Tener una puerta con llave no es la única solución para evitar que entren desconocidos en tu hogar, pero sí es una prevención fundamental. Lo mismo es el filtro de tu ordenador
Los padres con hijos pequeños, los colegios con alumnos adolescentes y también muchos usuarios adultos, se preguntan continuamente si es verdaderamente útil tener un filtro de contenidos (o un control parental, como también se los llama) para evitar caer en los riesgos que ofrece el uso de Internet. Un filtro se refiere a un programa diseñado para controlar qué contenido se permite mostrar, especialmente para restringir el acceso a ciertos materiales de la Web, como la pornografía (tema que preocupa mucho a los padres), la promoción del terrorismo, o páginas poco sanas como las pro-ana y pro-mía.
Para afrontar con seriedad la cuestión, lo primero que hay que tener en cuenta es que un filtro de contenidos no es la única (ni la más importante) solución. Es, si se quiere, una parte fundamental de la solución. Pedro Paulo Oliveira, fundador de Netfilter en Brasil, lo compara al uso de puertas en las casas. Tener una puerta con llave no es la única solución para evitar que entren desconocidos en tu hogar, pero sí es una prevención fundamental. Lo mismo es el filtro de tu ordenador.
Antes que el filtro, se han de dar una serie de premisas, especialmente en el caso de educadores (principalmente los padres). Oliveira recomienda concretamente cumplir con estas cuatro “E”: Estudiar, Educar, dar Ejemplo y Exigir(se). Estudiar sería sobre todo la sana preocupación por estar al tanto de "cómo está el patio", conocer el mundo en el que introducimos a nuestros hijos, ser conscientes de los instrumentos que ponemos en sus manos, para poder tomar las consecuentes medidas. Este punto sería el preámbulo para dar una buena educación en el uso de la tecnología. Y clave de una buena educación es desarrollar la capacidad de ser ejemplares. Para ello hay que exigirse en primer lugar a uno mismo y así tener la suficiente autoridad moral como para pedir lo mismo de los propios hijos.
El filtro, como decíamos, no lo es todo. Es más, como bien apunta Catherine L’Ecuyer en su libro Educar en la realidad, el filtro tiene un efecto colateral del que se habla poco: disminuye la percepción que los padres tienen de los riesgos. Cuando se confunde al filtro con la solución, entonces se piensa que la educación la da la máquina misma, lo que es un error gravísimo. El filtro no es más que un instrumento, susceptible a errores, de modo que o se lleva un verdadero “filtro” en la voluntad o se inutilizan los controles externos.
Un ejemplo claro de los errores comunes en los filtros es la frecuente queja de los usuarios que afirman que el filtro bloquea el ordenador por completo, disminuye la velocidad del ordenador o no bloquea lo que debiera filtrar. Estos lamentos son muchas veces ciertos y no sólo son parte del berrinche de un niño. La solución suele estar en utilizar servicios de pago, ya sea limitando el acceso dentro de la red Wi-Fi casera, usando por ejemplo un servicio como Open DNS (que no sólo filtra contenidos inapropiados, sino que protege contra el phishing, el robo de identidad y el malware) o instalando un filtro directamente en los dispositivos.
A este respecto, volvemos a recomendar la lista de Instrumentos de Control Parental de Interaxion, donde se comparan algunos de los filtros que se encuentran disponibles actualmente en el mercado, calificados según utilidad, precio, idioma, entre otros.
También existen sistemas de filtrado muy útiles que ofrecen directamente los servicios de Internet, como el Google Safe Search o el modo restringido de YouTube, que no son perfectos, pero resultan de gran ayuda. Hay que tenerlos en cuenta.
Los límites de los filtros, sus errores (que hay que reportar a los proveedores), no son excusa suficiente para no poner a disposición de los niños, adolescentes e incluso adultos, instrumentos que de facto son una prevención esencial, especialmente si decidimos poner Internet a disposición de los niños. Como afirma Michele Crudele, de Il Filtro, “el agua es buena, pero si no es pura hay que filtrarla. Lo mismo con Internet”.