Benedicto XVI, como un sacerdote más, entró este jueves en uno de los confesionarios de la Basílica de San Pedro para confesar a varios jóvenes de la diócesis de Roma.
Benedicto XVI, como un sacerdote más, entró este jueves en uno de los confesionarios de la Basílica de San Pedro para confesar a varios jóvenes de la diócesis de Roma.
Culminaba así la vigilia penitencial que el pontífice presidió para preparar la Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar a nivel diocesano el próximo Domingo de Ramos.
En una basílica llena de chicos y chicas, otros doscientos sacerdotes, con estola morada, algunos sentados en sillas, pues no había suficientes confesionarios, administraron a su vez el sacramento del perdón.
Mientras tenían lugar las confesiones, el coro y la orquesta de la diócesis de Roma interpretaban cantos meditativos penitenciales y se leyó el mensaje que Benedicto XVI ha escrito con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, así como otras lecturas espirituales.
El pontífice presentó la liturgia penitencial como «un encuentro alrededor de la Cruz, una celebración de la misericordia de Dios que en el sacramento de la confesión cada uno de vosotros podrá experimentar personalmente».
«En el corazón de cada hombre» hay «sed de amor», dijo el Papa en la homilía. De hecho, «el cristiano no puede vivir sin amor. Es más, si no encuentra el verdadero amor no puede decirse ni siquiera plenamente cristiano».
Al acercarse al sacramento de la confesión, explicó el Papa, «el amor y la misericordia de Dios mueven vuestro corazón». «Experimenta de este modo el perdón de los pecados, la reconciliación con la Iglesia; la recuperación, si se ha perdido, del estado de gracia».
«Cristo nos atrae hacía sí para unirse a cada uno de vosotros para que, por nuestra parte, aprendamos a amar a los hermanos con su mismo amor», aseguró.
«Hay mucha necesidad de una renovada capacidad de amar a los hermanos», dijo, invitando a los jóvenes «atreverse a amar en vuestra familias, en las relaciones con vuestros amigos y también a quien os ha ofendido».
Benedicto XVI presidirá en la mañana del 1 de abril, Domingo de Ramos, la Jornada Mundial de la Juventud, en la plaza de San Pedro del Vaticano, en una celebración eucarística que comenzará con la bendición y la procesión de los ramos.
El próximo año, la Jornada Mundial de la Juventud se celebrará en Sydney (Australia), en el mes de julio.