En su catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles, el Papa ha hablado hoy del coraje de los Doce, ante la prohibición de los judíos de enseñar en nombre de Cristo. Un coraje que aún hoy día lo viven los cristianos que son los “megáfonos” de Dios
Queridos hermanos:
En nuestra catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles llegamos al momento en que los Apóstoles son llevados ante el Sanedrín, acusados de predicar en el nombre de Cristo. A pesar de la prohibición, los Apóstoles seguían dando testimonio del Resucitado con gran valentía, llenos del Espíritu Santo.
Cuando el Sanedrín está para tomar la decisión de matarlos, se alzó en medio de la Asamblea Gamaliel, un fariseo respetado por todo el pueblo, y para ayudarles a reflexionar tomó la palabra y les enseñó cómo ejercitar el arte del discernimiento frente a una situación que rompía los esquemas acostumbrados.
Les pide dejar libres a los discípulos, basándose en la idea de que si su actividad es cosa de hombres, se disolverá; pero, si es de Dios es mejor no luchar contra ellos pues de lo contrario se expondrían a luchar contra Él. Las palabras de Gamaliel dan un criterio que tiene sabor evangélico, puesto que invitan a saber reconocer el árbol por sus frutos.
También la comunidad eclesial puede aprender del discernimiento realizado por Gamaliel. Este no consiste en aplicar soluciones preconfeccionadas, sino que es más bien un arte: es el ejercicio de la inteligencia espiritual con el que aprendemos a ver la realidad con una mirada contemplativa y a no hacer juicios apresurados, descubriendo en nuestras vidas las huellas la presencia de Dios.
Seguimos la catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles. Ante la prohibición de los judíos de enseñar en el nombre de Cristo, Pedro y los Apóstoles responden con valentía que no pueden obedecer a quien quiere detener el viaje del Evangelio en el mundo.
Los Doce muestran así poseer esa «obediencia de la fe» que luego querrán suscitar en todos los hombres (cfr. Rm 1,5). A partir de Pentecostés, de hecho, ya no son hombres “solos”. Experimentan esa especial sinergia que les hace no centrarse en ellos y decir: «nosotros y el Espíritu Santo» (Hch 5,32) o «el Espíritu Santo y nosotros» (Hch 15,28). Sienten que no pueden decir “yo” solo, son hombres no centrados en sí mismos. Con la fuerza de esa alianza, los Apóstoles no se dejan intimidar por nadie. ¡Tenían un valentía impresionante! Pensemos que fueron cobardes: todos escaparon, huyeron cuando Jesús fue arrestado. Pero, de cobardes se volvieron así de valientes. ¿Por qué? Porque el Espíritu Santo estaba con ellos. Lo mismo nos sucede a nosotros: si llevamos dentro al Espíritu Santo, tendremos el valor de seguir adelante, el valor de vencer tantas luchas, no por nosotros sino por el Espíritu que está con nosotros. No retroceden en su marcha de testigos intrépidos de Jesús Resucitado, como los mártires de todos los tiempos, incluidos los nuestros. Los mártires dan la vida, no esconden que son cristianos. Pensemos, hace unos años ─también hoy hay tantos─, pero pensemos en hace cuatro años, esos coptos ortodoxos cristianos, auténticos trabajadores, en la playa de Libia: todos fueron degollados. Y la última palabra que decían era “Jesús, Jesús”. No traicionaron su fe, porque el Espíritu Santo estaba con ellos. ¡Esos son los mártires de hoy! Los Apóstoles son los “megáfonos” del Espíritu Santo, enviados por el Resucitado a difundir con prontitud y sin vacilaciones la Palabra que da salvación.
Y ciertamente esa determinación hace temblar el “sistema religioso” judío, que se siente amenazado y responde con violencia y condenas a muerte. La persecución de los cristianos es siempre lo mismo: las personas que no quieren el cristianismo se sienten amenazadas y traen la muerte a los cristianos. Pero, en medio del Sanedrín, se levanta la voz discordante de un fariseo que decide frenar la reacción de los suyos: se llamaba Gamaliel, hombre prudente, «doctor de la Ley, estimado por todo el pueblo». En su escuela San Pablo aprendió a observar “la Ley de los padres” (cfr. Hch 22,3). Gamaliel toma la palabra y muestra a sus hermanos cómo ejercer el arte del discernimiento ante situaciones que superan los esquemas acostumbrados.
Y demuestra, citando algunos personajes que se habían hecho pasar por el Mesías, que todo proyecto humano primero puede obtener aprobación y luego naufragar, mientras que todo lo que viene de lo alto y lleva la “firma” de Dios está destinado a durar. Los planes humanos fracasan siempre; tienen un tiempo, como nosotros. Pensad en tantos proyectos políticos, y cómo cambian de una parte a otra, en todos los países. Pensad en los grandes imperios, pensad en las dictaduras del siglo pasado: se sentían potentísimos, creían que dominaban el mundo. Y luego se derrumbaron todas. Pensad también en los imperios de hoy: caerán, si Dios no está con ellos, porque la fuerza que los hombres tienen por sí mismos no es duradera. Solo la fuerza de Dios dura. Pensemos en la historia de los cristianos, en la historia de la Iglesia, con tantos pecados, tantos escándalos, tantas cosas feas en estos dos milenios. ¿Y por qué no se ha derrumbado? Porque Dios está ahí. Nosotros somos pecadores, y muchas veces damos escándalo. Pero Dios está con nosotros. Y Dios salva primero a nosotros y luego a ellos; pero siempre salva el Señor. La fuerza es “Dios con nosotros”. Por eso Gamaliel concluye que, si los discípulos de Jesús de Nazaret han creído en un impostor, están destinados a desaparecer en la nada; si, en cambio, siguen a uno que viene de Dios, es mejor renunciar a combatirlos; y advierte: «¡No sea que os vayáis a encontrar combatiendo contra Dios!» (Hch 5,39). Nos enseña a hacer ese discernimiento.
Son palabras serenas y con amplitud de miras, que permiten ver el evento cristiano con una luz nueva y ofrecen criterios que “saben a Evangelio”, porque invitan a reconocer el árbol por sus frutos (cfr. Mt 7,16). Tocan los corazones y obtienen el efecto esperado: los demás miembros del Sanedrín siguen su parecer y renuncian a sus propósitos de muerte, es decir, de matar a los Apóstoles.
Pidamos al Espíritu Santo que actúe en nosotros para que, tanto personal como comunitariamente, podamos adquirir el habito del discernimiento. Pidámosle saber ver siempre la unidad de la historia de la salvación a través de los signos del paso de Dios en este tiempo nuestro y en los rostros de quien tenemos al lado, para que aprendamos que el tiempo y los rostros humanos son mensajeros del Dios vivo.
Saludo cordialmente a los peregrinos francófonos, en particular a los de la diócesis de Blois. Hermanos y hermanas, pedid a Dios la gracia del discernimiento de los hechos a veces oscuros de vuestra vida y del mundo. La voluntad de Dios se cumple en el tiempo. Que os haga capaces, antes de juzgar o desanimaros, de esperar con paciencia que el Espíritu Santo realice vuestros proyectos, en la medida en que provengan de Él. ¡Dios os bendiga!
Saludo a los peregrinos de lengua inglesa presentes en la Audiencia de hoy, especialmente a los procedentes de Inglaterra, Escocia, Irlanda, Dinamarca, Noruega, Suecia, Japón, Malasia, Filipinas, Vietnam, Canadá y Estados Unidos de América. En concreto, saludo a los miembros de la Academia Americana de Neurocirujanos presentes en Roma para su encuentro anual. Sobre todos vosotros y vuestras familias, invoco la alegría y la paz del Señor. ¡Dios os bendiga!
Una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua alemana. Saludo a los diversos grupos de alumnos, en particular a los de la Cäcilienschule Wilhelmshafen y de la Gerhardinger Realschule Cham, así como a la comunidad del Seminario Interdiocesano Leopoldinum Heiligenkreuz. Pidamos al Espíritu Santo el don del discernimiento que nos permite reconocer las señales de la presencia de Dios en el mundo de hoy.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En particular saludo al Pontificio Colegio Mexicano en Roma, y a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Guadalajara, que celebran su 25 aniversario de sacerdocio. Pidamos al Espíritu Santo que nos ayude a saber descubrir a Dios en los acontecimientos y en las personas que nos rodean. Que Dios los bendiga.
Con cordial afecto, saludo a todos los peregrinos de lengua portuguesa, de modo especial a los grupos de Fernandópolis, de la diócesis de Friburgo y de la parroquia de São Pedro da Cova. Que el Señor os bendiga, para que seáis en todas partes faro de luz del Evangelio para todos. Que esta peregrinación refuerce en vuestros corazones el sentir y el vivir con la Iglesia. ¡Que la Virgen acompañe y proteja a todos y a vuestros seres queridos!
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los provenientes del Medio Oriente. Queridos hermanos y hermanas, el auténtico discernimiento requiere educarse en la paciencia de Dios y en sus tiempos, que no son los nuestros. Procuremos favorecer la búsqueda de criterios de discernimiento personales y comunitarios, necesarios para alcanzar el conocimiento de la voluntad de Dios, en la que reside toda plenitud de vida. ¡El Señor os bendiga!
Saludo cordialmente a los polacos aquí presentes. Hoy en la liturgia de la Iglesia en Polonia se celebra la fiesta del patrono de los niños y jóvenes, san Estanislao Kostka. Aquel chico desde Viena llegó a pie a Roma para hacerse jesuita. Demostró así que es necesario sacrificarse mucho para seguir la voz de la propia vocación. Es ejemplo también para esos jóvenes que, temiendo la reacción de sus familiares, de los amigos o de los demás, tienen miedo de elegir el camino vocacional al sacerdocio o a la vida religiosa. Queridos jóvenes, ¡no tengáis miedo de seguir la voz de Cristo! Dios os bendiga a vosotros y a todos los aquí presentes.
Dirijo una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. Me alegra saludar a los participantes en el curso de actualización de Derecho Canónico de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Saludo al equipo nacional de fútbol de sacerdotes italianos; a las parroquias, en particular a las de los Santos Prosdocimo y Donato en Cittadella y de Santa Lucía en Palermo; a la Asociación comboniana del servicio de emigrantes y prófugos; a la Federación italiana de deportes para perros; y a los miembros de la Campaña de educación en la seguridad en carretera.
Un pensamiento particular a los jóvenes, ancianos, enfermos y recién casados. El sábado que viene se celebra la fiesta de San Mateo, Apóstol y Evangelista. Imitad su disponibilidad para seguir prontamente a Jesús. Estaba apegado al dinero y vendía su propia patria por dinero. El Señor lo llamó y él dejó todo el dinero para seguir a Jesús. Que su conversión sea ejemplo para todos, para que como él podamos vivir como auténticos discípulos del Señor, capaces de abandonar los cálculos del mundo.
El próximo 21 de septiembre se celebra la Jornada Mundial del Alzheimer, enfermedad que afecta a tantos hombres y mujeres que, a causa de esa afección, a menudo son víctimas de violencia, maltratos y abusos que pisotean su dignidad. Recemos por la conversión de los corazones y por todos los enfermos de Alzheimer, por sus familias y por los que los cuidan amorosamente. También asocio a la oración, el recuerdo de quienes padecen patologías tumorales, para que también ellos reciban cada vez más apoyo, tanto en la prevención como en el tratamiento de su enfermedad.
Fuente: vatican.va / romereports.com.
Traducción de Luis Montoya.
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