VATICANO - "En la actividad pastoral a favor de los Gitanos, ayuda humanitaria y verdad del Evangelio tienen que caminar junto, y es necesario que los elementos de justicia, hermandad e igualdad le sean propios": publicado el documento final del encuentro de estudio de los Directorios Nacionales del Pastoral para los Nómadas
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides)
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Profundizar el estudio de las "Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos", el primer Documento de la Iglesia universal dedicado a los Gitanos publicado el 8 de diciembre del 2005, para animar una apropiada aplicación del mismo: este es el tema del encuentro de estudio de los Directores Nacionales de la Pastoral para los Nómadas que se tuvo el 11 y el 12 de diciembre del 2006 en el Vaticano por iniciativa del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Han participado 27 delegados procedentes de 21 Países, en representación de tres continentes, Europa, América y Asia.
En el documento final, enviado a la Agencia Fides, se recorren los trabajos de los dos días de estudio, que se abrieron con la Concelebración Eucarística presidida por el Card. Raffaele Renato Martino, Presidente del Dicasterio, a la que siguió la introducción a los trabajos del Arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del mismo Dicasterio. Las relaciones principales han ilustrado las "Orientaciones" desde diversos puntos de vista (visión general, aspectos bíblicos, eclesiológicos, jurídicos…) y han sido seguidas de algunos testimonios de los Capellanes que trabajan entre los Gitanos del mar (Bangladesh, Indonesia y Filipinas) y de los grupos de estudio.
En las conclusiones del encuentro, los participantes subrayan el valor y la importancia de las "Orientaciones", que testimonian los esfuerzos realizados por la Iglesia católica en la cura pastoral de los gitanos, reconociendo su espiritualidad y mostrando su propósito de ofrecer a los nómadas las enseñanzas del Evangelio en su totalidad. Las Orientaciones exhortan a todo el pueblo cristiano a una conversión de la mente y de las actitudes, para establecer una relación positiva con la población gitana. En sus actitudes hacia de ellos, la Iglesia no debe "solamente acoger", sino que debe asumir el riesgo de ir hacia el otro, sobre todo hacia quien es diferente, quién es rechazado, quién no es agradecido.
En la obra de evangelización de los gitanos, debe encontrar su validez y prioridad el proceso de inculturación, entendido como la encarnación del Evangelio en las culturas y a la vez, su introducción en la vida de la Iglesia. La "promoción humana" y la "evangelización" son dos aspectos complementarios inseparables para la difusión del Reino del Padre, que es reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. En la actividad pastoral a favor de los Gitanos, por tanto, ayuda humanitaria y verdad del Evangelio deben caminar juntos, y es necesario que los elementos de justicia, fraternidad e igualdad le sean propios.
Entre las recomendaciones finales, los participantes subrayan en primer lugar la necesidad de que "la Iglesia haga suyas las angustias y las esperanzas de los gitanos, para que el Evangelio sea vivido y anunciado de manera apropiada a su mentalidad y a sus tradiciones". Por tanto se pide mayor empeño por parte de los Obispos, sobre todo en la acogida y en crear espacios de escucha de los gitanos; reforzar su responsabilidad en la Iglesia; intensificar el empeño y la solicitud por las vocaciones; multiplicar los lugares en que pueden expresarse a si mismos y su fe; promover peregrinaciones y ocasiones de encuentro, para romper con la imagen, todavía muy fuerte de que hay que renunciar a la propia identidad gitana para ser un "buen cristiano"; trabajar para favorecer la difusión, la acogida y una apropiada aplicación de las Orientaciones. Es por último, necesario coordinar mejor el ministerio de los capellanes de los gitanos con el de los párrocos locales, para que las comunidades parroquiales se abran a la acogida.