Al final resulta que Dios creo al ser humano a su imagen, “a imagen de Dios lo creó: varón y mujer los creó”, recordaba el Papa citando el Génesis
Las palabras del Papa Francisco sobre teoría del gender, pronunciadas durante la audiencia general del miércoles 15 de abril, dentro del ciclo que está dedicando a la familia, han recibido poco eco en los medios. Llamativamente poco. El Papa dijo, entre otras cosas: “me pregunto si la así llamada teoría del gender no sea también expresión de una frustración y de una resignación, orientada a cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma. Sí, corremos el riesgo de dar un paso hacia atrás. La remoción de la diferencia, en efecto, es el problema, no la solución”. Pienso que aquí había “gasolina” al menos para crear una polémica periodística, pero −como digo− he visto la noticia solo en La Repubblica, ABC y algún que otro sitio.
Ha pasado una semana y me encuentro ahora un largo comentario de un ensayista italiano, Vito Mancuso, que presenta una perspectiva singular. Toma pie de esas palabras, pero defiende Mancuso que la Iglesia acabará aceptando la “teoría del gender”, como ha acabado aceptando tantas cosas a los largo de la historia, adaptándose así a la realidad. Y en esa historia de adaptaciones menciona la teoría copernicana, la libertad religiosa, el evolucionismo e incluso la aceptación de que el luteranismo es otro modo de vivir el evangelio. Para Mancuso todo esto es positivo, pues quien no se transforma muere.
Temo, sin embargo, que Mancuso −en un afán por simplificar− introduzca en el mismo caldero cosas que no son equivalentes, como pueden ser un cambio de contenido, de acento o de actitud ante un problema. El cambio de contenido sería la cuestión de Galileo y la interpretación de la Escritura (con todos los matices que se quiera); de acento, la cuestión de la evolución considerada solo en cuando se convierte en teoría filosófica o en ideología; y de actitud, la libertad religiosa o las relaciones con otros cristianos. Los nuevos planteamientos son siempre fruto de una profundización y mejor comprensión de lo que significa la verdad revelada.
En ese sentido, se está viendo un cambio de actitud ante algunas situaciones y estilos de vida que antes recibían por parte de la Iglesia un tratamiento cuanto menos severo. Esa apertura de humana comprensión no implica, sin embargo, un cambio en “contenido”. Se profundiza en la visión del hombre (la antropología), se presenta y expresa cada vez mejor, de modo más convincente, pero al final resulta que Dios creo al ser humano a su imagen, “a imagen de Dios lo creó: varón y mujer los creó”, recordaba el Papa citando el Génesis, y eso difícilmente es compatible con la aceptación de “la pluralidad de los amores humanos”, en el sentido en que lo cita Mancuso.