Queda poco tiempo para que Josemaría sea sacerdote. Inesperadamente, una mañana el Rector del Seminario le dice:
—Ha llegado este telegrama para ti desde Logroño.
Josemaría lo abre con rapidez y lee que su padre está gravemente enfermo. En la estación de Logroño le espera un compañero de trabajo de su padre.
Caminan deprisa. Cerca de casa le cuenta a don Josemaría que su padre ya ha muerto.
Siente un profundo dolor. En casa, abraza a su madre y a su hermana. Se acerca a su padre, se arrodilla y reza por él.
Le cuentan que don José se sintió mal cuando marchaba para el trabajo. Se apoyó sobre el marco de la puerta de la habitación y cayó al suelo. Lo colocaron sobre la cama y llamaron al médico...
Josemaría siente una gran tristeza. Dos lágrimas resbalan por sus mejillas. Después de quedarse unos días acompañando a su madre y hermanos, Josemaría regresa al seminario. Una vez terminadas las fiestas de Navidad, su familia va a vivir con él en Zaragoza.
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