La realidad de que el trabajo otorga dignidad ha sido recordada muchas veces por el Papa Francisco
En este noveno video de la serie “Basta empezar. Maneras de ayudar a los demás” aparecen tres iniciativas que, en Uruguay, Italia y Filipinas, buscan preparar a gente joven para entrar al mundo laboral.
Los siguientes apartados pueden ayudarte a utilizar este video personalmente, en clases de formación cristiana, en reuniones con tus amigos, en tu escuela o en tu parroquia.
● ¿Por qué algunas de las personas que aparecen en el video relacionan la realización personal con el hecho de tener un empleo? ¿Por qué piensas que tener un trabajo le cambia a la gente su visión del futuro?
● ¿Podrías explicar por qué trabajar no significa solo realizar unas determinadas tareas sino también desarrollarse interiormente?
● ¿Consideras que es viable ayudar a los compañeros de trabajo mientras se cumple con el propio deber? ¿De qué maneras?
● Graciela, de Uruguay, cuenta que estaba en una situación desesperada, ¿qué hechos y actitudes la ayudaron a salir adelante?
● Rezar por las personas que no tienen empleo.
● Intentar que personas desempleadas y sus familias tengan un momento agradable prestándoles, con discreción, pequeños servicios.
● Al tener noticias de ofertas de trabajo, valorar si puede ser útil compartirlas con parientes, amigos o conocidos que no tienen empleo.
● Poner tus talentos al servicio de los demás, mientras realizas tu trabajo.
● Ofrecer a Dios tu trabajo pidiéndole también por intenciones concretas.
● Esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos (1 Tesalonicenses 4, 11)
● Bien sabéis que estas manos han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en recibir” (Hechos 20, 34-35).
● [Pablo] se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran tejedores de lona para tiendas de campaña (Hechos 18, 2-3).
● Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido” (Mateo 20, 3-4).
● Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre (Jn 6, 27)
● Os rogamos, hermanos, que apreciéis el esfuerzo de los que trabajan entre vosotros cuidando de vosotros por el Señor y amonestándoos. Mostradles toda estima y amor por su trabajo (1 Tesalonicenses 5, 12-13).
● El trabajo es algo más que ganarse el pan: el trabajo nos da dignidad. Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona (Homilía, 1 de mayo de 2013)
● El valor principal del trabajo es el bien de la persona humana, porque la realiza como tal, con sus actitudes y capacidades intelectivas, creativas y manuales. De aquí deriva que el trabajo no tiene solamente una finalidad económica y de ganancia, sino sobre todo una finalidad que implica al hombre y su dignidad. La dignidad del hombre está vinculada al trabajo (Discurso, 20 de marzo de 2014).
● Trabajar −repito, de mil maneras− es propio de la persona humana y expresa su dignidad de ser creada a imagen de Dios. Por ello se dice que el trabajo es sagrado (Audiencia, 19 de agosto de 2015).
● En el centro de toda cuestión, especialmente la cuestión laboral, hay que poner siempre a la persona y su dignidad. Por eso tener trabajo es una cuestión de justicia y es una injusticia no tener trabajo. Cuando no se gana el pan, se pierde la dignidad. Este es el drama de nuestro tiempo, especialmente para los jóvenes quienes, sin trabajo, no tienen perspectivas para el futuro (Ángelus, 25 de marzo de 2015).
● Me entristece cuando veo que hay gente sin trabajo, que no encuentra trabajo y no tiene la dignidad de llevar el pan a casa. Y me alegro mucho cuando veo que los gobernantes hacen numerosos esfuerzos para crear puestos de trabajo y tratar que todos tengan un trabajo. El trabajo es sagrado, el trabajo da dignidad a una familia. Tenemos que rezar para que no falte el trabajo en una familia (Audiencia, 19 de agosto de 2015).
● Para la gran mayoría de los hombres, ser santo supone santificar el propio trabajo, santificarse en su trabajo, y santificar a los demás con el trabajo, y encontrar así a Dios en el camino de sus vidas (Conversaciones, n. 155).
● El trabajo no es sólo uno de los más altos de los valores humanos y medio con el que los hombres deben contribuir al progreso de la sociedad: es también camino de santificación (Conversaciones, n. 24).
● Pon un motivo sobrenatural a tu ordinaria labor profesional, y habrás santificado el trabajo (Camino, n. 359).
● Al realizar cada uno vuestro trabajo, al ejercer vuestra profesión en la sociedad, podéis y debéis convertir vuestra ocupación en una tarea de servicio. El trabajo bien acabado, que progresa y hace progresar, que tiene en cuenta los adelantos de la cultura y de la técnica, realiza una gran función, útil siempre a la humanidad entera, si nos mueve la generosidad, no el egoísmo, el bien de todos, no el provecho propio: si está lleno de sentido cristiano de la vida (Es Cristo que pasa, n. 166).
● Ante Dios, ninguna ocupación es por sí misma grande ni pequeña. Todo adquiere el valor del Amor con que se realiza (Surco, n. 487).
● La santidad que Nuestro Señor te exige se alcanza cumpliendo con amor de Dios el trabajo, las obligaciones de cada día, que casi siempre se componen de realidades menudas (Amigos de Dios, n. 7).
● Sección “Jubileo de la misericordia”.
● Trabajar bien, trabajar por amor: libro electrónico con 17 textos sobre la santificación del trabajo.
● “Fui al Centro Social San Josemaría, aprendí a trabajar y encontré un empleo”.
● Página web del Centro Educativo Los Pinos.
Fuente: opusdei.es.
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