Mons. Javier Echevarría centra la carta mensual en "una de las tradicionales obras de misericordia espiritual, que san Josemaría nos enseñó a valorar y a la que el Santo Padre otorga un relieve especial: la práctica de la corrección fraterna"
Afirma en su Carta el Prelado del Opus Dei que siendo una necesidad de cada jornada, la llamada a la conversión resuena de modo más apremiante en las semanas que acabamos de comenzar.
La liturgia de la Cuaresma, continúa, nos ofrece una gracia especial que nos empuja a la mudanza del corazón, de la que nacerán necesariamente las buenas obras. Releamos una consideración de nuestro Padre: «la conversión es cosa de un instante; la santificación es tarea para toda la vida. La semilla divina de la caridad, que Dios ha puesto en nuestras almas, aspira a crecer, a manifestarse en obras, a dar frutos que respondan en cada momento a lo que es agradable al Señor. Es indispensable por eso estar dispuestos a recomenzar, a reencontrar −en las nuevas situaciones de nuestra vida− la luz, el impulso de la primera conversión. Y ésta es la razón por la que hemos de prepararnos con un examen hondo, pidiendo ayuda al Señor, para que podamos conocerle mejor y nos conozcamos mejor a nosotros mismos. No hay otro camino, si hemos de convertirnos de nuevo».
Y propone algunas preguntas: ¿Cómo hemos comenzado desde el Miércoles de Ceniza? ¿Qué nos hemos propuesto? ¿Vivimos cada jornada con la alegría de una penitencia que nos acerque más a Jesucristo?
Se refiere al Mensaje del Santo Padre para la Cuaresma de este año, que como en años anteriores se centra en las obras de caridad, que constituyen −junto con la oración y el ayuno− las típicas prácticas penitenciales de la Cuaresma (…) yse refiere a una de las tradicionales obras de misericordia espiritual, que san Josemaría nos enseñó a valorar y a la que el Santo Padre otorga un relieve especial: la práctica de la corrección fraterna, que Jesucristo mismo recomendó a sus discípulos: “si tu hermano peca (...), vete y corrígele a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano” y después de citar algunos textos de las Sagradas Escrituras, recuerda cómo san Josemaría, al llegar a un Centro, después de preguntar si había algún enfermo, añadía:«¿estáis contentos?, ¿se vive la corrección fraterna?», afirmando que nuestro Fundador la practicó personalmente y la enseñó a otros desde los comienzos,y que, con realismo sobrenatural, afirmaba que «todos estamos llenos de defectos, que cada uno de nosotros ve, contra los que procuramos luchar; pero hay otros muchos defectos que no vemos (...), y de esos nos indican algunos en la corrección fraterna (...). Y lo hacen porque nos quieren, porque la nuestra es una convivencia de familia cristiana, llena de cariño».
Y pide oraciones por los frutos del curso de retiro espiritual que estará haciendo a la recepción de estas líneas: que me convierta al Señor una vez más, para mejor servir a la Iglesia, a la Obra, a mis hijas y a mis hijos, y a todas las almas; uníos −insisto− a mis intenciones. Por estas mismas fechas también en la Curia Romana se tienen los ejercicios espirituales, a los que asiste el Papa con sus más próximos colaboradores: otro buen momento para que redoblemos la petición por su Persona y sus intenciones, que con tanta frecuencia os reitero. Encomendadle al Señor especialmente durante su viaje pastoral a México y a Cuba, del 23 al 29 de marzo, para que los frutos apostólicos sean muy abundantes.