"Es necesario proclamar íntegro el Mensaje de la Salvación, que llegue a impregnar las raíces de la cultura y se encarne en el momento histórico latinoamericano actual": el Papa Benedicto XVI a la Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina
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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides)
El Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia a los participantes en la Reunión Plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina en la mañana del sábado 20 de enero. "Pensando en los desafíos que al inicio de este tercer milenio se plantean a la Evangelización - ha dicho el Papa en su discurso - se ha escogido como tema de reflexión este encuentro "La familia y la educación cristiana en América Latina", muy en consonancia con el inolvidable Encuentro Mundial de las Familias el pasado verano en Valencia, España".
El Papa ha dirigido después el pensamiento a la inminente V Conferencia General del episcopado latinoamericano y del Caribe que, "en continuidad con las cuatro anteriores, está llamada a dar un renovado impulso a la Evangelización en esa vasta región del mundo eminentemente católica, en la que vive una gran parte de la comunidad de los creyentes". En particular, el Papa Benedicto XVI ha subrayado que "es necesario proclamar íntegro el Mensaje de la Salvación, que llegue a impregnar las raíces de la cultura y se encarne en el momento histórico latinoamericano actual, para responder mejor a sus necesidades y legítimas aspiraciones. Al mismo tiempo, se ha de reconocer y defender siempre la dignidad de cada ser humano como criterio fundamental de los proyectos sociales, culturales y económicos, que ayuden a construir la historia según el designio de Dios”.
En su discurso el Papa también se ha centrado en los desafíos que la Iglesia en América latina debe afrontar hoy: "el cambio cultural generado por una comunicación social que marca los modos de pensar y las costumbres de millones de personas; los flujos migratorios, con tantas repercusiones en la vida familiar y en la práctica religiosa en los nuevos ambientes; la reaparición de interrogantes sobre cómo los pueblos han de asumir su memoria histórica y su futuro democrático; la globalización, el secularismo, la pobreza creciente y el deterioro ecológico, sobre todo en las grandes ciudades, así como la violencia y el narcotráfico". Ante este complejo panorama, es urgente una nueva Evangelización, que profundice en los valores de nuestra fe, "para que sean savia y configuren la identidad de esos amados pueblos que un día recibieron la luz del Evangelio”.
Frente a la sed de Dios que manifiestan los hombres y mujeres de América latina, “es vital la labor de los Obispos, sacerdotes y demás agentes de pastoral, que den testimonio, como Cristo, de que el Padre es siempre Amor providente que se ha revelado en su Hijo". El Papa además ha recordado la necesidad de alimentar la fe con la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la vida sacramental, que son el único modo de impedir la proliferación de las sectas y de los nuevos grupos pseudo-religiosos. "En la labor evangelizadora es fundamental recordar siempre que el Padre y el Hijo enviaron al Espíritu Santo en Pentecostés, y que ese mismo Espíritu sigue impulsando la vida de la Iglesia. Por eso es importante el sentido de pertenencia eclesial, donde el cristiano crece y madura en la comunión con sus hermanos, hijos de un mismo Dios y Padre".
Mirando el futuro de la Iglesia en América Latina y el Caribe, el Papa ha recomendado "que los cristianos profundicen y asuman el estilo de vida propio de los discípulos de Jesús: sencillo y alegre, con una fe sólida arraigada en lo más íntimo de su corazón y alimentada por la oración y los sacramentos… El verdadero discípulo crece y madura en la familia, en la comunidad parroquial y diocesana; se convierte en misionero cuando anuncia la persona de Cristo y su Evangelio en todos los ambientes: la escuela, la economía, la cultura, la política y los medios de comunicación social. De modo especial, los frecuentes fenómenos de explotación e injusticia, de corrupción y violencia, son una llamada apremiante para que los cristianos vivan con coherencia su fe y se esfuercen por recibir una sólida formación doctrinal y espiritual, contribuyendo así a la construcción de una sociedad más justa, más humana y cristiana”.
Por último, sobre el tema de la familia cristiana, tema de la Asamblea Plenaria, el Santo Padre ha subrayado como "en el hogar se custodia el patrimonio de la fe; en él los hijos reciben el don de la vida, se sienten amados tal como son y aprenden los valores que les ayudarán a vivir como hijos de Dios. De esta manera, la familia, acogiendo el don de la vida, se convierte en el ambiente propicio para responder al don de la vocación, especialmente ahora en que se siente tanto la necesidad de que el Señor envíe trabajadores a su mies".