Diálogo entre el Papa Francisco y el sociólogo Wolton: “Quizá le interesó el haberme declarado católico al 50% y mi figura de intelectual francés”
Desde el 26 de abril estará en las librerías le edición italiana de los diálogos entre el Papa Francisco y el intelectual francés Dominique Wolton. Tras un año de encuentros han hablado de paz, política, globalización, fundamentalismo, desigualdades sociales, dominio del “dios dinero”, economía para las personas, migrantes, Europa y diálogo entre cristianos y religiones.
“Insiste en la alegría del Evangelio y tiene la obsesión de evitar la guerra”, cuenta el autor Dominque Wolton, de 70 años, sociólogo y teórico de la comunicación francesa, que ha estado con el Papa 12 veces, entre febrero de 2016 y febrero de 2017. De esas charlas, de más de una hora cada una, ha escrito un libro de 250 páginas que ya salió en septiembre de 2017 en su edición francesa con el título Politique et société y desde el 26 de abril saldrá en italiano como Dio è un poeta.
Cuenta el autor que Francisco no es “el Papa del pueblo”, sino que quiere ser “el Papa de todos”. No es de izquierdas, pero está enojado con las locuras del mundo, las injusticias, los egoísmos, las fábricas y los comerciantes de armas. Tiene gran confianza en las personas sencillas y menos en las élites.
Fueron encuentros humanos inesperados −dice Wolton−. Quizá le interesó el haberme declarado católico al 50% y mi figura de intelectual francés. Da confianza a las personas, en este caso a mí. Se creó entre nosotros un sentido de complicidad y un trasfondo de humor que permaneció en todos los encuentros. Nos hemos reído mucho, también porque el Papa no se toma muy en serio. Francisco tiene un trato extremadamente humano, basado hasta en el contacto físico, difícil de encontrar entre los príncipes de la Iglesia y también entre los políticos.
He elegido para la edición italiana este título, Dios es un poeta, que es una frase suya, porque veo en Dios y en el Papa algo que se escapa a la racionalidad, y también a los valores tan de moda hoy. Y un poeta no sirve para nada…, pero sirve para todo.
Su filosofía de la Iglesia es alegría y libertad, y no responsabilidad y culpabilidad, insiste mucho en la palabra alegría, y esto es particular para mí, porque a menudo en la Iglesia hay una tristeza exasperante. El Papa habla de modo muy sencillo y ve los pecados más graves en las rigideces de espíritu, las hipocresías, las desigualdades, las injusticias, que le preocupan más que la bioética, que también considera importante. Y pide que en las homilías se hable un poco menos de los pecados cometidos por debajo de la cintura.
Francisco quiere a la gente común, no a los curas de corte, a los mundanos, y en esto es más franciscano que jesuita. Para él, la tradición no es inmóvil, sino que debe reinventarse, por eso es movimiento. Habla muy bien de las nuevas Iglesias, que darán una bocanada de oxígeno a las viejas, como la Iglesia europea, que ya no es el fulcro del mundo católico. “Mi elección −me dijo− fue una gracia, por eso no tengo miedo de nada”.