En agosto de 2014, tras veinte siglos en la región de Nínive (Iraq), los cristianos tuvieron que huir de sus hogares ante el terror del Daesh
La mayoría se refugió en el Kurdistán iraquí. Cinco años después, los cristianos quieren volver a sus hogares. Pero necesitan ayuda exterior para repararlos y reconstruir sus templos. Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) se está volcando en su vuelta.
Las imágenes de la ciudad de Qaraqosh (Iraq), tras el paso en estos años del Daesh, son espeluznantes. Casas bombardeadas, destruidas, quemadas. Templos cristianos arrasados. Sus habitantes huyeron como pudieron, dejando atrás todo. Sobre todo a Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, y a las ciudades colindantes. Ahora, la esperanza comienza a volver, poco a poco, a estos refugiados.
Por ejemplo, a los grandes ojos de la niña Maryam Walled y su familia, que desde el Kurdistán, ora ante la cámara con honda raíz evangélica: “Rezo a Dios para que nos proteja. Rezo por Daesh, para que el amor reine en sus corazones algún día. Lloro algunos días, pero no estoy enfadada con Dios. Rezo para que Él nos provea. Rezo para podamos volver a casa algún día y podamos ser felices. Recen por mí y por familia, para que haya paz en mi país. Yo voy a rezar por ustedes, y ustedes rezarán por mí”.
Los casos podrían multiplicarse. Citaremos sólo algunos: “Antes de que fuéramos desplazados, éramos una familia acomodada. He nacido en esta tierra y he vivido aquí toda mi vida y no quiero dejarla jamás. Mi fe fuerte en Jesucristo me da fuerzas para seguir viviendo aquí”, dice Rahel Ishaq Barber, granjero cristiano de Qaraqosh. Y Mark Matti Ishaq Zora, hijo de agricultor, señala: “Esta es nuestra ciudad, nuestra vida, nuestra historia. Deseo decir a todas las familias de Bartella que regresen aquí. La Iglesia nos está ayudando. Agradecemos a ACN que nos haya ayudado a reparar nuestra casa. Es realmente bonito volver a vivir aquí”.
Qaraqosh era la ciudad más grande de la zona denominada Llanura de Nínive, en Irak, antes de la llegada del Daesh. De mayoría cristiana, albergaba a 50.000 habitantes, 30.000 nativos y otros 20.000 refugiados. Fue literalmente destruida. Hoy, los hogares y los templos comienzan lentamente a reconstruirse, en buena parte gracias a la campaña Ayúdales a volver que ha puesto en marcha ACN.
En España, el fondo solidario del Banco Sabadell, denominado de Inversión Ética y Solidaria, ha valorado de modo especial este proyecto de reconstrucción de ACN, y así lo anunciará en próximas fechas. Se trata de un fondo que ha concedido desde 2009 un total de 1,5 millones de euros en ayudas a iniciativas solidarias, y que en 2018 ayudó económicamente a treinta y dos proyectos sociales.
La destrucción que ha dejado el Daesh en esta zona de Iraq, por supuesto también en Siria y otros lugares de Oriente Medio, es considerable: casi 13.000 hogares han sido dañados, incendiados o totalmente destruidos. Todos fueron saqueados. Un grupo de ingenieros, arquitectos y constructores evaluaron pueblo por pueblo, barrio por barrio, calle por calle y casa por casa el estado de la destrucción. En total, 13.088 casas afectadas: 3.557 quemadas, 1.234 totalmente destrozadas, y 8.297 parcialmente dañadas, así como un total de 363 iglesias y propiedades eclesiales destruidas en la zona.
El proyecto de reconstrucción de la Llanura de Nínive, titulado La vuelta de los cristianos de Iraq a sus hogares, es una acción coordinada por las principales iglesias cristianas locales, con la colaboración de ACN. Tras casi tres años de ocupación yihadista, los sacerdotes fueron los primeros en desplazarse a Nínive (en su día fueron los últimos en irse), para comprobar el estado de todo. La realidad era aún peor de lo que presagiaban: casas quemadas o derrumbadas entre escombros, altares destrozados, imágenes descabezadas, tumbas profanadas…
Ahora, miles de familias quieren volver. Y con ellas, la Iglesia, los sacerdotes, las religiosas… Hay que empezar de cero, pero no tienen miedo sino ilusión de que todo vuelva a ser como antes. Quieren dejar de ser refugiados y recuperar sus vidas, sus trabajos, sus hogares, su dignidad.
Ante este deseo, las tres grandes Iglesias cristianas en Irak, la siro católica, la caldea y la siro ortodoxa, firmaron un acuerdo histórico y crearon un comité para empezar a trabajar en el gran proyecto de reconstrucción de las poblaciones de Nínive para el regreso de los cristianos.
Los miembros fundadores de este comité son Timothaeus Moussa Al Shamany, arzobispo de la Iglesia sirio-ortodoxa de Antioquía; Yohanna Petros Mouche, arzobispo sirio-católico de Mosul; Andrzej Halemba, responsable de la sección de Oriente Medio de Ayuda a la Iglesia Necesitada; Nicodemus Daoud Matti Sharaf, metropolitano sirio-ortodoxo de Mosul, Kirkuk y Kurdistán, y Mikha Pola Maqdassi, obispo católico caldeo de Alqosh.
Ni la inestabilidad política del país y de la zona, ni el miedo a los terroristas, que todavía subsiste, ni la falta de recursos, pueden con el firme deseo de los cristianos de regresar a sus hogares, señalan directivos de ACN. Son más de 12.000 familias, en torno a 95.000 personas. “Todos quieren reparar sus casas y continuar con sus vidas, empezar de cero pero con fe, con una gran fe”, dice el sacerdote caldeo Salar Kajo. Y añade: “La cuestión no es ayudar o no ayudar, es existir o no existir, y los cristianos de Occidente nos estáis ayudando a estar aquí, ya que si no regresamos a estos pueblos no habrá más cristianos en Irak”.
Otros retos convierten esta situación en más compleja: la preocupación sobre la seguridad en los pueblos; los numerosos daños en las infraestructuras (agua, electricidad, carreteras, escuela y clínicas), y algo muy importante: cómo afrontar el periodo de transición entre el fin de la ayuda mensual de alquiler y paquetes de alimentos, en este momento sólo suministrados por las Iglesias, y el comienzo de una vida nueva en la Llanura de Nínive.
Como es lógico, el proyecto de reconstrucción de Nínive, al que se ha denominado también “Plan Marshall”, busca no sólo la reconstrucción de las viviendas y de los edificios de la Iglesia, sino también facilitar el empleo y los servicios relacionados con todo el proyecto.
“Reconociendo el derecho humano universal de retorno de las personas desplazadas a sus lugares de origen”, señalan las tres Iglesias cristianas en la Llanura de Nínive, con la colaboración de ACN, el Comité de Reconstrucción se ha propuesto los siguientes objetivos: “1) Dirigir y recaudar fondos para la reconstrucción de los pueblos cristianos de la Llanura de Nínive y el retorno de los cristianos a dichos pueblos. Sólo la renovación de las viviendas particulares ha sido calculada en unos 250 millones de dólares. 2) Planificar y monitorizar la reconstrucción e informar sobre el uso de los fondos recibidos. 3) Informar al público sobre la evolución del retorno de los cristianos. 4) Invitar a gobiernos y a otras organizaciones a que ejerzan presión y actúen dentro de la comunidad internacional para asegurar que los cristianos iraquíes puedan retornar a sus hogares”.
Tras la invasión de Mosul por Daesh en junio de 2014, los cristianos y otras minorías huyeron con lo puesto buscando refugio, primero en la ciudad de Qaraqosh, la ciudad cristiana más grande de Irak, y cuando ésta cayó en manos de Daesh en agosto del mismo año, se vieron obligados a huir a Erbil y a otras ciudades más seguras como Alqosh, Dohuk, Zakho y Sulaymaniyah.
Estas oleadas de desplazados cristianos y otros grupos minoritarios, como los yazidíes, incrementaron el número de aquellos que estaban bajo el cuidado directo de las iglesias en estas regiones a aproximadamente 120.000 personas en pocos días.
La Iglesia católica en el Kurdistán tuvo que hacerse cargo de esas más de 12.000 familias es alojamiento, alimento, educación y ayuda sanitaria. Y se puso al servicio de miles de personas, víctimas de un sufrimiento espiritual y de un miedo perenne en sus vidas, a raíz de lo vivido. Son muchas las personas que han perdido a familiares a manos de Daesh o que se enfrentan a la pobreza total, al haber tenido que huir con lo puesto.
Coordinados por la archidiócesis de Erbil, casi el 50% de los fondos recaudados (aproximadamente unos 35 millones de dólares entre 2014 y 2017) para el sostenimiento de los cristianos desplazados, han sido y continúan siendo donados por los benefactores de ACN, que ha estado con los cristianos refugiados en Irak desde el principio. De esos 35 millones, 7 se destinaron a alojamiento y 11 a alimentos y bienes de primera necesidad.
En 2014, como consecuencia de la crisis que provocó el éxodo de 120.000 cristianos, la fundación dedicó un total de 4,6 millones de euros de ayuda. En 2015, la cifra ascendió a 10,6 millones de euros; en 2016, fueron más de 9,7 millones, y en 1017 sobrepasó de largo los 9 millones de euros. Mientras lleva a cabo el proyecto de reconstrucción de Nínive, ACN continúa aportando paquetes de comida y medicinas a los refugiados que todavía permanecen en el Kurdistán iraquí. “Estaremos con ellos hasta el final”, aseguran.
Es deseo expreso del Papa Francisco que sigamos apoyando a esta población cristiana perseguida, señala ACN. Por otra parte, el Secretario de Estado de la Santa Sede, cardenal Pietro Parolin, agradecía ya en 2017 “el apoyo que, en los tres años desde la invasión del autodenominado Estado Islámico, la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada ha ofrecido a las numerosas familias cristianas para que fueran capaces de soportar esta situación con dignidad”. Asimismo, recalcó que “se ha hecho mucho, pero todavía queda mucho por hacer”, y pidió apoyo para el proyecto de reconstrucción de esta fundación, Ayúdales a volver”.
En las pasadas Navidades, el cardenal Parolin presidió la misa de Nochebuena en la catedral caldea de San José de Bagdad y concelebró con el patriarca Louis Raphael Sako, en una Eucaristía en la que participó el presidente del país, Barham Salih.
En un mensaje de Navidad para Irak transmitido al primer ministro, Adil Abdul-Mahdi, el cardenal Parolin se refirió al país como “cuna de las civilizaciones, tan rico en referencias bíblicas e historia, la tierra del patriarca Abraham, donde comenzó la historia de la salvación”. El cardenal Secretario de Estado convocó a cristianos y musulmanes para “iluminar la oscuridad del miedo y del sinsentido, de la irresponsabilidad y del odio con palabras y actos de luz, sembrando con todas sus manos semillas de paz, verdad, justicia, libertad y amor”, y subrayó que “lo mucho que tenemos en común y lo mucho que estamos atados el uno al otro es mayor que lo que nos separa”.
En la celebración con la comunidad caldea, la más numerosa de las cristianas del país, señaló que la noche de Navidad es de “insomnio” como la de tantos cuyas preocupaciones no les dejan dormir ─como tantas familias iraquíes que “han pasado por la dura prueba del sufrimiento”─ y es que, para el cardenal, la Navidad se da “precisamente en esta situación, humanamente sin salida, donde resuena el feliz anuncio”.
En el último día de su visita a Irak como enviado del Papa Francisco, el cardenal Parolin aseguró que “el perdón es la base de la reconciliación” y agradeció a los iraquíes por su testimonio de fe cristiana. Que “el dolor y la violencia sufrida no se transformen nunca en rencor” pidió durante la Misa celebrada en la catedral siro-católica de Qaraqosh.
El nuncio apostólico en Jordania e Irak, Mons. Alberto Ortega, ha recordado la importancia de los cristianos en la zona: “Llamo a hacer lo posible para proteger a las minorías religiosas y favorecer la ayuda al desarrollo al tiempo que se promueve la paz. Así se iría a la raíz del problema para evitar el drama de la emigración”.
Posteriormente, Mons. Ortega ha manifestado que “gracias a ACN y a otras organizaciones los cristianos de Irak han podido sobrevivir en momentos muy difíciles, cuando fueran expulsados de Mosul y de la Llanura de Nínive, y se refugiaron muchos de ellos en el Kurdistán”. También ha dado la noticia de que “en Qaraqosh, una ciudad importante de la presencia cristiana en Iraq, son ya más de seis mil las familias que han regresado, y esto es una gran esperanza para todos”.
El coste calculado por los expertos para la reconstrucción se ha establecido, como se ha indicado, en más de 250 millones de dólares. El comité se coordina también con los arquitectos, ingenieros y firmas de construcción locales para monitorizar el progreso del trabajo, asegurar su conclusión y otorgar los respectivos informes a las fuentes que aportan los fondos.
Como signo de esperanza para los cristianos iraquíes, ACN ha puesto en marcha ya una campaña de recaudación de fondos a nivel internacional, con el fin de afrontar la reconstrucción inmediata de hogares y en favor de la restauración y reconstrucción de iglesias y propiedades eclesiásticas incluyendo conventos y centros de catequesis.
No obstante, ACN informa que solo puede hacer asumir una fracción de los costes requeridos para la reconstrucción. Por esta razón, solicita a los gobiernos, a las organizaciones eclesiásticas y a otras instituciones benéficas “que se unan a nosotros en la ayuda al Comité de Reconstrucción de Nínive y, a través de ellos, a los cristianos de Irak”.
La sensibilidad ante las persecuciones y los dramas humanitarios de envergadura, que tanto ha denunciado el Papa Francisco, comienza a aflorar. El pasado 22 de agosto, la ONU celebró por primera vez el Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de actos de violencia basados en la religión o las creencias. ACN, que lleva 70 años trabajando por los cristianos que sufren persecución por su fe, ha celebrado esta iniciativa. “Es un paso importante para que en el futuro se escuche más la voz de los cristianos perseguidos”, afirma Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo internacional de ACN. “Estamos muy satisfechos. Lo esperábamos desde hacía mucho tiempo”.
Antes, en mayo, la Asamblea General de las Naciones Unidas había aprobado la correspondiente resolución, a propuesta de Polonia y con el apoyo de Estados Unidos, Canadá, Brasil, Egipto, Irak, Jordania, Nigeria y Pakistán. Una de las principales impulsoras ha sido la abogada y escritora Ewelina Ochab, especialista en la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio. Ochab ha reconocido que “fue un proceso largo con muchos participantes, pero ACN ha sido una de mis inspiraciones”.
Según datos del informe Libertad religiosa en el mundo, editado por ACN, el 61% de la población mundial vive en países donde no hay libertad religiosa, se discrimina y persigue a causa de la religión. Ewelina Ochab afirma que el reconocimiento de este día internacional tiene el objetivo de “recordar a las víctimas y supervivientes de la persecución religiosa. Tener una fecha señalada es importante para no olvidar nuestros compromisos, pero no es una meta en sí misma, sino el inicio de una larga campaña para prevenir que no haya más víctimas en el futuro”.
La preocupación del Papa por todo Oriente Medio es máxima. El pasado 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen, el Papa Francisco bendijo en la oración del Ángelus 6.000 rosarios para Siria. Estos se entregarán a personas cuyos familiares han sido secuestrados o asesinados durante la guerra de Siria, como parte de la iniciativa ecuménica de ACN junto a las Iglesias católica y ortodoxa del país. “Estos rosarios, confeccionados por iniciativa de ACN, serán para nuestros hermanos y hermanas en Siria un signo de mi cercanía”, dijo el Papa Francisco. “Sigamos rezando el Rosario por la paz en Oriente Próximo y en todo el mundo”.
Los rosarios se distribuirán en varias parroquias sirias el 15 de septiembre, día de la conmemoración de Nuestra Señora de los Dolores. La iniciativa ecuménica, en la que participa ACN, tiene como lema Consolad a mi pueblo y está dedicada a conmemorar a las víctimas de la guerra de Siria y a proporcionar apoyo espiritual a los familiares de los difuntos.
Francisco Otamendi, en revistapalabra.es.
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