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Reseña:
Año de producción: 2009
País: Alemania, Francia
Dirección: Margarethe von Trotta
Intérpretes: Barbara Sukowa, Heino Ferch, Hannah Herzsprung, Gerald Alexander Held, Lena Stolze, Sunnyi Melles, Paula Kalenberg, Mareile Blendl
Guión: Margarethe von Trotta
Música: Christian Heyne, Hildegard von Bingen
Fotografía: Axel Block
Distribuye en Cine: Karma Films
Duración: 110 min.
Género: Biográfico, Histórico, Drama
Una mujer de armas tomar
La realizadora Margarethe Von Trotta dirige un interesante biopic sobre la carismática monja y mística alemana.
En su última película, Von Trotta aborda la vida de Hildegard von Bingen, una monja también alemana que, desde niña, tiene visiones en las que Dios le pide que transmita sus mensajes. Hildegard fue una mujer adelantada a su tiempo, con un papel muy importante en la Iglesia y en la sociedad medieval. Tenía conocimientos de medicina natural, fue una prestigiosa compositora de música, no temió afrontar algunas reformas como abadesa de su convento y mantuvo correspondencia con los grandes mandatarios de la época.
Interesantísimo biopic de la beata Hildegard Von Bingen, una mujer de armas tomar, que trató a Papas, obispos y al emperador Barbarroja, menos conocida que otras santas como Teresa de Jesús y Catalina de Siena. Von Trotta acierta en primer lugar trasladándonos verdaderamente a la Edad Media, época de sombras pero también de luces.
Hay un esfuerzo de rigor histórico, de no ofrecer visiones -nunca mejor dicho- de hechos y costumbres, sesgadas por prejuicios contemporáneos: la idea es la objetividad de lo acontecido, y ahí están mostradas las tremendas prácticas penitenciales -tan alejadas de la actual sensibilidad- y las miserias de hombres y mujeres de Iglesia, pero también la alegría de la vida conventual, el deseo de agradar a Dios, y yendo al caso de Hildegard, el tremendo empuje de esta mujer que convertida en abadesa, funda un convento contrariando la egoísta opinión de Kuno, y escribe sus visiones, tratados de teología, medicina y música, obras poéticas y de teatro de contenido moralizante, e incluso aborda la moral sexual sin pelos en la lengua.
Von Trotta muestra las preferencias de Hildegard por trabajar ascéticamente el alma, antes que castigar duramente al cuerpo, y lo hace con trazos delicados, sin caricaturas que descalifican sin más a los que piensan diferente. Por otro lado sorprende la humanidad de los personajes, son creíbles porque arrastran virtudes y defectos.
Hay escenas de gran belleza, en que tiene gran importancia la música, por ese talento de la polifacética Hildegard. El reparto funciona a la perfección. La narración requiere unos conocimientos sobre la espiritualidad en la Edad Media y la vida monástica que no todo el público posee (Decine21 / Almudí JD) LEER MÁS