En el segundo aniversario del atentado terrorista contra las mezquitas de Christchurch
El Comité de Relaciones Interconfesionales de los Obispos Católicos de Aotearoa Nueva Zelanda ha enviado una Carta de apoyo a las comunidades musulmanas del país en el segundo aniversario del atentado a las mezquitas de Christchurch.
"En un espíritu de paz y oración nos dirigimos en este momento a los que viven en esta tierra, y especialmente a la comunidad musulmana de Nueva Zelanda. Seguimos rezando y trabajando por un rico diálogo y una cálida acogida a quienes tienen diversas creencias y culturas", se lee en la Carta, firmada por el Presidente del Comité de Relaciones Interconfesionales de los Obispos Católicos de Aotearoa Nueva Zelanda, Colin MacLeod, quien también es el Director del Centro Nacional de Estudios Religiosos de la Iglesia, en el segundo aniversario del atentado terrorista contra las mezquitas de Christchurch.
El amor tiene la capacidad de recrear nuestra sociedad
Dos años después de que, 51 fieles murieron y muchos otros resultaron heridos cuando un hombre armado abrió fuego en los ataques a las mezquitas de Masjid Al-Noor y Linwood, el 15 de marzo de 2019, el Comité de Relaciones Interconfesionales de los Obispos Católicos de Nueva Zelanda expresa su solidaridad con las víctimas. “Reconocemos que todavía existen actitudes y comportamientos intolerantes y violentos en Aotearoa –se lee en la Misiva– pero creemos que el poder del amor unido, vivido como vecinos y amigos, tiene la capacidad de recrear nuestra sociedad”. Por ello, como pueblo católico de fe, que comparte una antigua relación especialmente con nuestros hermanos musulmanes y judíos a través de nuestra conexión compartida con Abraham, reconocemos la presencia de Dios entre nosotros.
La diversidad de credo una oportunidad para el diálogo
Asimismo, en la Carta se da gracias por la diversidad de creencias religiosas profundamente arraigadas que atraen a las personas a abrazarse con compasión, curación y esperanza. “Aunque muchas creencias religiosas son la causa de la violencia, sabemos por nuestras ricas relaciones con las personas de muchos credos –afirman los Obispos– que la elección de causar daño a otros no se basa en lo divino sino en otras actitudes como el egoísmo o el miedo”. Por ello, rezamos a nuestro Dios amoroso, para que cese la violencia y que la diversidad de fe sea vista como una oportunidad para el diálogo a través del cual todos puedan ser bendecidos, tal como nos invita el Papa Francisco y Ahmed Al-Tayyeb en el documento compartido sobre la Fraternidad Humana.