Deseamos poner a disposición de quienes estén interesados en el conocimiento de las virtudes, ensayos, artículos y estudios que puedan servir como material de trabajo y reflexión, y abrir un marco de colaboración para todos aquellos que deseen participar en un diálogo interdisciplinar sobre una cuestión de tanta trascendencia para la vida moral de la persona y de la sociedad. Coordina: Tomás Trigo, Facultad de Teología de la Universidad de Navarra. Contacto Tomás Trigo
Próxima la celebración de los dos años del pontificado de Francisco, mañana 13 de marzo, La Cárcova, revista de una villa de emergencia argentina, entrevistó al Papa.
Les ofrecemos el texto completo de la misma, a cargo de Alver Metalli.
Usted habla mucho de periferia. Es una palabra que usa muchas veces. ¿En qué piensa cuando habla de periferias? ¿En nosotros, en la gente de la villa?
Cuando hablo de periferia hablo de límites. Normalmente nosotros nos movemos en espacios que de alguna manera controlamos. Ése es el centro. Pero a medida que vamos saliendo del centro vamos descubriendo más cosas. Y cuando miramos el centro desde esas nuevas cosas que descubrimos, desde nuestras nuevas posiciones, desde esa periferia, vemos que la realidad es distinta.
Una cosa es ver la realidad desde el centro y otra cosa es verla desde el último lugar a donde vos llegaste. Un ejemplo. Europa, vista desde Madrid en el siglo XVI era una cosa, pero cuando Magallanes llega al fin del continente americano y mira Europa, desde ahí entiende otra cosa.
La realidad se ve mejor desde la periferia que desde el centro. También la realidad de una persona, de las periferias existenciales e incluso la realidad del pensamiento. Vos podés tener un pensamiento muy armado, pero cuando te confrontás con alguien que está fuera de ese pensamiento de alguna manera tenés que buscar las razones del tuyo, empezás a discutir, te enriquecés desde la periferia del pensamiento del otro.
Usted conoce nuestros problemas. La droga avanza y no se detiene, entra en las villas y ataca a nuestros jóvenes. ¿Quién tiene que defendernos? ¿Y nosotros, cómo podemos defendernos?
Es verdad, avanza y no se detiene. Hay países que ya son esclavos de la droga y nos preocupa. Lo que más me preocupa es el triunfalismo de los traficantes. Esta gente ya canta victoria, han vencido, han triunfado. Y eso es una realidad. Hay países o zonas donde todo está bajo el dominio de la droga. Con respecto a Argentina, puedo decir sólo esto: hace 25 años era un lugar de paso de la droga, hoy en día se consume. Y no tengo la certeza, pero creo que también se fabrica.
¿Qué es lo más importante que debemos darle a nuestros hijos?
La pertenencia, la pertenencia a un hogar. La pertenencia se da con amor, con cariño, con tiempo, llevándolos de la mano, escuchándolos, jugando con ellos, dándoles lo que necesitan en cada momento para su crecimiento. Sobre todo dándoles lugar para que se expresen. Si vos no jugás con tus hijos, les estás privando de la dimensión de la gratuidad. Si vos no le das lugar para que él diga lo que siente y pueda incluso hasta discutir con vos, porque se siente libre, no lo estás dejando crecer. Pero lo más importante es la fe. A mí me duele mucho cuando encuentro chicos que no saben hacerse la señal de la cruz. A esos chicos no les ha llegado lo más importante que un padre y una madre les pueden dar: la fe.
Usted cree que siempre existe la posibilidad de un cambio, tanto en situaciones difíciles de personas que han sido muy probadas por la vida, como en situaciones sociales o internacionales que son causa de grandes sufrimientos para la población. ¿De dónde saca ese optimismo, incluso cuando habría que desesperarse?
Toda persona puede cambiar, incluso las muy probadas. Yo conozco gente que estaba tirada en la existencia de su vida, y hoy día se han casado, tienen su hogar. Esto no es optimismo, esto es certeza en dos cosas. Primero, en el hombre, en la persona. La persona es imagen de Dios, y Dios no desprecia su imagen, siempre la rescata de alguna manera. Y segundo en la fuerza del mismo Espíritu Santo, que va cambiando la conciencia.
No es optimismo, es fe en la persona, porque es hija de Dios. Dios no abandona a sus hijos. Me gusta repetir la frase que nosotros, los hijos de Dios, metemos la pata a cada rato, nos equivocamos, pecamos, pero cuando pedimos perdón, Él siempre nos perdona. No se cansa de perdonar. Somos nosotros que, cuando nos creemos importantes, nos cansamos de pedir perdón.
¿Cómo se puede llegar a estar seguros y ser constantes en la fe? Quiero decir: uno vive altos y bajos, en algunos momentos es consciente de la presencia de Dios, de que Dios es un compañero de camino, pero en otros, uno se olvida de eso y se porta como si Dios no existiera. ¿Se puede alcanzar una estabilidad en un tema como el de la fe?
Sí, hay altos y bajos. En algunos momentos somos conscientes de la presencia de Dios, otras veces nos olvidamos de eso. La Biblia dice: la vida del hombre, de la persona sobre la tierra es una milicia. Es decir que tenés que estar en paz y luchando. Preparado para no desfallecer, no bajar la guardia, y por otro lado gozando de todas las cosas hermosas que te da Dios en la vida. Es decir, hay que esta alerta. No ser derrotista, no ser pesimista.
¿Cómo ser constante en la fe? Si no te negás a sentirla, la vas a sentir muy cerca, la vas a encontrar en tu corazón. Otro día puede ser que no sientas nada. Y sin embargo la fe está, ¿no?
Es necesario acostumbrarse a que la fe no es un sentimiento. A veces el Señor nos da la gracia de sentirla, pero la fe es algo más. La fe es mi relación con Jesucristo, yo creo que Él me salvó. Ése es el punto justo de la fe. Andá buscando vos los momentos de tu vida en los que te encontrabas mal, donde andabas perdido, donde no la pegabas, y observá cómo Cristo te salvó.
Abrazate a eso, ésa es la raíz de tu fe. Cuando te olvidás, cuando no sentís nada, abrazate a eso, porque ésa es la base de tu fe. Y siempre con el Evangelio en la mano. Llevate un Evangelio chiquito en el bolsillo. Tenelo en tu casa. Esta es la Palabra de Dios. Ahí se alimenta la fe. Después de todo la fe es un regalo, no es una actitud psicológica. Y si te hacen un regalo tenés que recibirlo ¿no? Recibí, entonces, el regalo del Evangelio y leélo. Leélo y escuchá la Palabra de Dios.
Su vida ha sido intensa, rica. Nosotros también queremos vivir una vida plena, intensa. ¿Cómo se hace para no vivir inútilmente? ¿Y cómo puede saber uno que no vive inútilmente?
Bueno, yo viví mucho inútilmente, ¿eh? No fue tan intensa y tan rica. Yo soy un pecador como cualquiera. Pasa que, simplemente, el Señor me hace hacer cosas que se ven, pero cuántas veces hay gente que no se ve, ¡y el bien que hacen! La intensidad no es directamente proporcional a lo que la gente ve. La intensidad se vive por dentro.
Y se vive alimentando la misma fe. ¿Cómo? Haciendo obras de fecundidad, obras de amor para el bien de la gente. Quizás el peor pecado contra el amor sea renegar de una persona. Hay una persona que te ama, y vos renegás de ella haciendo como que no la conocés. Te está amando y vos renegás de ella. El que más nos ama es Dios. Renegar de Dios es uno de los peores pecados que hay. San Pedro cometió ese pecado, renegó de Jesucristo… ¡y lo hicieron Papa! ¿Entonces qué me queda para mí? Así que no… ¡Adelante!
¿Usted tiene cerca a personas que no están de acuerdo con usted?
Sí, por supuesto.
¿Cómo se comporta con ellas?
A mí nunca me fue mal con escuchar a las personas. Cada vez que las escucho, siempre me va bien. Las veces que no las escuché me fue mal. Porque aunque no estés de acuerdo, siempre, siempre te van a dar algo o te van a poner en una situación en la cual vos tenés que repensar tus cosas. Y eso te enriquece. Es la manera de comportarse con los que no estamos de acuerdo. Ahora, si yo no estoy de acuerdo con aquel y dejo de saludarlo, le cierro la puerta en la cara o no le dejo hablar, no le pregunto nada, es evidente que me anulo a mí mismo. Esta es la riqueza del diálogo. Dialogando, escuchando, uno se enriquece.
La moda de hoy empuja a los jóvenes hacia las relaciones virtuales. En la villa también pasa eso. ¿Cómo se puede hacer para que salgan de su mundo de fantasía y ayudarlos a vivir la realidad y las relaciones verdaderas?
Yo distinguiría entre el mundo de la fantasía y las relaciones virtuales. A veces las relaciones virtuales no son de fantasía, son concretas, son de cosas reales y muy concretas. Pero evidentemente lo deseable es la relación no virtual, es decir la relación física, afectiva, la relación en el tiempo y en el contacto con las personas.
Y creo que el peligro que nosotros corremos ahora es el de tener una capacidad de información muy grande, de poder movernos virtualmente dentro de toda una serie de cosas que nos puede llevar a convertirnos en jóvenes-museo. Un joven-museo está muy bien informado, ¿pero qué hace con todo lo que tiene? La manera de ser fecundo en la vida no pasa por acumular información o mantener solamente comunicaciones virtuales sino por cambiar lo concreto de la existencia. En última instancia quiere decir amar.
Vos podés amar a otra persona, pero si no le estrechás la mano, no le das un abrazo, no es amor; si amás a alguien como para casarte, es decir con el deseo de entregarte completamente, y no le abrazas, no le das un beso, no es verdadero amor. El amor virtual no existe. Existe la declaración de amor virtual, pero el verdadero amor prevee el contacto físico, concreto.
Vayamos a lo esencial de la vida. Y lo esencial es eso. Entonces, no jóvenes-museo que solamente estén informados de las cosas virtualmente, sino jóvenes que sientan y que con sus propias manos −acá está lo concreto− lleven adelante su vida. Me gusta hablar de los tres lenguajes: el lenguaje de la cabeza, el lenguaje del corazón y el lenguaje de las manos. Tiene que haber armonía entre los tres. De tal manera que vos pienses lo que sentís y lo que hacés, sientas lo que pensás y lo que hacés, y hagas lo que sentís y lo que pensás. Eso es lo concreto. Quedarte solamente en el plano de lo virtual es como vivir en una cabeza sin cuerpo.
¿Hay algo que quiera sugerirle a los gobernantes argentinos en un año de elecciones?
Primero, una plataforma electoral clara. Que cada uno diga: nosotros, si somos gobierno, vamos a hacer “esto”. Bien concreto. La plataforma electoral es muy sana, y ayuda a la gente a ver lo que piensa cada uno. En una de las elecciones de hace muchos años, hubo una anécdota importante sobre lo que hicieron unos periodistas vivos.
Más o menos a la misma hora se encontraron con tres candidatos. No recuerdo si eran candidatos a diputados o a intendentes. Y le preguntaron a cada uno: ¿qué piensa usted sobre tal cosa? Cada uno dió su propia respuesta, y a uno de ellos un periodista le dijo: “pero lo que usted piensa no es lo mismo que lo que piensa el Partido que usted representa. Vea la plataforma electoral de su Partido…”. A veces los mismos candidatos no conocen la plataforma electoral. Un candidato tiene que presentarse a la sociedad con una plataforma electoral clara, bien estudiada, diciendo explícitamente: “Si yo salgo elegido diputado, intendente, gobernador, voy a hacer “esto”, porque pienso que “esto” es lo que hay que hacer”.
Segundo, honestidad en la presentación de la propia postura. Y tercero −es una de las cosas que tenemos que lograr, ojalá la podamos lograr− una campaña electoral de tipo gratuito, no financiada. Porque en las financiaciones de las campañas electorales entran muchos intereses que después “te pasan factura”. Entonces, hay que ser independientes de cualquiera que me pueda financiar una campaña electoral. Es un ideal, evidentemente, porque siempre hace falta dinero para los afiches, para la televisión. Pero en todo caso que la financiación sea pública. De este modo yo, ciudadano, sé que financio a este candidato con esta determinada cantidad de dinero. Que sea todo transparente y limpio.
¿Cuándo viene a la Argentina?
En principio, en el ’16, pero todavía no hay nada seguro porque hay que armar con otros viajes, con otros países.
Escuchamos por televisión noticias que nos duelen, que hay fanáticos que lo quieren matar. ¿No tiene miedo? Y nosotros que lo queremos, ¿qué podemos hacer?
Mirá, la vida está en manos de Dios. Yo le dije al Señor: Vos cuidame. Pero si tu voluntad es que yo me muera o que me hagan algo, te pido un solo favor: que no me duela. Porque yo soy muy cobarde para el dolor físico.
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