En ABC, 3 de enero de 2005
Cuando acababa de corregir las pruebas de imprenta de un libro que aparecerá ya con carácter póstumo, ha fallecido inesperadamente el distinguido historiador y eclesiástico Federico Suárez Verdeguer (Valencia, 1917-Madrid 2005). Alumno brillante de la Universidad Literaria de Valencia, Becario del Colegio San Juan de Ribera de Burjassot, fue Catedrático universitario de Historia Moderna y Contemporánea de España desde 1948. Enseñó sucesivamente en las universidade...
En ABC, 3 de enero de 2005
Cuando acababa de corregir las pruebas de imprenta de un libro que aparecerá ya con carácter póstumo, ha fallecido inesperadamente el distinguido historiador y eclesiástico Federico Suárez Verdeguer (Valencia, 1917-Madrid 2005). Alumno brillante de la Universidad Literaria de Valencia, Becario del Colegio San Juan de Ribera de Burjassot, fue Catedrático universitario de Historia Moderna y Contemporánea de España desde 1948. Enseñó sucesivamente en las universidades de Santiago de Compostela y Navarra, en la que fue iniciador y primer decano de la Facultad de Filosofía y Letras en 1955.
Poco tiempo después de alcanzar la cátedra en Santiago, en ese mismo año 1948, Suárez, que era miembro del Opus Dei, se ordenó sacerdote, y desarrolló durante 56 años una amplia labor pastoral. Es autor de libros de espiritualidad cristiana.
Ha publicado más de 20 volúmenes de investigación histórica, particularmente sobre el siglo XIX español, con importantes aportaciones acerca de sucesos y personajes de la vida intelectual y literaria de la época. Su primer libro sobre los sucesos de La Granja a finales del reinado de Fernando VII descubrió hechos y documentos que sitúan definitivamente a los protagonistas y acontecimientos que desembocaron en la primera de las guerras carlistas (1833-1839). Pocos años después, con la edición y estudio de las Memorias de Ramón de Santillán, aportó nuevas luces sobre la historia económica nacional y los comienzos del moderno sistema bancario del país. Autor de una reciente biografía de Donoso Cortés, dio a conocer informaciones nuevas sobre la figura del político y filósofo extremeño en su contexto cultural e ideológico.
En su vasta tarea de historiador ha sido un escrupuloso y fiel recopilador de datos y narrador de hechos y acontecimientos. En este sentido, habría que decir que fue un historiador positivista, para quien lo que no está en los documentos o de lo que no hay pruebas, no está en el mundo. Discípulos suyos han desempeñado y ejercen cátedras de Historia en varias universidades españolas.
Escribió también nueve libros de espiritualidad cristiana, y su labor sacerdotal mereció el reconocimiento de Juan Pablo II, que le concedió la distinción de Prelado de Honor de Su Santidad.
Durante más de treinta años ejerció como capellán del Rey Don Juan Carlos, también desde largo tiempo antes de su acceso al Trono. Continuaba vinculado a la Casa Real como capellán de su Majestad.
A una edad avanzada no dejaba de trabajar con la tenacidad característica de su personalidad. A los que fuimos sus amigos y compañeros, la noticia de su fallecimiento, sabiendo cómo seguía escribiendo y estudiando, nos ha sorprendido dolorosamente. Sus libros de espiritualidad, escritos con buena pluma y excelente método, reflejan el mismo estilo intelectual del historiador que se atiene a los textos de la Sagrada Escritura y los analiza y comenta con rigor sistemático, aplicando sus conclusiones a la vida cristiana de las mujeres y de los hombres de Ahora.