Las tesis que se plantean, a continuación, pueden sin duda, ser discutibles en algunos de sus aspectos, pero reúnen la objetividad precisa para determinar el verdadero e importante papel que tuvo y tiene el Camino de Santiago en el ámbito cultural. Se trata de cuatro tesis principales:
1. La fragmentación cultural de Occidente y el Camino de Santiago como elemento de consolidación
En la Alta Edad Media, Occidente, Cristiandad y Europa, son conceptos que carecen de relación entre sr. Europa no existía comorealidad ni se aceptaba como idea-fuerza de signo unificador. En cuanto al Occidente y a la Cristiandad, no eran, ni mucho menos, términos comparables: ni todo Occidente era cristiano (puesto que rebrotaron focos de paganismo, y las penínsulas ibérica e itálica serían en mayor o menor medida musulmanas) ni Oriente había sido sometido al Islam (toda el Asia Menor y parte de Africa eran cristianas). No hay que olvidar tampoco que las herejías (en particular la monofisita) creaban mayores problemas al Imperio Romano residual (Bizancio) que el propio avance mahometano (16).
En realidad, y rompiendo otro tópico generalizado, ni la irrupción de las tribus indo-germánicas en el Occidente romano, ni la muy posterior invasión árabe, fueron factores de destrucción cultural. Fue la propia y agotadora decadencia del Imperio Romano lo que produjo, a partir del siglo III, una aculturación de la totalidad del sistema de Occidente.
En Occidente, en efecto, se rompen la organización y el orden clásicos. La sociedad se hace campesina. Los hombres vuelven a la pequeña aldea, al clan, a la tribu, a la magia. Resurgen antiguos atavismos. Las expresiones y los signos culturales se hacen locales, se cierran en sí mismos(17).
En esta larga etapa, que se extiende entre los siglos II y IX, se pierde el sentido y el significado de las Instituciones, la escritura, la moneda, el comercio. La moral y las creencias se relativizan, si bien la Iglesia mantiene -también dentro de un relativismo- unos focos culturales, que superan la ruptura orgánica general. Pero se trata de una realidad minoritaria y dispersa, que no afecta a la quiebra de Occidente.
Existe la romanía: el Mundo Mediterráneo vinculado a Bizancio, que conserva todavia la proyección cultural romana. Pero será precisamente sobre ese ámbito, sobre el que las incursiones nórdicas y la fuerza del Islam descargarán su fuerza, y acabarán con la última realidad cultural de signo todavía latino.
Occidente, por tanto, queda dividido en compartimentos estancos, con creencias mínimas, en las que la vecindad y la seguridad del grupo ocupa un lugar prioritario. Es un Occidente incomunicado. Aislamiento que se acentúa por la abundancia de bosques, páramos, landas, montañas, pantanos. Un mundo en el que las calamidades y terrores impiden la posibilidad de las realizaciones.
Esta incomunicación sólose rompe por motivos religiosos: el peregrinaje a los Santos Lugares y a Roma. Los palmeros y romeros serán los únicos que transiten por las ruinosas calzadas de la antigüedad. En este universo cerrado, la aparición de un nuevo foco de peregrinación: Santiago de Compostela, tendrá, evidentemente, una importancia decisiva (18).
No se trata de demostrar en esta tesis, ni tampoco en las siguientes, que el Camino de Santiago salvase a Europa de la barbarie o de las tinieblas. Pero lo cierto es que en el proceso del despertar, o de la anábasis cultural europea el Camino de Santiago estaba allí. Era una realidad existencial.
Los hombres piadosos que se aventuraban a peregrinar a Compostela, pasarán a ser los peregrinos por excelencia.
El peregrino es pobre. En todo los lugares que recorre es, en todo caso, bien recibido: “Hospes velut Christus”. Dándo le hospitalidad se participaba en su estado de gracia. Pero, a su vez, estos peregrinos venían de otros lugares y tenían otras costumbres. Se inicia, así, un principio de comunicación en un Occidente dislocado, que tenderá a acelerarse y a ampliar sus posibilidades en el decurso del tiempo.
En primer lugar este principio dinámico actúa en la propia Península Ibérica. Los núcleos de población dispersos y cerrados por la invasión árabe, tenderán a relacionarse entre sí. Es significativo, en ese sentido, que a medida que se extienden los reinos cristianos hacia el sur, aumentan también los caminos y los itinerarios hacia Santiago de Compostela (cabe recordar la prolongación progresiva del «Camino portugués, que se irá extendiendo, conforme a la reconquista de territorios, así como la aparición de nuevos Caminos españoles, como la Ruta de la Plata, el Camino Catalán o la denominada Ruta del Duero) (19).
La polémica Castro-Albornoz, sobre si Santiago fue un producto de la España en formación o viceversa, aunque demasiado enconada en lo personal, es significativa en su sentido (20). los orígenes de una conciencia hispánica, como los de una conciencia europea, serán el lento resultado de una serie de ínterrelaciones, en los que los símbolos, sirven al hecho de una paulatina ruptura de los localismos.
Se trata de procesos difusos de dinámica social, en que los núcleos pasan aser zonas, las zonas ejes, y estos ejes se extienden de modo indefinido: hacia Roma, hacia Compostela, hacia Bizancio, hacia Jerusalém. En esta dinámica, Compostela constituyejuntamente con las rutas de peregrinación que se van consolidando, un factor substancial que adquirirá pleno signi ficado a p artir d el siglo XI.
En efecto, a pe sar de las trabas feudales y monásticas, impuestas por diversas razones a cualquier tipo de desplazamiento, el crecimiento demográfico en las regiones del norte de Europa (Normandia, Valonia) y de España (Asturias, Cantabria, Navarra), la mejora de ciertas técnicas agrarias y artesanas, y a una evidente inquietud ante la cerrazón y limitación vital, provoca un deseo de marcha, un afán por caminar (21).
Viaja ante todo el peregrino, la vida cristiana se identifica con el peregrinar y la búsqueda. Es el “horno viator” trasunto de la frase evangélica “Ego sum via,...”
Pero además, comenzarán a viajar los comerciantes, los cantores, los hombres sabedores. Bernardo de Chartres señalará como una de las claves del saber la marcha a la “terra aliena”, y Bernardo de Claraval dirá que los bosques y las piedras te enseñarán más que cualquier maestro.
Para llegar a esta movilidad, ha sido preciso un cambio profundo en la mentalidad de Occidente. El denominado Renacimiento Carolingio de principios del siglo IX, había afectado escasamente a una pequeña minoría eclesiástica y palatina (22).
Sin embargo, las escuelas monásticas, surgidas en este período, evolucionaron en los dos siglos posteriores: los estudios pasan a ser, también, comunicables. Esta comunicación de conocimientos, se integra en las vías de peregrinación y, en particular, en los caminos franceses hacia Santiago (23).
A su vez, ya finales del siglo XI comienzan a aparecer los primeros burgos o ciudades. las ciudades de madera se conviertenen ciudades de piedra. En estas ciudades nace, como consecuencia de la propia división del trabajo, el intelectual, el que ofrece su saber, al igual que otros artesanos intercambian otro tipo de creaciones.
Pues bien, estos centros de cultura, que se ínterrelacionarán entre si, aparecen de modo espectacular en los núcleos urbanos del Camino de Santiago: Lion, Orleans, Chartres y, sobre todo, París, que serán claves en el Renacimiento del siglo XII.
El ansia de desplazamiento y de viajar afectará a todos. En 1099, Roberto de Abrissol creará la primera orden religiosa itinerante. Los caballeros también se hacen intinerantes. Se rompe asi el absoluto estatismo que había puesto fin a la cultura clásica, para dar paso a un nuevo sistema cultural de signo ya europeo.
Este sistema cultural tiene dos grandes ejes que pasan por el Camino de Santiago.
a)El eje Norte-Sur
Pondrá en comunicación la naciente cultura europea con la cultura grecoárabe. Pedro el Venerable, en su viaje de inspección por los monasterios cluniacenses de España, en 1141, contacta con las escuelas españolas de traductores. A partir de entonces, la comunicación intelectual entre el sur y el norte de Europa se intensifica. El judío de Huesca Pedro Alfonso, recoge en su “Carta” la importancia del saber arábigo, lo que hará que venga a España Adelardo de Bath. Abelardo y Guillermo de Conchas extenderán (no sin oposición y sin grandes peripecias, que no es éste el lugar para analizar) este nuevo horizonte cultural. Las ciudades del Camino francés, serán los lugares donde esta cultura encuentra su adecuado ambiente de expansión.
Mientras tanto, el peregrino humilde también se impregna de nuevos modos y símbolos culturales, que siguen también este eje Norte-Sur: Germain Noveau, presencia en el siglo XlI conversar a los peregrinos entre si en sus respectivas lenguas romances, lo que le hace escribir con ingenuidad que el Camino de Santiago daba el don de lenguas.
Para estos peregrinos humildes, pero que llevaban consigo un determi nado dineroparasusnecesidadeso lujosos exvotos para el Apóstol, se establece todo un sistema comercial (hospederías, vendedores, cambistas) y de ocio (juglares, cantores) que difundirán y unificarán, en cierta medida, la formulación popular de ta nueva cultura europea.
b) El eje Este-Oeste
A través de la ruta de Provenza, hacia Santiago y cruzando por el norte de Italia, la Ruta de los Peregrinos a Roma, los saberes bizantinos llegarán a las ciudades libres del Adriático, del Mediterráneo Norte y, a su vez los slmbolos de Occidente, se proyectarán hacia un Imperio Cristiano de Oriente, que comienza su declinar. Pero es, sobre todo, en la región provenzal, donde estas nuevas formulaciones culturales, propiciadas por el Camino, alcanzarán su mayor virtualidad extendiéndose hacia los confines de Occidente, y hacia el norte y el sur de Europa (24).
2. La consolidación y difusión de ciclos culturales dispersos en, y por, el Camino de Santiago.
Una sociedad cerrada y bélica, encuentra en los relatos épicos su primera y más normal forma de expresión cultural. Fuera de estos relatos, un conjunto de manuscri tos dedicados a la devoción y a la liturgia, o unos simples relatos orales en los que se mezclaban la superstición y la magia, y que constituían el patrimonio cultural de los primeros monasterios, carecían de significado dinámico.
El Camino de Santiago será tema y sobre todo ámbito de difusión del Ciclo Carolingio.
Los romances y canciones sobre Carlomagno se iniciarán en una fecha indeterminada -posiblemente en el siglo X- y fueron difundidos a lo largo de todo el Camino por los cantores y por los propios peregrinos. A ello contribuyó, de modo directo, el establecimiento posterior en los núcleos de población españoles de artesanos y comerciantes franceses.
Carlomagno es presentado, por esta épica popular, como primer peregrino y libertador de la ciudad del Sepulcro, y del propio Camino a Santiago, lo cual, como es sabido, dista mucho de la realidad histórica. El hecho es que los franceses (peregrinos o establecidos en el Camino Jacobeo) llegarán a estar convencidos de que vivían en tierras liberadas por Carlomagno y sus Pares; todo ello, por cierto, acabará dando lugar a incidentes graves, como el de Pamplona.
Este conjunto de tradiciones y canciones populares, pero promovidas por el poder seilorial y regio (francés y germánico) se extienden por el Camino en los siglos XI y XII, y se recogerá dentro del “Codex Calixtinus”, en el libro Historia “Caroli Magni et Rotholandi”, del pseudo-Turpín. En este período, y como proyección de la leyenda inicial, se consolida el conjunto de Chansons que darán lugar al Ciclo Carolingio y a los Cantares de Gesta: “Chanson de Roland”, “Prise de Pampelune”, “Agolant”, así como en la “Chanson” o “Geste” de Guillermo de Orange.
En los mencionados Cantares hay una difusa mezcla de elementos francos, hispánicos y germánicos, resultado cierto de la propia amalgama que se producía en las Rutas a Compostela, donde transcurren la mayor parte de los hechos contados en las obras del Ciclo Carolingio.
A través del Camino, se difunde por Europa este primer ciclo épico, que llegará a áreas tan lejanas como el Elba (la Kaiserchronik) o Escandinavia, el Ciclo Carolingio hallará su respuesta germana en los Nibelungos, y su respuesta hispánica en el Poema del Cid y en el de Bernardo del Carpio. Todo el ciclo épico de los siglos XI y XII, unido a las sagas celtas, dará lugar a un nuevo ciclo épico: el del Grial. El origen del Ciclo del Grial, que abrirá paso, a su vez, a la épica caballeresca, tiene sus raíces en temas localistas, bretones y celtas, que se fueron concretando a lo largo del Camino de Compostela, también por los juglares y cantores. Las Leyendas del Rey Arturo, se entremezclan, en esta ceremonia itinerante, con los mitos nibelungos y con el tema del Santo Grial, en una extraordinaria secuencia que tiene uno de sus principales centros en España, y en el propio Camino Jacobeo (25).
Las peregrinaciones son la fuerza transmisora de estas canciones épicas, como lo serán de Ciclo de Alexandre (también a partir de mediados del siglo XII), y del melancólico Ciclo Bretón de Tristán e !solda, que culmína con la obra de Chretien de Troyes. Es muy probable que, en esta segunda fase se introdujesen ya elementos orientales de origen peninsular (hispano e itálico), que aceleraron el despertar literario de Europa.
Mientras se extienden los ciclos épicos, los trovadores de la Corte de Aquitania y los cantores de la Provenza se incorporan también a la vida errante del Renacimiento del siglo XII en Europa , surgen así los romamces cortesanos y la poesía lírica. El primer trovador será Guillermo IX de Aquitania, en relación directa con Roberto de Abrissel (al que nos referimos antes como fundador de la primera Orden religiosa itinerante). Guillermo X peregrinará a Compostela, y es este mismo Duque de Aquitania, de vida aventurera, el que dará lugar al romance español de Don Gaiteros (26).
Fue por tanto, a lo largo del Camino de Santiago, donde se conformaron la épica y la lírica, básicas, en la cultura europea. Los romances caballerescos encontrarán de modo directo en Suero de Quiñones, en el 1434, y en los trescientos encuentros que sostiene victorioso en el Orbigo, su expresión más contundente y final (27),
El último ciclo en el que el Camino de Santiago tendrá un papel incitador, aunque no tan directo como en los anteriores será, ya en la Baja Edad Media, en el macabro simbolismo de las Danzas de la Muerte. Los diferentes grupos o estamentos sociales caminan hacia la nada. En esta temática está integrado el “Puente de Santiago”, puente sobre el cual las almas pasan hacia la muerte, pero sólo en la medida en que se encuentren en estado de gracia, que consiguen después de haber peregrinado a Compostela.
3. El Camino de Santiago y la sociedad y economia de la Edad Media: los nuevos aceleradores culturales
Ante todo, se hace preciso romper otro tópico extendido sin ningún fundamento histórico: el Camino de Santiago no fue una ruta comercial.
Las rutas comerciales europeas hasta prácticamente el final de la Edad Media fueron, sobre todo, marítimas y fluviales.
Tan sólo una parte o ciertos tramos de los cuatro caminos franceses hacia Compostela, tuvieron significado como vias comerciales: en particular, el tramo Fréjus-Narbona, de la Vía de Languedoc (28).
El Camino de Santiago, en si mismo, llegó a constituir una cadena de lugares donde se ejercía el comercio, pero en ningún caso, sirvió de eje comercial europeo, para intercambio de mercancías.
Señalado esto, como cuestión previa, es preciso recordar que al iniciarse la Edad Media había desaparecido el comercio como consecuencia de la fragmentación general subsiguiente a la caida del Imperio. El derecho también se había convertido en un conjunto de principios locales de aplicación territorial. La sociedad se había cerrado, como ya se indicó, en sus unidades básicas de signo comunitario.
Los peregrinos, sin embargo, tenían, como ha quedado también expresado, unas necesidades concretas que no se cubrían en exclusiva con la caridad cristiana. A medida que va aumentando el número de peregrinos, se inicia un sistema de comercio, limitadoal principio, pero que tendrá las más importantes consecuencias.
A partir del siglo XI, y en los lugares y zonas atravesadas por el Camino de Santiago -al igual que ocurrirá en otras regiones europeas- comienza a producirse un conjunto de hechos sociales y económicos que suponen un cambio profundo, que plasmará en un nuevo orden cultural. En la Lotaringia y en Flandes (cabeceras del Camino), así como en el Norte de Italia (también región básica de peregrinos) surgen las primeras ciudades en el sentido socio-económico del término. Un siglo después surgirán las ciudades de la Hansa.
La sociedad tripartita (clero, guerreros y campesinos) se complementa con una nueva clase: los burgueses (artesanos y comerciantes). Estos no sólo peregrinarán hacia Compostela, sino que se instalarán en los núcleos del Camino, en territorio español.
El Camino de Santiago pasa a ser un lugar más habitado donde se ejerce, como se ha dicho, un activo comercio, cuyos productos entrarán y saldrán por los puertos españoles del Cantábrico y de Galicia.
Se establece, así, una cadena de mercados y ferias en el “Camino francés” (los martes en Pamplona y Jaca, los jueves en Estela, los lunes en Sahagún, los miércoles en León...).
Gran parte de estos comerciantes no eran españoles, eran francos, término que adquiere un triple significado: extranjeros, gente libre con privilegios comerciales y jurídicos y, finalmente, y en concreto , comerciantes y artesanos franceses.
En todas las ciudades hispánicas del Camino surgen barrios francos, habitados por burgueses procedentes de Francia, de Inglaterra, de Flandes, de Alemania. Estos extranjeros tenian sus propios estatutos, en gran medida, y precisamente porque los peregrinos a los que atendían (vendiéndoles productos, hospedándoles, cambiando moneda) también disponían de un estatuto propio.
En efecto, desde los origenes de las peregrinaciones, el naciente Derecho de los Reinos hispánicos, equipara al peregrino a los naturales de estos Reinos. Pero además se le eximía de determinados tributos; se regulan en su favor las pesas, medidas y precios; se imponen penas a los que ataquen al peregrino. Llega asi a configurarse un principio de Derecho Internacional, que encontrará su expresión formal en la Pragmáticade Medina de 1434 y en la de Guadalupe de 1479.
Los derechos de los peregrinos se complementan, por tanto, con los derechos de los comerciantes, que estaban ya determinados en et Fuero de Jaca de 1063 (libertad personal, inviolabilidad de domicilio, aplicación de estatuto personal), Fuero que servirá de modelo a los de Logro/lo, Estalla, Puente la Reina, etc.
Esta nueva sociedad y economia del Camino dista mucho del orden cerrado de los albores medievales. No se trata de que la sociedad y la cultura económica burguesa sugieran del Camino de Santiago, pero en él se instaló y se desarrolló en una serie continua de matices y nuevas fórmulas .
En el siglo XI los comerciantes gallegos eran ya habituales en las ferias de la Campaña. En et siglo XIV existían en Brujas cofradías de comerciantes hispánicos, cuyo sello consistía en la Imagen del Apóstol Santiago.
Se trató, en definitiva, de una nueva y enérgica comunicación entre las gentes europeas como resultado de la cual se aceleró el renacimiento cultural de Europa. Se dispuso de más y nuevos productos (entre ellos productos artísticos y nuevos conocimientos). Se promovió una nueva clase social -la burguesía- más abierta y creadora que los tres estamentos iniciales; se dispuso, en fin, en y por el Camino, de nuevos usos jurídicos y de nuevos modelos de intercambio, frente a las primitivas fórmulas caritativas o de trueque que encontraron los primeros peregrinos. Sin ser, insistimos, una vía comercial, el Camino fue una via de cultura económica, en la que se apuntaba ya la filosofía mercantilista.
El comercio -tanto local como de larga distancia- , se orienta hacia las ciudades del Camino desde los más diversos puntos de Europa y, con seguridad, desde los territorios árabes. El artesanado (con predominio del textil) supone una utilización de nuevas, aunque todavía modestas, técnicas. Esta nueva clase generará las primeras revueltas de signo revolucionario en Europa.
A principios del siglo XII, en efecto, los artesanos y comerciantes de Sahagún y Santiago se rebelan contra las autoridades; los sucesos de Santiago de Compostela de 1117 marcan así el principio de una toma de conciencia frente a los privilegios señoriales y eclesiástico.
4. El Camino de Santiago como expresión de la unidad y diversidad cultural del orden europeo
La propia y peculiar circunstancia del Camino hace que en él, y por él, aparezcan una serie de expresiones, formas y símbolos culturales, que unas veces son de origen autóctono y otras consecuencias del trasiego de peregrinos.
Por ejemplo, el canto más antiguo, el del “Ultreya”, se considera de origen flamenco pero, a su vez, se formará un cancionero propio del Camino: romances y canciones de ciego, o canciones nostálgicas y referencias al Camino ya Compostela, baladas inglesas, canciones alemanas. Esta reminiscencia se extenderá en el tiempo y así, se mencionará, también, el Camino de Santiago en la Divina Comedia y -de modo indirecto- en el “Hamlet” de Shakespeare por cítar tan sólo los ejemplos de signo universal.
Nacen nuevas lenguas: el gallego, el castellano, el catalán. En Francia surgirán el normando, el picardo, la lengua d'Oc y el francien.
En las ciudades del Camino y por efecto, sobre todo, de la convivencia de los peregrinos entre sí y con los naturales del Camino, aparecen, a su vez, una rica variedad de expresiones artísticas, desde las más excelsas hasta las de una creatividad menor y cotidiana: musicales, danzas, autos sacramentales...
Es una cita tópica, la referida al “Codex Calixtinus”: Unos tocan cítaras, otros liras, otros tímpanos, otros flautas, caramillos, trompetas, arpas, violines, ruedas británicas o galas, otros acompañando con diversos instrumentos....
Esta referencia (recogida en casi todo los estudios sobre el Camino de Santiago) se supone que es un exceso de imaginación del Cronista, que no hizo sino describir el pórtico de la catedral de Civray. Sin embargo, tanto Civray como el Pórtico de la Gloria de Compostela (Arquivolta de los Ancianos) representaban un hecho cierto: la multitudinaria variedad del mundo del peregrinaje.
La peregrinación es en si misma, una forma de cultura, una cultura itinerante que encuentra en el Camino de Santiago su más importante expresión histórica.Es una cultura que -en cuanto itinerante- mira hacia el hombre y hacia la naturaleza.
El campo es frondoso, los ríos, los prados y los vergeles son allí excelentes, buena fruta, claros manantiales (descripción de Galicia, en el “Codex”).
Esta Cultura itinerante, surgida de las peregrinaciones, se proyectará también hacia dimensiones sorprendentes: los estamentos religiosos, encerrados en sus cenobios y monasterios, comienzan a abrirse al mundo exterior (ya se indicó que en 1099 se funda la primera Orden itínerante). En el siglo XII esta relígiosidad vagabunda chocará frontalmentecon el Pontifícado: los cátaros de Provenza, los valdenses de Lyon y los “humiliati” del norte de Italia (todos ellos en las vías a Compostela) serán condenados por la Iglesia Católica.
San francísco de Asís, un siglo después, entre 1213 y 1215, acude a Compostela. Documentan estaperegrinación San Buenaventura y el propio San Francisco en sus Florecillas . Se hospedó en casa del carbonero Cotolay y en una noche de oración se le reveló el futuro desarrollo y gloria de su Orden.
El sístema relígioso-cultural de la Edad Media se hace internacíonal y de una movilidad creciente en el Camino por excelencia.
Expresión última y lúdica, de esta inquietud y desasosiego , serán los goliardos: surgidos comomovimíento contra-cultural en el París del siglo XII, recorrerán los Caminos de Europa difundiendo una dura crítica intelectual contra el orden establecido (eclesiástico, nobiliario, campesíno y burgués) . No respetan la religión, la sociedad, ni los saberes institucionales. Alaban tan sólo el amor físico y el placer. Los goliardos recorrerán las vias francesas del Camino de Santíago y, aunque será un movimiento fugaz, senalan el sentido de la futura y general critica a unas formas culturales necesitadas ya de renovaciones profundas.
Toda esta diversidad de artes, modos de vida, interpretacionesdel mundo y del hombre, que están en raíz de la cultura europea, encuentran, como ha quedado demostrado, en la Ruta Jacobea su raiz unitaria. Pobreza y riqueza, racionalismo y antirracionalísmo, misticismo y vitalismo, arte y naturaleza, comprensión e incomprensión, comunicación y misterio, constituyen algunos de los modos culturales que desde el Camino de Santiago se extenderán por Europa.
Eugenio Mariñas Otero, en turismo.janium.net/
Notas:
(16) Dawson, C : Hacia la comprensión de Europa. Ed. esp. Madrid, 1953.
(17) Pirenne, H.: Historia económica y social de la Edad Media. Ed. esp. FCE, 1977.
(18) Fernández, M. y Freire, F.: Santiago, Jerusalén, Roma. Diario de una peregrinación. Santiago, 1880.
(19) Fernández Arenas, A.: «Los Caminos de Santiago. Barcelona, 1965.
(20) Castro, A.: Sobre el nombre y el quién de los españoles y Sánchez Albornoz C.: España , un enigma histórico.
(21) Le Goff, J.: La Baja Edad Media. Ed. Esp. Siglo XXI, 1971.
(22) Pirenne, H.: Mahoma y Carlomagno. Ed. esp. Madrid, 1979.
(23) Santlago-Otero, H.: Fe y cultura en la Edad Media. Madrid, CSIC. 1988.
(24) Le Goff, J.: ob. cit. págs. 201 y ss.
(25) Castroviejo, J. M .: “Galicia: guia espiritual de una tierra”. Madrid, 1960.
(26) Menéndez Pidal. R.: “Poesía juglaresca y juglares”. Madrid. 1929.
(27) Domínguez, M.: “El paso honroso de D. Suero de Quiñones”. León, 1934.
(28) Postan. M. M. y Habakkut, H. J.: “The Cambridge Economie History of Europe”, Vol. II (1953) y III (1963).
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