La historia de Patrice es una aventura de riesgo, valentía y superación; pero también es la aventura de un encuentro inesperado con Dios, que le ha salido al paso en situaciones y caminos muy difíciles
Aunque esta sección suele consistir en un diálogo entre el interlocutor y el redactor, en este caso queremos respetar en su integridad el testimonio personal que ha redactado para Palabra este joven camerunés, inmigrante llegado a España a través del mar.
Me llamo Patrice Oscar Enonguene Etouke. Soy de Camerún y llegué a España en patera a las 9 horas y 25 minutos del día 17 de noviembre de 2016, por la zona de Tarifa.
Mi historia personal es solamente la historia de un inmigrante más que viajó de su país a Europa para buscar mejores condiciones de vida para él y su familia. Durante la travesía me encontré con el Amor del Señor Jesucristo, que me salvó la vida y me cambió profundamente con su misericordia.
Desde de mi infancia y juventud yo no era creyente. Mis padres eran cristianos, pero no practicaban. En concreto, mi madre era protestante y mi padre católico. Somos una familia de cuatro hermanos y tres hermanas. La vida en mi país no era fácil debido a la falta de recursos, y no lo pensé dos veces cuando tuve la posibilidad de inmigrar hacia Europa.
Durante dicha inmigración hacia Europa me encontré en miles de situaciones difíciles en diferentes países, empezando por mi lugar de origen hasta España, donde el Señor Jesucristo me hizo entender que ha estado siempre conmigo, pero yo no lo quería ver ni escuchar. Me acuerdo especialmente de aquella noche del 17 de noviembre, de madrugada, cuando estábamos sentados dentro de una barca con otros nueve compañeros, y ya no podíamos hacer nada con nuestras propias fuerzas para poder realizar nuestro sueño de llegar a Europa. En aquel momento empezamos a cantar alabanzas al Señor; Él nos escuchó y nos trajo a Europa. Entonces entendí que realmente el Señor Jesucristo está vivo, y que está con nosotros todos los días de nuestra vida.
Entonces empecé mi camino en España. Primero viví en Cádiz durante un mes, en una ONG en la catedral de esa ciudad. Luego estuve una semana en Granada, y después vine a Madrid. Aquí me encontré con la parroquia de San Antonio de la Florida y San Pío X. Es realmente en esta comunidad donde empecé los primeros pasos de mi vida cristiana.
El Señor, que siempre ha estado cuidándome, protegiéndome en cuanto lo necesitaba, me mandó un ángel: una señora de la parroquia, que actualmente es mi madre española. Ella habló conmigo y así se desencadenó todo lo que soy hoy en día. En esa comunidad participé en varios cursos de iniciación a la vida cristiana, como los cursos Alpha, post-Alpha, carismáticos, Beta, reuniones en grupos pequeños, Youcat y algunos retiros espirituales.
Después de casi un año de iniciación a la vida cristiana, vino el gran momento de entrar realmente en la Iglesia con los sacramentos del Bautismo, Confirmación, Primera Comunión, el 22 de diciembre de 2017. Todo esto fue posible por la gran misericordia y generosidad de su párroco Juan Luis Rascón Ors, de todos los sacerdotes de la comunidad San Antonio de la Florida y San Pío X, y de todos los feligreses de esa comunidad.
En un futuro me gustaría dedicar mi vida laboral a un oficio donde pueda dedicar mi tiempo a ayudar a la gente. Por eso estoy estudiando auxiliar de enfermería. Me mueve recordar que Nuestro Señor Jesucristo nos dijo “amaos los unos a los otros”, y añadió que “el bien que hagas a cualquier de tus hermanos me lo estás haciendo a mí”.