celebración de su boda.
Se despedía de ella hasta después de la luna de miel, y ella, en forma de testamento, como muestra de cariño, le dijo que podía volver a casa cuando tuviera dificultades. Es decir, cuando las cosas haya que lucharlas o supongan cierta exigencia.
Esta falta de compromiso también se nota en el lenguaje coloquial. Frases que hace poco eran comunes, cada vez se dicen menos, quizá porque son expresiones que comprometen: «Lo siento de corazón»; «se lo agradezco en el alma»; «mil perdones» y otras parecidas.
Hay otra forma sutil de no comprometerse: hacerlo sabiendo cómo romper ese compromiso, si en el futuro la relación no funciona.
Habría que preguntarse qué es no funcionar. Por si es que haya momentos difíciles, que a veces los sentimientos no funcionen a favor, que la ilusión decaiga y cosas parecidas, es mejor no casarse porque todo eso va a pasar y es absolutamente normal.
Esta huida del compromiso trae a nuestra sociedad una cantidad grande de sufrimiento que podría ser evitado.
Por una parte, según Víctor Frankl, hay un aumento de enfermedades mentales: un treinta por ciento más. Pero hay más. En la sociedad del bienestar, un alto porcentaje de personas, según este psiquiatra, conviven con alguien de quien no se fían. Achacaba estos dos efectos a la disminución de la capacidad de compromiso en la vida de las personas.
Hay que tener en cuenta que siempre que se rompe un compromiso en el campo de lo personal se está haciendo sufrir a alguien, quizá de por vida.
En el terreno de la pareja muchos compromisos se rompen porque no se ha sabido cortar a tiempo, cuando todavía había remedio, en el noviazgo. Una adicción emocional fuerte —normalmente muy vinculada a la aparición del sexo— lo impidió. Está a la orden del día. Antes o después, ese enganche emocional termina desapareciendo y uno es consciente de que se ha casado con la persona equivocada.
Por eso, en el noviazgo, es importante saber romper relaciones que no marchan, aunque cueste. Y hablar con frecuencia de compromiso. ¡Merece la pena!
José María Contreras en eldebate.com