Vicario Regional de la prelatura del Opus Dei
Entrevista hecha por Iván Vargas
Periódico La Razón, 9-I-2002
Desde hoy, y hasta el 9 de enero del 2003, el Opus Dei celebra el centenario del nacimiento de su fundador. Por este motivo, el consiliario de la prelatura en España, monseñor Gutiérrez recuerda las enseñanzas del beato Escrivá sobre la santidad en la vida cotidiana.
Con motivo del centenario del nacimiento del beato Josemaría Escrivá de Balaguer, diversas instituciones y entidades de todo el mundo han organizado para este año distintas actividades y celebraciones en torno a la figura del fundador del Opus Dei. Monseñor Tomás Gutiérrez, Vicario Regional de la prelatura, explica en una entrevista concedida a nuestro periódico en qué consistió la vida y el mensaje de este sacerdote tan conocido en España, tanto por sus escritos como por su obra.
--¿Cómo definiría al fundador del Opus Dei?
-Él se autodefinía así: «Soy un pobre pecador que amo con locura a Jesucristo». Le conocí en 1949 y me pareció un hombre de unas excepcionales virtudes humanas, sencillo, humilde y al mismo tiempo «zarandeado por el espíritu»; un sacerdote santo que tenía grabada a fuego en su alma la misión divina que Dios le había confiado: difundir por el mundo la llamada universal a la santidad, en el trabajo y la vida ordinaria.
Desde el punto de vista eclesial fue uno de los grandes precursores del Vaticano II, con un hondo sentido de comunión y amor a la Iglesia y al Papa. Su personalidad se puede definir desde muchos ángulos; yo, que tuve la dicha de vivir algunos años a su lado, resaltaría que fue un padre entrañable. «El Padre»... es la única palabra que se puso en su tumba cuando falleció.
Le llamaron loco
--¿Cuáles son los rasgos del mensaje de monseñor Escrivá?
-El fundamental, es que todos estamos llamados a la santidad, al redescubrimiento de la vida ordinaria como lugar de encuentro con Cristo. Por creer que tanto el vendedor de helados, como el bancario, podían y debían ser santos le habían llamado loco. El beato, explicando el hecho decía: esto lo ha recogido el último Concilio, pero en aquella época -1928- no le cabía a nadie en la cabeza. Era lógico que pensaran que estaba «loco». Considero esencial en él la coherencia entre fe y vida; el sentido de la filiación divina, que lleva a tratar a Dios como lo que es, como nuestro Padre.
--¿Cuál es la originalidad del beato Josemaría?
-La originalidad del beato Josemaría es, quizá, la de no ser original. Tenía un carisma singular: el carisma de la normalidad; lógico en un sacerdote que difundió la santidad en la vida corriente.
--¿Qué otras características podría señalar de su mensaje?
-La presentación de la fe y de la moral cristiana como algo cordial, humano, entrañable. «Dios nos quiere muy humanos -decía- la verdadera virtud no es triste ni antipática sino amablemente alegre».
--Pero en algo debía manifestarse su santidad...
-En su forma de vivir la vida ordinaria de forma extraordinaria. Su afán por encontrar a Dios en todo, con sencillez. Su santidad está entretejida con anécdotas muy cotidianas, con detalles de su constante lucha en lo pequeño, que sabía hacer grande por el amor de Dios que ponía: la lucha alegre contra sus defectos, su constante recomenzar con amor.
--¿Qué significa para el Opus Dei recordar al beato Escrivá?
-Un hombre que nos enseñó que la santidad es un ideal hacedero, que nos quería con toda su alma, que nos agradecía cualquier detalle y nos pedía perdón humildemente cuando se equivocaba; y evocar la vía por la que Dios nos hizo ver la voluntad para cada uno de nosotros.
España y el Opus Dei
--¿Cuál es la realidad del Opus Dei en el contexto español?
-Es «una partecita de la Iglesia» como él decía, que actualmente cuenta con treinta y un mil fieles. Creo que es una comunidad viva que busca, en la comunión con los pastores y los fieles, la vivificación cristiana de la sociedad española.
--¿Qué repercusión puede tener la canonización del beato?
-Espero que sirva para la conversión de miles de almas, y para que muchos jóvenes decidan entregarse al Señor allí donde Él los llame. Me uno al deseo del prelado Echevarría, y pido al beato el milagro de la paz en el mundo: el fin del terrorismo y de la guerra.
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