En el evangelio del pasado domingo escuchamos el relato de San Marcos, en el que Jesús envía a sus doce, de dos en dos, a predicar el Evangelio. Les da algunas instrucciones y les suelta en prácticas. El próximo domingo leeremos la continuación en la que Jesús recibe a esos mismos doce que regresan entusiasmados. Por qué los demonios se han sometido en el nombre de Jesús y porque han predicado en su nombre? Estos fueron las prácticas de los primeros doce a los que Jesús formó personalmente, para luego el día de Pentecostés, enviarlos a predicar el Evangelio por el mundo entero.
Desde aquel envío han pasado 2000 años. Qué ha ocurrido desde entonces? Qué ha sido de esa predicación? Esta región del mundo que se denomina Europa, ha sido casi durante estos 2000 años, cristiana. Pero en todo este tiempo se podrían distinguir cuatro distintas etapas que, aunque de manera muy opinable, evidentemente podrían ser las siguientes.
Una primera de envío que nace justamente en este momento de Pentecostés y de primera evangelización, donde los apóstoles y sus sucesores llevaron la fe a base de martirio de sangre hasta los confines de El Imperio.
Una segunda etapa que comenzaría el día en que el emperador Teodosio declara oficialmente cristiano el Imperio. Es el bautismo de este que lentamente, porque se trataba de un período de decadencia. El imperio desaparece por la invasión de los bárbaros. Pero más tarde surge una nueva civilización, nueva organización social que se conoce como la cristiandad.
Es la Edad Media, que básicamente consiste en la división de toda la gente, la población en tres grandes grupos. La nobleza: el rey, los condes, los nobles que se dedican fundamentalmente a gobernar y hacer la guerra. El pueblo llano que se ocupa del cultivar la tierra, criar el ganado, producir, formar una familia, divertirse, ir ellos mismos a la guerra que declaran los nobles. Y finalmente el clero, que se ocupaban no sólo de las tareas estrictamente espirituales, sino también de cultivar en lugares apartados del mundo tanto la cultura como la ciencia de la época, la astronomía, la biología, la física, la música, la literatura. Bien, esto serán los estamentos, la manera de organizarse en la Edad Media.
Una organización evidentemente no perfecta, sino coyuntural, que funcionó. Entonces este orden de cosas entra en crisis. Con la modernidad surge la burguesía. Es decir, que esos estamentos se vuelven permeables y la gente sencilla llega a ocupar, en cambio, cargos importantes. Aparece por primera vez Imitad del mundo en la cultura y la ciencia llevada a cabo por laicos, todos ellos cristianos muy bien intencionados y con un éxito tal que muy pronto, en los resultados, el progreso de esas ciencias y de esa cultura llega a acaparar el protagonismo, de forma que el mismo concepto de verdad se va modificando.
Pasa, de lo que se considera verdad en la cultura clásica a lo real, a considerar verdad el renacimiento, lo realizado, es decir, los logros de de la cultura y de la ciencia. A ser verdad. Ya más adelante la ilustración. Lo real. Es decir lo que un día el hombre realizara. Lo cual supone considerar el entorno, el mundo como algo indefinidamente moldeable por el hombre. Pierde el ser, desaparece el concepto de creación de naturaleza.
Aparece lo que hoy conocemos como relativismo. Esta tercera etapa da paso finalmente a la cuarta en la que estamos, que se puede denominar la posmodernidad, que se caracteriza, porque el optimismo propio de la modernidad, que llevó a la utopía de creer que se podría construir un paraíso en la tierra. Pues por el hecho de las guerras mundiales y otras muchas circunstancias, se llego a la convicción de que efectivamente era una utopía irrealizable y se dio un paso más.
Por tanto, en esa construcción intelectual, desde eliminar la fe hasta también eliminar cualquier otro relato de tipo ideológico, la filosofía o incluso la política que fuese capaz de explicarlo todo. Estamos hoy en una fase que se podría denominar tecnocracia. El gobierno de la tecnología. La única verdad es lo que la tecnología es capaz de aportar en beneficio de una vida más placentera y más cómoda. Es la posmodernidad o el relativismo en lo que se refiere a la fe.
Todos hemos tenido a partir de cierta edad, experiencias tres experiencias básicas de esta última cuarta etapa. En primer lugar, una gran descristianización. No hace falta recordar aquí los datos estadísticos de bautismos o de confirmaciones, o de matrimonios y últimamente también de funerales religiosos. Es una segunda experiencia, ha sido que ésta descristianización ha sido se ha producido súbitamente. Somos testigos los que tenemos una cierta edad de cómo se ha producido. Recordamos cómo era en este aspecto religioso las cosas en nuestra infancia las comparamos con cómo son ahora y vemos que en este espacio de tiempo más o menos grande se ha producido.
Ha sido un cambio intergeneracional, no intergeneracional, como suelen ser los cambios de época. Ha sido como una especie de ciclogénesis explosiva. Las ideas relativistas estaban en la mente de unos pocos intelectuales y seguramente con la ayuda de las nuevas tecnologías, eso ha terminado por empapar, por impregnar. Ha caído sobre la sociedad y la moldeador. Pero hay una tercera experiencia, además de esa descristianización, su vida. Y es que este proceso va más allá. Vamos experimentando cada vez más intensamente que se trata de una más que una descristianización, una mente, una ideología anticristiana.
El cristiano va experimentando una creciente hostilidad de la cultura dominante de la posmodernidad. Se siente como acosado, como incómodo, como crecientemente arrinconado, señalado. Y esto genera de manera espontánea. Si no se hace nada una reacción como de auto defensiva o de devolución de respuesta en el mismo plano, uno puede sospechar que detrás de esa cristianofobia hay determinadas fuerzas, determinados colores, determinadas personas, determinados intereses. Manos negras que lo manejan todo y sin que todo esto se descarte en absoluto.
Sin embargo, no es necesario, sino que simplemente es un sumando más para explicar lo que está ocurriendo. Las ideas tienen poder y la idea fundamental que lo impregna todo hoy y que lo explica suficientemente, es esta de relativismo. Por tanto, lo que tendríamos que plantearnos más bien más que un enfrentamiento o una respuesta, es mirar al Señor y preguntarle qué así como a los primeros doce les envió a predicar el Evangelio en unas circunstancias con unas instrucciones a nosotros que nos envía hoy, qué instrucciones tiene para nosotros un cristiano?
Recordamos en la anterior meditación como la situación cultural de occidente, que se puede denominar la postmodernidad, es hostil al cristianismo y que la reacción natural de un cristiano puede ser responder o sentir temor. Pero no es, seguramente, la que nos pide el Señor.
Una respuesta de tipo humana, política, un poco guerrera, no es lo que este mundo necesite y el Señor nos esté pidiendo. La política tiene unos límites muy grandes a la hora de construir y sin embargo es un instrumento que destruye muy fácilmente. En Burgos estamos celebrando el octavo centenario de la primera piedra de la catedral, pero la última piedra de la catedral se colocó 60 a 70 años más tarde, le cuesta mucho tiempo construir una cosa así, sin embargo se podía derruir en pocos segundos con una carga de dinamita y la política puede destruir muy rápidamente, pero construye muy lentamente y muy poco.
Por otra parte, los centros de decisión política cada vez son más lejanos, más globales, y además si preguntásemos a nuestro alrededor comprobaríamos que las gentes que nos rodean, siendo muy buenas, sin embargo, participan en sus opiniones de esas leyes que son inocuas que van contra la ley natural muchas veces y incluso que los guerreros sociales bienintencionados a favor de la fe, de la cristiandad, en ocasiones no son ellos mismos ejemplos de cristianos; no son santos, lo que necesita el mundo son santos, no tanto guerreros. Lo que el señor nos está pidiendo, por tanto seguramente, son dos cosas. En primer lugar y ante todo, intentar comprender un poco el mundo que nos rodea, este mundo está impregnado por la idea por la ideología relativista.
¿Qué es el relativismo? De manera muy sencilla o muy breve, esquemática, muy simplona, se podría decir que el relativismo es una religión en negativo, totalitaria y autodestructiva. Voy a intentar explicarlo brevemente. Una religión en negativo, significa que en la el relativismo no es, como se podría pensar la igualdad, y el igualitarismo. Igualar todas las opiniones, darlas la misma importancia que sería un tipo de relativismo, pero no, es relativismo que lo impregna todo es la exclusión positiva de la opinión partidaria de verdades absolutas, no es un madre que abre los brazos y acoja todo el mundo indistintamente, sino que es una ideología que excluye concretamente una opinión y concretamente las verdades absolutas. Y esto lo hace, además, nos desde lo opinable, sino como una exigencia de la ciencia del progreso, es decir, de vivir de acuerdo con los avances, es una exigencia de la tolerancia, algo necesario para convivir pacíficamente y una exigencia de la libertad, es algo que sólo esto puede permitir que cada uno viva como mejor le parezca, sin imposiciones externas totalmente en voluntaristas y justamente porque él el relativismo se auto vincula con la ciencia a la paz y la libertad siente que quien aporta quien afirma verdades absolutas es enemigo de la ciencia de la libertad y de la paz y por tanto ha de ser combatido por eso según avanza el relativismo.
Según se van estableciendo en la cultura, en la sociedad, propone unas leyes que van recortando derechos que antes se podrían considerar fundamentales como es el derecho a la objeción de conciencia individual; caso de los médicos en el aborto o el derecho a la objeción institucional de ciertas instituciones sanitarias en la eutanasia o es el derecho a la patria potestad como en el caso, por ejemplo, de los menores, de los hijos de 14 años que quieran auto determinar su género en contra de la opinión de sus padres. O como es el recorte de la libertad educativa en los programas que impone sin tener en cuenta las opiniones de los padres. Estos y otros derechos se van recortando y los cristianos se siente cada vez un poco más acorralados, arrinconados, imposibilitados y además como esta es una biología que tiene un origen dialéctico, seguramente muy afín al marxismo, va generando grupos identitarios que en algún momento consideran que han sido represaliados y a los que despierta wok para que reivindican sus derechos y pidan justicia y en contra de los verdugos que son siempre los mismos. Estos grupos represaliados pueden ser las mujeres, pueden ser los indígenas, pueden ser las personas de cierto color o de cierta inclinación afectiva, o incluso pueden ser los ateos y en frente como enemigo de todos ellos, siempre los mismos. Al final es como una generación, una proliferación de grupos reivindicativos para hacer la guerra a esos otros que durante mucho tiempo han tenido el monopolio y que han cometido aberraciones. Y por eso el actual relativismo es totalitario tiende a excluir, a arrinconar, y si pudiese borrar del mapa cualquier afirmación, cualquier verdad absoluta -y muy concretamente muy específicamente la cristiana-. Pero esto que podría parecer muy dramático y generar, por tanto, de irritación y como un deseo de corresponder o de pelear no nos ha de hacer olvidar la tercera característica del relativismo, que es autodestructivo.
Todos los días las noticias abren con disfunciones sociales provocadas por el relativismo que el relativismo mismos es incapaz de solucionar porque no reconoce sus raíces morales, como puede ser la violencia de género o puede ser la inmigración ilegal o la corrupción o la falta de reemplazo generacional o las rupturas matrimoniales o con el suicidio o el fracaso escolar o de tantas cosas que tiene una raíz moral y que hasta que no se reconoce no se consigue -por muchos medios que se emplean para combatirlas- porque entonces la lucha es simplemente sintomática. Se atacan los síntomas que no las raíces. Un ejemplo más veterano de todos estos es el del racismo; es muy preocupante que todavía se mantenga racismo después de tantos decenios, tantos siglos de lucha, mientras no se reconozca la dignidad absoluta de las personas, todo lo demás serán medios muy limitados, muy ineficaces. Un conocido filósofo ateo contemporáneo no hace mucho afirmaba, en una conferencia, que en la actual situación de occidente de post-cristiandad, tenemos tres opciones básicamente: o bien renunciar a la dignidad absoluta de la persona, o bien buscar un fundamento laico no trascendente, no espiritual a esa dignidad absoluta que de momento no se ha encontrado, o bien, -aunque no nos guste- volver a recuperar el cristianismo. Si no está cultura nuestra, esta civilización no tiene herramientas –armas- para atribuir a la persona una dignidad absoluta y, por tanto, que no sea manipulable la decisión a capricho de quienes en cada momento de puedan pueden hacerlo, puedan decidir.
Estos días en la Misa hemos recordado también otro pasaje, en este caso de San Mateo, que reprocha a las ciudades donde han vivido Jesús y los apóstoles y se ha predicado, se han hecho más milagros Ay de ti Corazaín, ay de ti Betsaida y en cambio dice Sodoma, Gomorra, Tiro o Sidón, ciudades que son célebres en la Biblia, por su por su increencia por su alejamiento de Dios, serán mejor juzgadas, porque han recibido menos. Es una constante histórica, ha pasado ya muchas veces antes; con Sodoma en que el alejamiento de Dios haya tenido como consecuencia la autodestrucción. Pasó con Jerusalén, que fue invadida por Nabucodonosor y deportó a Babilonia a sus habitantes. Pasó con el mismo Imperio Romano que cayó en una inmoralidad y una decadencia tal, que fue arrasado por los bárbaros. Hoy mismo está ocurriendo en con occidente. Ya hace muchos años San Josemaría decía eso de que toda una civilización se tambalea impotente y sin recursos morales cuando todavía no sabía nada de lo que está ocurriendo ahora. Una visión profética, y efectivamente es así toda una civilización se tambalea impotente y sin recursos morales. Por tanto, aquí tenemos un buen criterio para saber cómo andamos de formación, hasta qué punto entendemos el relativismo.
Si la contemplación de nuestro mundo occidental nos produce sentimientos de desconcierto, o de enojo, o de ira, o de responder con las mismas armas, o de miedo, o de inseguridad, nos falta todavía formación. Si en cambio nos produce un sentimiento fundamentalmente de misericordia, de ternura, de penita entonces tenemos los mismos sentimientos de Cristo, estamos entendiendo lo que pasa en este mundo. Se parece un poquito a lo que un padre o una madre sienten cuando tienen un hijo anoréxico o anoréxica o que está simplemente en la edad del pavo, que hace quizá la vida muy difícil, imposible incluso, que es muy irritante, que va a la contra de todo. Pero sí entienden además de procurar ayudarle sentirán ternura por él. O tiene un hijo drogadicto, que está totalmente enganchado, y procurarán ser fuertes con él para poder ayudarle pero no lo consideran un enemigo, sino que no deja de ser su hijo y justamente para eso para situaciones difíciles está ese vínculo familiar irrompible que es la maternidad, la paternidad.
Vamos a pedirle por tanto a la Virgen un corazón así de madre que sea también, porque es una condición de positividad, pase por la formación por la comprensión del mundo que nos rodea, dedicando el tiempo que cada uno pueda a los medios de formación de los que cada uno disponga para la propia lectura del libro, escuchar un post-cast tener una dirección espiritual. Cada uno a su manera, pero es imprescindible crear tiempo, esfuerzo para comprender mundo que nos rodea.
Recordamos en la anterior meditación que la primera tarea que se necesita para tener los sentimientos de Cristo respecto al mundo que nos ha tocado vivir es la de nuestra propia formación.
Procurar entender ese mundo, sino no podremos amarlo. Pero a continuación, en la medida que se puede, entendemos y amamos ese mundo, hemos de procurar servirle, ayudarle. Servir al mundo significa -no es cualquier cosa- no es combatirlo, esta cultura nuestra se ha caracterizado por el enfrentamiento identitario, por la cultura wok, por el despertar, por la cancelación, por la confrontación de grupos y de ideas.
Bien pues justamente tenemos que salirnos de esa lógica, tenemos que apuntar en primer lugar a la persona, no a los grupos; sino ayudar a cada persona y no a las ideas, sino las experiencias. Estamos en una era de la post-verdad y la discusión y seguramente, por partir del otro, no nos es especialmente interesada y honrada, sino que la verdad se manipula sin ningún rubor a favor de los intereses, por tanto, hemos de pensar cómo ayudar, como servir a este mundo que nos toca vivir. Pero con estas dos premisas, dirigiéndonos a las personas más que los grupos; a cada persona que nos encontramos, y nos encontraremos con alguien bueno y dirigiéndonos a sus experiencias más que a las ideas, es decir, que hoy se necesita más que nunca hacer palpable la fe que se pueda experimentar. Hace unos días acompañé algunos peregrinos a Santiago hacían el camino en bicicleta -yo les acompañaba en el apoyo logístico- y cuando llegamos allí -a Santiago- la tarde en que llegamos caminando por la Rua da Franco no salió encuentro una señorita que nos ofreció una degustación: unas perlas de Santiago, unas almendras -pues no recuerdo muy bien con que más-, pero fue un detalle muy agradable. Y al día siguiente, después de asistir a la Misa del peregrino, cuando ya nos disponíamos a regresar, alguien propuso comprar algunos recuerdos o algún producto para llevar a sus familias. Nos acordamos entonces de ese establecimiento y fuimos allí y nos atendió una persona extraordinaria, alguien con un verdadero portento, que inmediatamente -desde el minuto uno- empezó a ofrecernos degustación de unos dedalitos recién sacados del frigorífico, como licor de hierbas primero y otros dedalitos, como orujo, también sacados del frigorífico. También distintos de los anteriores como licor de café alternado con tarta de Santiago y otras delicias. Tan exuberante ofrecimiento tuvo como resultado el que nos lleváramos cantidad de cosas. Luego pude comprobar en Instagran -en la cuenta que tienen en Instagran- donde van colgando las fotos de sus víctimas, como no fuimos los únicos ahí estamos nosotros y muchísima gente. Un sitio que vale la pena conocer El Casal Cotton -se llama- y decía la dependienta ante nuestro asombro que ella se comportó así porque sabía que si lo probamos nos lo llevaríamos.
Hoy es el momento en que los cristianos tenemos que tener esta misma política empresarial, ofrecer la degustación de lo que tenemos, porque si es bueno, el mundo se lo llevara, habrá mucha gente que lo aprecie, que pasará por encima de sus prejuicios, de sus ideologías y dirá es verdad esto es bueno y habrá gente que no. Pero después de lo probado justamente esos que se alejen producirán en nosotros, si es verdad lo que ofrecemos, un sentimiento de ternura, de misericordia, no de enfado, no de fracaso, frustración. Bien esto es todo un desafío porque en esta situación actual es crítica, tanto para unos como para otros, ya lo meditamos antes.
Es una situación insostenible no tiene futuro, pero también a los cristianos nos pone en crisis, es decir, nos obliga a plantearnos si esto realmente es verdadero o no. Todavía mejor, es el momento de la realidad. Verdad es una afirmación sobre algo, en realidad es ese algo de lo que trata la verdad; si yo digo que hoy aquí en Burgos está haciendo un día fresco, tu que me escuchas si no estás en Burgos, te lo puedes creer o no, es verdad. Pero sólo el que estén Burgos lo experimentará, dirá esto es real, lo estoy sintiendo ahora mismo. Estamos justamente en el momento de ayudar al mundo, ofreciéndole en realidad experiencia y que sepa palpar la fe. Y estas experiencias de la fe pueden ser múltiples, pero me quiero fijar muy rápidamente en tres: en primer lugar, la fe se experimenta en el amor de los cristianos, el amor de Dios por cada uno. Se palpa en el amor de el auténtico cristiano que me encuentro en el amor del grupo de cristianos, que no es un grupo identitario, que acoge a todo el mundo con los brazos abiertos -da igual su pensamiento político, su inclinación afectiva, lo que sea, ama a todo el mundo, en el amor donde el matrimonio cristiano; porque lógicamente los cristianos tenemos derecho a tener una propuesta de amor hombre mujer, de uno con una, para siempre y abierto a la vida. El que quiera probar este producto comprobará que es muy bueno. Y finalmente el amor hacia los más necesitados, el amor de caridad hacia el pobre, el enfermo, el anciano. Si sus amores que nacen de la fe son superiores a los amores convencionales que hay fuera de la fe, entonces producirán una especie de sentimiento o de sensación o de experiencia como la de la flecha que atraviesa el corazón. El corazón se sentirá conmovido y dirá esto es verdad, esto es superior.
Una segunda experiencia de la fe es la de la luz, en los antiguos cómics cuando o uno de los personajes tenían una idea encontraba la solución un problema se dibujaba una bombilla reluciente. Uno puede estar un día paseando en la ducha y de pronto ver la solución a un problema que antes no lo sabía resolver. Esa iluminación, esa luz, esa sensación de ya está, lo he visto. También la produce la fe cuando se arroja esa luz sobre las preguntas existenciales que no responden nadie hoy sobre el sentido de la vida o el sentido de del mal, el sentido del dolor o el sentido de la muerte, o que hay después, si es que hay algo después de esta vida o en qué consiste la felicidad. Estas preguntas que se hace cualquiera, porque son naturales, son espontáneas; no reciben hoy ninguna respuesta lo único que reciben es negación, no existe nada de eso, no existe ningún sentido para esas preguntas, y sin embargo cuando escuchamos la respuesta de la fe, algo dentro de nosotros nos dice; estos verdad, esto es así, encaja perfectamente con los deseos profundos de nuestro corazón, lo que nos dice también nuestra cabeza, es como el zapatito de cristal que encaja perfectamente en el pie de la cenicienta.
Pero no solamente las preguntas existenciales, sino que la fe también ofrece el entorno, el contexto de los progresos de tipo científico, la neurociencia o la antropología o la astronomía o la física, van haciendo constantemente descubrimientos, pero son datos, -son informaciones parciales y especializadas-, y si queremos explicarlo todo a partir de ahí, aquello deja de ser ciencia y pasa a ser ideología. La ciencia es como un balón, un globo de conocimientos que se va aumentando progresivamente, muy rápidamente. Pero justamente en la medida que crece en la frontera el contorno con el misterio también aumenta. En la cabeza y más cosas que la ciencia es incapaz de explicarse hacer nuevas preguntas que solamente en la fe y responde. Ciencia y fe, no pueden entrar en conflictos y cada una de ellas respeta su propio método; es imposible si no si la metaciencia contradice la fe se ha convertido ideología. Si la fe contradice a la ciencia también se cometen en ideología. Cada una tiene sus ámbitos. Recuerdo un economista, luego metido a artista singular, que en uno de sus libros titulada de verdad crees que sólo somos pellejo y huesos, seguramente no. O como aquella novia que le decía su novio materialista si yo soy solamente un manojo de células para ti, entonces no me quieres, está queriendo solo a un pedazo de carne, pero a mí no me estás queriendo. Yo soy mis ideas, mis proyectos, mis convicciones, mi libertad, me autoconciencia.
La luz en segundo lugar. Y en tercer lugar, la otra experiencia de la fe es la contemporaneidad de Cristo, el experimentar como Cristo no es un personaje que se pierde en la historia, sino que sigue vivo; y esto se produce fundamentalmente a través de la liturgia, través de la oración. La liturgia, los sacramentos. En estos días del camino de Santiago encontré un peregrino con el que estuve hablando largo y que me contaba su historia me decía que estaba en el paro, que le acaba de dejar su mujer, que cuando las cosas iban bien pues no se acordaba de Dios, pero cuando le están yendo mal entonces había comprobado como Dios era el único que le entendía y que le ayudaba. Le aconsejé que con motivo de su estancia en Santiago y del año Santo aprovecharse para hacer una buena confesión y me respondió: si, tengo que hacerlo porque no me confesado nunca. Podemos imaginar la alegría de este peregrino. Después de confesarse; 50 años puestos en las manos de Dios y convertidos en misericordia, en perdón, en abrazo; que experiencia única de Cristo. ¡Quien más puede perdonar los pecados de esta manera!, ¡quien más puede reconciliar con uno mismo y con Dios! Y en segundo lugar, además de los sacramentos, en todos ¿eh?, la penitencia, la eucaristía, la unción de los enfermos cuando uno pasa por una situación límite. La oración, y no cualquier oración, sino sobre todo la oración con el Evangelio. Una manera de entrar a las escenas que muestre que Cristo es tan actual hoy como hace 2000 años. Y para ilustrar esto me gusta recordar un cuentecito de Chéjov. Chéjov era agnóstico, pero tenía predilección por este cuento que el tituló el estudiante, es la historia de un estudiante de teología que por vacaciones de semana Santa regresa a casa. Y el Jueves Santo acude a los oficios y el Viernes Santo, en cambio, da un largo paseo. Y de regreso atraviesa la finca en la que en una casita, en el porche se están calentando al fuego una madre y su hija. Se acerca a conversar con ellas y les cuenta algo que conocen bien los tres que es lo que ha escuchado la víspera en el Evangelio de los oficios del jueves la Pasión, y cuando llega al relato de Pedro calentándose al fuego, negando tres veces al Señor, Jesús le mira, y alguien sale y llora amargamente, comprueba que aquella aquellas mujeres -las dos- comienzan también a llorar. Entonces escribe Chéjov: sus lágrimas mostraban que todo lo sucedido a Pedro durante la horrible noche tenía un significado especial para ellas, era evidente que lo que acababa de contar -lo que sucedió 19 siglos antes- guardaba relación con el presente con las dos mujeres, y sin duda también con esa aldea perdida, con el mismo y con la humanidad entera. Si habían llorado no era porque él estuviera dotado de una elocuencia especial, sino porque se interesaba con todo su ser, por lo que había ocurrido en el alma de Pedro, y una súbita alegría agitó su alma. Luego cruzó el río en una balsa y a continuación, tras subir la colina, contempló su aldea natal y el poniente, donde en la raya del ocaso brillaba una luz púrpura y fría. Entonces pensó que la verdad y la belleza que habían orientado la vida humana en el huerto, y el palacio del sumo sacerdote, habían continuado sin interrupción hasta el presente y siempre constituirían lo más importante de la vida humana, y de toda la tierra, que ese estudiante había intuido que de manera misteriosa -en aquellas mujeres- se daba un reflejo, había ocurrido algo semejante a lo de Pedro; una cierta negación, un dolor, un arrepentimiento, una contrición. Algo había ocurrido en esas vidas que él no sabía exactamente qué, pero que se habían visto reflejadas. Esto ocurre en todas las escenas del Evangelio, si sabemos entrar en ellas, descubriremos su contemporaneidad, como estamos ahí nosotros reflejados en aquel suceso es inmortal, eterno. Pasa hoy y me pasa a mí.
Voy a terminar. Estos son los tres productos básicos que estas tres experiencias que podemos ofrecer a las personas que nos rodean: la experiencia del amor, la experiencia de la luz y la experiencia de Cristo. Lo importante es tenerlas nosotros, si las tenemos las podemos ofrecer humildemente y es posible que alguien los aproveche y otros quizá no, pero como he dicho sentiremos ternura. Entre los 12 a los que el señor envió por ahí estaba Santiago, que fue quien dice la tradición que vino España y Evangelio esta zona y que se encontraban por Aragón muy desanimado por la dureza de los habitantes de esta región, cuando María en carne mortal se le aparece en cambio para consolarle, para confirmarle. María no en balde ha sido resucitada y asumpta al cielo con un cuerpo glorioso; María tiene manos, justamente para esto, para seguir ejerciendo con nosotros el mismo papel de madre que hizo con Santiago, para en este momento histórico que nos ha tocado vivir, en la que la evangelización es singular, es distinta, tenemos que procurar ponernos ante el Señor y preguntarle sus instrucciones. Y con la ayuda de María, y sobre todo en los momentos difíciles, pues vayamos adelante.
Luis Herrera, youtube.com/ (conversión de hablado- a escrito)
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