Almudi.orgCiudad del Vaticano, (Agencia Fides) - "En las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo. Pero la expresión "verdad del matrimonio” pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas. Por consiguiente, no sólo se hace contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, sino que también ...
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Ciudad del Vaticano, (Agencia Fides) - "En las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo. Pero la expresión "verdad del matrimonio” pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas. Por consiguiente, no sólo se hace contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, sino que también se presenta como una estructura legal que la voluntad humana podría manipular a placer, privándola hasta de su índole heterosexual". Lo ha afirmado el Santo Padre Benedicto XVI recibiendo en audiencia el 27 de enero, a los Prelados oyentes, Oficiales y Abogados del Tribunal de la Rota Romana con ocasión de la solemne inauguración del año judicial.
El Santo Padre ha puesto en evidencia como "esta crisis de sentido del matrimonio se siente también en el modo de pensar de no pocos fieles… A algunos parece que la doctrina conciliar sobre el matrimonio, y concretamente la descripción de este instituto como 'intima communitas vitaes et amoris' debería llevar a negar la existencia de un vínculo conyugal indisoluble, pues se trataría de un ideal al cual no pueden ser ‘obligados’ los ‘cristianos normales”. También en algunos ambientes eclesiásticos está difundida la convicción según la cual "el bien pastoral de las personas en situación matrimonial irregular exigiría una suerte de regularización canónica, independientemente de la validez o nulidad del matrimonio.... El camino de la declaración de la nulidad matrimonial viene de hecho considerada un instrumento jurídico para alcanzar tal objetivo, según una lógica en la que el derecho se convierte en la formalización de las pretensiones subjetivas."
El Papa Benedicto XVI ha recordado que la verdad antropológica y salvadora del matrimonio - también en su dimensión jurídica - viene presentada en la Sagrada Escritura, cuando Jesús responde a aquellos fariseos que le interrogaron acerca de la licitud del repudio (cfr Mt 19,4-6). "Las citas del Génesis (1,27; 2,24) - ha continuado el Papa - proponen la verdad matrimonial del "principio", esa verdad cuya plenitud se encuentra en relación a la unión de Cristo con la Iglesia (cfr Ef 5, 30-31) y que ha sido objeto de amplias y profundas reflexiones por parte del Papa Juan Pablo II en sus ciclos de catequesis sobre el amor humano en el diseño divino". El Santo Padre ha subrayado después que "cada matrimonio es ciertamente fruto del libre consentimiento del hombre y la mujer.... La unión se produce en virtud del diseño del mismo Dios, que los ha creado hombre y mujer y les da el poder de unir para siempre esas dimensiones naturales y complementarias de sus personas. La indisolubilidad del matrimonio no deriva del compromiso definitivo de los contrayentes, sino que es intrínseca a la naturaleza de la potente unión establecida por el Creador", (Juan Pablo II, Catequesis del 21 de noviembre de 1979, n. 2). Los contrayentes deben comprometerse definitivamente precisamente porque el matrimonio es tal en el diseño de la creación y de la redención".
En su discurso, el Pontífice también ha subrayado que "la comprensión total de la institución matrimonial no puede no incluir la claridad acerca de su dimensión jurídica", que para la Iglesia se sitúa tras las huellas de las enseñanzas de Jesús, de los Apóstoles y de los Santos Padres. "Frente a la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad el índole naturalmente jurídico del matrimonio, es decir su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrecruza verdaderamente con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser. Por tanto, como escribí en mi primera Encíclica, ‘en una perspectiva fundada en la creación, el eros orienta al hombre hacia el matrimonio, un vínculo marcado por su carácter único y definitivo; así, y sólo así, se realiza su destino íntimo' (Deus caritas est, 11).
Ante el riesgo de una alterada interpretación de las normas canónicas vigentes, el Santo Padre ha exhortado a reaccionar "con valentía y confianza, aplicando constantemente la hermenéutica de la renovación a la continuidad y no dejándose seducir por vías interpretativas que implican una ruptura con la tradición de la Iglesia". "La contribución de los tribunales eclesiásticos a la superación de la crisis de sentido sobre el matrimonio, en la Iglesia y en la sociedad civil, podría parecer para algunos algo secundario y de retaguardia - ha revelado el Pontífice -. Sin embargo, precisamente porque el matrimonio tiene una dimensión intrínsecamente jurídica, el ser sabios y convincentes siervos de la justicia en este delicado e importante campo tiene un valor de testimonio muy significativo y de gran apoyo para todos".