En la nueva evangelización el papel de la mujer es decisivo: mujeres que trabajan, que no renuncian a su maternidad y a ser el perfume de una sociedad poco hogareña y demasiado implacable
El día 8 de marzo fue el día internacional de la mujer. Por supuesto, igualdad y valorarla. Pero las cosas están confusas. Un chico estudiante de mi Universidad, en uso de su libertad, lleva una pequeña cruz de madera al cuello; una compañera le dice señalando la cruz: “Eso es signo de opresión, hemos muerto muchas”. Así están las cosas.
¿El cristianismo es feminista? Mi opinión es que claramente sí, pero en el discurso posfeminista de esto ni se habla. Jutta Bugraff, teóloga alemana, ya fallecida ha escrito de lo mejor que he leído sobre la cuestión. Y otro estudio apasionante es el de Rodney Stark sociólogo, sobre la expansión del cristianismo. Algunas ideas:
1. Jesús, un Maestro, era acompañado por mujeres, que le atendían y le seguían. Algo insólito para la época. Las mujeres fueron muy valientes. Su Madre y otras mujeres estuvieron en el Calvario con el imberbe Juan. Pedro, Santiago, los demás, andaban oyendo gallos por Jerusalén, escondidos y aterrados. Las cartas de San Pablo, hablan de mujeres valerosas y cultas que se convertían y daban testimonio de Jesús. La primera comunidad cristiana estaba en torno a María.
2. La situación de la mujer en el Imperio romano era penosa. Eran abortadas, abandonadas o asesinadas al nacer. Se casaban sin consentimiento, en la mayor parte de las ocasiones; muchas veces muy jóvenes con hombres mayores, que solían mantener a concubinas y también relaciones homosexuales. Stark, relata una carta de un militar romano a su esposa que estaba esperando prole; es una carta amable podríamos decir, donde le expresa su deseo de que el hijo sea varón para mantenerlo, si fuese mujer habría que abandonarla.
3. La doctrina cristiana causó furor entre las mujeres. San Pablo habla a los maridos diciendo que las amen como si fueran sus propios cuerpos. La hija era recibida como un don de Dios con amor y respeto. No abortaban, ni las abandonaban. La mujer cristiana virgen, podía dedicarse a Dios y servir a la Iglesia. Una libertad insólita en el imperio. La indisolubilidad del matrimonio comprometía al varón con la mujer y con los hijos.
4. Stark es un sociólogo, no católico; calcula que en el imperio por cada 100 mujeres había 140 varones. En las primeras comunidades cristianas la proporción entre mujeres y varones, era de cuatro a uno. La familia cristiana y la mujer cristiana, fueron el más potente desarrollo del cristianismo primigenio. A través del matrimonio de cristianas con paganos, estos se convertían. El ejemplo para una sociedad muy decadente, parecida a la de ahora, resultaba fascinante. Quizás el famoso “mirad como se quieren”, se refería en primer lugar a la familia cristiana y a la libertad de la mujer. Silenciosamente en el año 313, con el Edicto de Milán, el imperio de facto, era cristiano. Una revolución para la mujer en su dignidad.
5. Las santas de Dios y de la Iglesia son un tesoro, poco frecuente en otras religiones. Inés, Cecilia, Lucía, Mónica madre de San Agustín; Santa Clara, Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina de Siena que escribió claro al Papa, Santa Teresita y el camino de espiritualidad de infancia, Madre Teresa de Calcuta. Vírgenes y casadas, que atendieron a pobres, enfermos, crearon hospicios, escuelas. Adelantadas a su tiempo, libres y comprometidas. La educación cristiana ha estado y sigue estando en sus manos. Mi buena madre y tantas y tantas, me enseñaron las oraciones primeras (no el párroco), apoyaron vocaciones de sacerdotes y laicos. Es lo que ha llamado San Juan Pablo, el genio femenino.
En la nueva evangelización el papel de la mujer es decisivo. Mujeres que trabajan, que no renuncian a su maternidad y a ser el perfume de una sociedad poco hogareña y demasiado implacable. La muerte de Postigo y la reacción de sus hijos y esposa están haciendo un bien incalculable. Madres que sacan a sus hijos adelante siempre. Hay ideologías muy dañinas, que tienen muy clara su estrategia, corromper a la mujer, porque eso hace una sociedad esclava.
Mujer y varón no estamos, ni debemos estar peleados. En Francia Antigones recupera un movimiento sensato y cristiano: el varón no es nuestro enemigo. Iguales, diferentes, complementarios. Una cierta experiencia docente me dice que por lo general son más inteligentes. En España, juezas, profesoras, médicos superan ya al número de varones, pobres de nosotros.
Mujeres, os toca evangelizar de nuevo, como siempre. Tomad nota de las primeras y… ¡Feliz día de la mujer!