Otros miembros de la Academia Costarricense de la Lengua y el público se manifestaron en contra del uso del lenguaje inclusivo.
Los especialistas de la Academia Costarricense de la Lengua intentan demostrar que el lenguaje inclusivo, lejos de visibilizar a la mujer en la sociedad, lo que produce es una serie de estrategias imprácticas e incompatibles con el lenguaje oral y escrito que acaban por deteriorar el estilo.
Sobre este tema hablaron en la Mesa redonda: El género lingüístico español y el lenguaje de género, que se realizó el 26 de setiembre, en la Sede de la Academia Costarricense de Lengua. La sesión contó con los aportes del Dr. Adolfo Constenla Umaña, profesor emérito de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la UCR; el Dr. Ronald Ross Viedmark, profesor Ad-Honórem de esta misma escuela y el Dr. Mario Portilla Chaves, director del Instituto de Investigaciones Lingüísticas (INIL).
Según explicó el Dr. Mario Portilla, hay que entender que el género gramatical no se corresponde con el género o sexo. En su opinión, quienes insisten en confundir las categorías de la lengua con categorías del mundo material, se conducen a contradicciones que llegan al absurdo.
El Dr. Ronald Ross y el Dr. Mario Portilla coincidieron en que el género permite la concordancia
El Dr. Ronald Ross y el Dr. Mario Portilla coincidieron en que el género permite la concordancia entre sustantivos y otros elementos complementarios (foto Rafael León).
Mencionó que las clases nominales no se limitan a masculino y femenino en todas las lenguas. En el caso del chino o el bribri las palabras se categorizan según su forma (ya sea plana, larga o redonda), otros utilizan las categorías animado/inanimado o racional/irracional. Y en algunas lenguas africanas existen cinco géneros diferentes.
El Dr. Ronald Ross opinó que no debe confundirse el género con palabras referidas a hombres y mujeres. En nuestro idioma hay dos tipos de género: el formal que se basa en la forma de las palabras y el semántico basado en el sexo del ser humano o animal.
El sustantivo masculino se utiliza para designar a grupos mixtos o a personas de ambos sexos de manera indistinta, a éste se le denomina término no marcado de la oposición.
El Dr. Adolfo Constenla señaló que es normal que en diferentes lenguas se presente la oposición entre distintas formas en una misma categoría femenino/masculino, animado/inanimado, racional/no racional, y en todos estos casos se utiliza la forma no marcada para abarcar a ambos.
Manifestó que esto también ocurre en nuestra lengua en la categoría de número, con la oposición singular/plural, en la que se utiliza el singular como término no marcado, y en la categoría de tiempo, en la que el presente indicativo sirve para hacer referencia tanto al pasado como al futuro, pues no tiene marca de tiempo.
“Algunas personas piensan que se puede calificar a la lengua de machista por emplear el masculino como término no marcado, si esto fuera así entonces también habría que calificarla de singularista y de presentista” argumentó el Dr. Constenla.
Hombres y mujeres opinaron que el lenguaje inclusivo les resulta complicado y en algunos casos …
Hombres y mujeres opinaron que el lenguaje inclusivo les resulta complicado y en algunos casos hasta absurdo.
A pesar de que el masculino funciona en español como término no marcado para referir tanto a hombres como mujeres, quienes defienden el lenguaje inclusivo han buscado diversas formas de adaptar la lengua, algunas veces con éxito y otras cayendo en soluciones poco prácticas e insostenibles.
Algunas de estas estrategias, dijo el Dr. Ross, son sustituir la última letra por el símbolo @ en los sustantivos y elementos concordantes, lo cual es incompatible con el lenguaje hablado. Usar la forma masculina seguida de (as) es pronunciable pero no es compatible con el lenguaje oral. Otra es repetir todas las palabras que contengan morfología genérica, lo cual desemboca en una tediosa redundancia. Ninguna de estas propuestas es viable, según el experto.
Los miembros de la academia se mostraron de acuerdo en que la sociedad debe trabajar en el léxico, que es la parte del lenguaje donde se refleja el machismo. Debe evitarse el uso de palabras con connotaciones denigrantes como “perras” para referirse a malos jugadores, solterón y solterona, entre otras.
Para lograr que la mujer se visibilice en el lenguaje, también consideran una buena idea impulsar el cambio de la nomenclatura de organizaciones e instituciones gubernamentales como por ejemplo: hospital nacional de pediatría, en vez de Hospital de Niños; o consejo nacional de universidades públicas, en vez de Consejo Nacional de Rectores entre otros.
Katzy O`neal Coto, en ucr.ac.cr/noticias/
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