La Teología del Cuerpo desarrollada por san Juan Pablo II en los años 80 sigue llamando hoy la atención de miles de jóvenes, como ha comprobado el sacerdote Jaime Rodríguez, quien asegura que la antropología cristiana "apela al corazón" de las nuevas generaciones
Paloma López Campos en omnesmag.com
Jaime Rodríguez es sacerdote de los Legionarios de Cristo, ordenado hace 16 años. Trabaja en el Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria y dirige el programa de Teología del Cuerpo en línea, por lo que es uno de los principales impulsores de iniciativas como “The Body Fest”, una experiencia formativa que acerca a los jóvenes las enseñanzas de la Iglesia sobre el cuerpo y la sexualidad de una forma cercana.
En esta entrevista, el padre Jaime Rodríguez habla sobre la antropología cristiana y las oportunidades que la sociedad actual brinda para redescubrir el valor del hombre.
¿Por qué es importante hoy la Teología del Cuerpo, unas enseñanzas promovidas por Juan Pablo II hace ya años?
Normalmente se une la Teología del Cuerpo a Juan Pablo II y está bien porque él es quien la desarrolló, pero realmente él no dijo cosas nuevas. Lo que hizo fue explicar el Génesis y la antropología cristiana, lo que siempre se había dicho pero de una manera nueva. De este modo, Juan Pablo II logró transmitir las verdades no desde el deber sino desde el valor.
El Papa polaco dijo en los años 50 que el fracaso de la ética cristiana es que ha formulado sus contenidos en forma de preceptos y deberes. Juan Pablo II pensaba que era mejor presentar los contenidos desde la belleza y el valor. Trató el tema del amor, la sexualidad, la familia y el cuerpo, pensándolos no desde lo que está permitido o no, sino desde el designio original de Dios. El estilo que usó resuena mucho en los jóvenes, porque venimos de una formación catequética un poco moralista y lo que yo veo cuando transmitimos este programa es que la gente reacciona diciendo que eso es lo que anhelaba en su corazón, pero nadie se lo había explicado así. Ese es el motivo por el que la Teología del Cuerpo no es una moda: es la verdad de siempre dicha de una manera que conecta mejor.
¿Cómo podemos hablar a la gente sobre el “valor” de su persona y de su cuerpo en una era de tanta exposición en redes sociales, donde hasta puedes ganar dinero enseñando tu cuerpo e intimidad?
Juan Pablo II dice que el cuerpo es expresión de la persona. Por su parte, Christopher West explica que el problema de la pornografía no es que enseña demasiado, sino que enseña demasiado poco, porque instrumentaliza el cuerpo y lo convierte en un objeto. La pornografía convierte a personas que son únicas e irrepetibles, con dignidad infinita, en un objeto que se puede comprar y vender.
Rousseau, a pesar de estar alejado de la antropología cristiana, decía en “El contrato social” que en el mundo nadie debería ser tan rico como para comprar a otro ni nadie tan pobre como para venderse”. A través de la Teología del Cuerpo las personas descubren la dignidad y el valor de su cuerpo. Por eso no se presenta desde lo que está bien o mal, sino desde el descubrimiento del don que es cada uno. Gracias a estas ideas, la gente se llena de reverencia y estupor ante el propio cuerpo y también ante el cuerpo del otro.
¿Qué claves le daría a una persona que no supiera nada sobre Teología del Cuerpo para iniciarse en estas enseñanzas?
Muy a grandes rasgos, hay dos cosas esenciales de la Teología del Cuerpo que están en Génesis 1 y 2. En el primer apartado, Dios crea al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer los creó. Basándose en esto, toda la Teología del Cuerpo habla de la masculinidad y de la feminidad como imagen de Dios. Esto implica que nuestro cuerpo no es la cárcel del alma ni un medio para la reproducción, sino algo bueno y bello creado por Dios.
Por otro lado, Génesis 2 indica que el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne. Dios nos habla de que la persona está creada para la familia. De hecho, Juan Pablo II dice que el hombre es imagen de Dios más en la comunión que en la soledad. En la antropología cristiana, lo que tenemos en el origen es la comunión, no tenemos al individuo aislado, sino a alguien que dice “esta sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos”, a Dios afirmando que “no es bueno que el hombre esté solo”.
Uno podría malinterpretar la Teología del Cuerpo y considerar que esta mira solo al hombre y se olvida de Dios. ¿Cuál es el papel de Cristo en estas enseñanzas?
A Juan Pablo II le acusaron de antropocéntrico, diciendo que había sucumbido al modernismo. El Papa polaco contestó diciendo que se puede hablar de antropocentrismo siempre y cuando la idea de hombre sea el hombre al cual se ha unido Cristo con su Encarnación. En la Teología del Cuerpo no hablamos del hombre como un ser del cosmos que apareció de forma casual, sino del hombre como la humanidad a la que Cristo se unió en la Encarnación. Eso nos mete en una perspectiva trinitaria y cristocéntrica.
Entonces, ¿esto es solo para los católicos?
No. Esto, que es bueno, bello y verdadero, no es una idea solo para los católicos, sino una enseñanza para todo el mundo. Juan Pablo II decía que el criterio de verificación de la Revelación, en la que se incluyen estas enseñanzas, es la experiencia. A través de nuestra experiencia podemos saber si la Teología del Cuerpo es razonable y verdadera, y la realidad es que la gente se acaba dando cuenta de que estas enseñanzas encajan con los anhelos de su corazón. Todo el que tiene cuerpo puede encontrar en la Teología del Cuerpo una explicación de su identidad y de su llamada al amor.
¿Qué oportunidades aporta la sociedad de hoy para redescubrir la Teología del Cuerpo?
La gran oportunidad es que los jóvenes de hoy no aceptan con facilidad los valores que se les proponen, son una generación muy crítica y descristianizada. El joven escucha lo que le dice un Ministerio, una ideología y también la Iglesia, ya no como imposiciones, sino como propuestas. Por tanto, como los jóvenes ya no ven la fe como algo impuesto, si les convence la abrazan. Eso es una oportunidad, porque hay toda una generación cansada de las aparentes verdades que dice una sociedad rota.
Los jóvenes de ahora son tierra fértil que se ilusiona con la propuesta cristiana, porque apela a los deseos de su corazón. Saben que pueden hacer lo que quieran, pero Cristo les pregunta: “¿Quieres lo que haces? ¿Haces lo que quieres?”
Ejemplo de esto son los chicos y chicas que acuden a “The Body Fest”. Están cansados de las mentiras bonitas y han encontrado en la Teología del Cuerpo una verdad que resuena en sus corazones. No quieren una vida loca que rompe, sino la oportunidad de vivir un amor verdadero.
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