Homilía en Santa Marta
El Evangelio del día (Mc 11,11-26) nos propone tres modos de vivir en tres imágenes: la higuera que no da fruto, los mercaderes del templo y el hombre de fe.
1. La higuera representa la esterilidad, es decir, una vida estéril, incapaz de dar cualquier cosa, una vida que non fructifica, incapaz de hacer el bien. Vive para sí; tranquilo, egoísta, no quiere problemas. Y Jesús maldice la higuera, porque es estéril, porque no ha puesto de su parte para dar fruto. Representa la persona que no hace nada para ayudar, que vive siempre para sí misma, para que no le falte nada. Al final, ¡acaban todos neuróticos! Jesús condena la esterilidad espiritual, el egoísmo espiritual: ¡Yo vivo para mí, para que no me falte nada, y los demás que se apañen!
2. El otro modo de vivir es el de los abusadores, los que comercian en el templo. Explotan hasta el lugar sagrado de Dios para hacer sus negocios: cambian las monedas, venden los animales para el sacrificio, incluso tienen entre ellos como un sindicato para defenderse. Esto no solo era tolerado, sino permitido por los sacerdotes del templo. Son los que hacen de la religión un negocio. En la Biblia se cuenta la historia de los hijos de un sacerdote que obligaban a la gente a dar ofrendas, y ganaban mucho, incluso de los pobres. Pero Jesús es muy claro: Mi casa se llamará casa de oración para todos los pueblos. Vosotros, en cambio, la habéis convertido en cueva de bandidos. Las personas que acudía allí en peregrinación a pedir la bendición del Señor o hacer un sacrificio, ¡allí mismo abusaban de ellas! Allí, los sacerdotes no enseñaban a rezar, ni les daban la catequesis… Era una cueva de ladrones. Pagad, entrad… Hacían los ritos, pero vacíos, sin piedad. No sé si nos vendría bien pensar si entre nosotros sucede algo por el estilo, en algún sitio. No lo sé. Es utilizar las cosas de Dios para provecho propio.
3. El tercer modo de vivir es la vida de fe, como indica Jesús: Tened fe en Dios. Os aseguro que si uno dice a este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar", no con dudas, sino con fe en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Obtendremos precisamente lo que pidamos con fe: Cualquier cosa que pidáis en la oración, creed que os la han concedido, y la obtendréis. Es el estilo de vida de la fe. ¿Y qué tengo que hacer para eso? Pues, pídele al Señor que te ayude a hacer cosas buenas, pero con fe. Solo una condición: cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros. Es la única condición, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas. Este es el tercer estilo de vida: la fe, fe para ayudar a los demás, para acercarse a Dios. ¡Esa es la fe que hace milagros!
Pidamos hoy al Señor que nos enseñe ese estilo de vida de fe y nos ayude a no caer nunca —ninguno de nosotros, ni la Iglesia— en la esterilidad y en el negocio.