El Prelado invita a aceptar la voluntad de Dios, también cuando nos resulte difícil: "Acoger con generosidad esos requerimientos, quizá después de un momento inicial de resistencia o desconcierto, configura el camino seguro para seguir de cerca a Jesús"
07 de febrero de 2007
Fuente: www.opusdei.es
Almudi.org
Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!.
Contemplemos la escena que nos ha transmitido San Lucas. Cumplidos los días de su purificación según
¿Aprenderás con este ejemplo, niño tonto, a cumplir, a pesar de todos los sacrificios personales,
En el cumplimiento de la ley de Dios se resume toda la sabiduría cristiana. No existe posibilidad de seguir a Cristo fuera de este camino de completa identificación con el querer divino: así se comportaron
Pero ese asombro y esa gratitud han de ser operativos, han de manifestarse en obras concretas. Porque ?recordemos las palabras de Jesús? no todo el que me dice: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre, que está en los cielos (Mt 7, 21). El gran reproche del Señor a los hombres de su época, que hoy nos podría dirigir también a nosotros, se concreta precisamente en esto: que muchas veces nos conformamos con proclamar nuestro amor a Dios de palabra, pero las obras se quedan cortas. Lo recoge San Marcos en un pasaje de su Evangelio, que leeremos dentro de pocos días en
Tu oración, tu clamar "¡Señor!, ¡Señor!" ha de ir unido, de mil formas diversas en la jornada, al deseo y al esfuerzo eficaz de cumplir
Preguntémonos con frecuencia: ¿cumplo con fidelidad el querer del Cielo? ¿Busco acomodarme en todo a sus requerimientos, sin limitaciones? Resulta fácil enunciar esas consideraciones de San Josemaría; pero en la práctica ?hemos de reconocerlo sin ambages? se nos presentan o nos podemos imaginar muchas dificultades, para acatar y amar
¿Cómo respondemos nosotros a esas interpelaciones divinas? ¿Sabemos descubrir
Seamos generosos, hijas e hijos míos, en nuestro serviam! Escuchemos el consejo de San Josemaría: «No caigas en un círculo vicioso: tú piensas: cuando se arregle esto así o del otro modo seré muy generoso con mi Dios»
¿Acaso Jesús no estará esperando que seas generoso sin reservas para arreglar Él las cosas mejor de lo que imaginas?»
Propósito firme, lógica consecuencia: en cada instante de cada día trataré de cumplir con generosidad
Palabras que componen una prolongación de aquellas otras, también de Camino, grabadas a fuego en el alma de nuestro Padre: «Cuentan de un alma que, al decir al Señor en la oración "Jesús, te amo", oyó esta respuesta del cielo: "Obras son amores y no buenas razones"».
Piensa si acaso tú no mereces también ese cariñoso reproche» (Ibid., n. 933).
Precisamente en estos días se cumplen 75 años de esa locución divina. Muchas veces se refirió nuestro Padre a ese episodio, ocurrido el 16 de febrero de 1932, pero hablaba siempre de modo que no se pudiera reconocer al protagonista. Sólo tras su marcha a la casa del Cielo hemos conocido con detalle ese suceso, como consta en sus Apuntes íntimos y se recoge en una de las biografías publicadas.
Nuestro Fundador llevaba varios días con un fuerte resfriado, y ?así se expresa en sus notas personales? «eso era ocasión para que mi falta de generosidad con mi Dios se manifestara, aflojando en la oración y en las mil pequeñas cosas que un niño (...) puede ofrecer a su Señor cada día. Yo me venía dando cuenta de esto» ?continúa? «y de que daba largas a ciertos propósitos de emplear mayor interés y tiempo en las prácticas de piedad, pero me tranquilizaba con el pensamiento: más adelante, cuando estés fuerte, cuando se arregle mejor la situación económica de los tuyos... ¡entonces!» (Apuntes íntimos, n. 606 (16-II-1932). Cfr. Andrés Vázquez de Prada, "El Fundador del Opus Dei", vol. I, p. 417).
¡Qué humana se nos presenta la figura de San Josemaría! También debía luchar, como nosotros, en tantas pequeñas cosas. También le afectaban, como a nosotros, los achaques de salud, las dificultades económicas, la escasez de tiempo, la desgana... ¿Cómo no va a entendernos, cuando le pedimos que nos ayude a superar nuestras limitaciones? Acudamos con confianza a su intercesión, pues entiende muy bien nuestras necesidades. Pero actuemos a toda hora dispuestos a reconocer
Y sigo con la narración de San Josemaría. Aquel 16 de febrero, mientras administraba
Comentaba don Álvaro que esta intervención del Señor removió mucho a San Josemaría, no porque estuviera flojo en la oración, sino porque Dios le pedía más y, con esa loquela, iluminó su inteligencia y fortaleció su corazón para que descubriese «muchos detalles, insospechados», en los que cabía afinar más. Así se comportó nuestro Fundador, y la memoria de aquel «cariñoso reproche» de Jesús le estimuló a lo largo de su existencia, para rendir más en el servicio de Dios y de las almas.
También nosotros podemos y debemos asimilar esta enseñanza. El cumplimiento sin cicaterías de
Con todo cariño, os bendice
vuestro Padre
+ Javier
Roma, 1 de febrero de 2007.
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