Pasan los meses. Don Josemaría se traslada a Madrid. El Arzobispo de Zaragoza le da permiso para completar allí sus estudios.
Es el 2 de octubre de 1928, la fiesta de los santos ángeles Custodios. Don Josemaría está haciendo un retiro espiritual. Después de celebrar la Santa Misa se retira a su cuarto, donde continúa su oración. Se acerca el momento, elegido por Dios, para descubrirle lo que quiere de él. Durante años don Josemaría ha rezado mucho y ha hecho grandes sacrificios para saberlo. Ahora su coraron está preparado para recibir un gran regalo de Dios a los hombres.
Dios le hizo ver, con toda claridad, lo que quería: QUE RECUERDE A TODOS LOS HOMBRES QUE DEBEN SEN SANTOS.
Dios mismo le enseña un modo: hacer siempre bien el trabajo —con amor a Dios y a los hombres— y acercar al Señor a todos, ya que todos son hijos de Dios y él los ama.
Don Josemaría escucha unas campanas que suenan alegres aquel día de fiesta. Son de la parroquia de Nuestra Señora de los ángeles. Ha nacido la Obra de Dios o, en latín, el Opus Dei, porque no es cosa suya, sino de Dios.
Desde ese momento, don Josemaría sólo piensa en realizar la Obra. Es la gran misión que Dios le ha confiado. él será elprimero en hacer el Opus Dei, pero tiene que enseñar a otros, pues él solo no puede. Necesita la ayuda del Cielo. Y continúa rezando al Señor y ofreciéndole sus sacrificios y dolores.
Dios, como un Padre, le va mostrando con cariño lo que tiene que hacer. Al principio, don Josemaría piensa que sólo habría hombres en el Opus Dei. El 14 de febrero, de 1930, sin embargo, Dios le hace comprender que también ha de haber mujeres en la Obra.
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